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- ¡Taran!- El mocoso había gritado mostrando el dibujo inentendible que tenia en sus manos

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- ¡Taran!- El mocoso había gritado mostrando el dibujo inentendible que tenia en sus manos.- ¿Te gusta, Suku?

Perfectamente se podría describir como unos garabatos en desorden de diferentes colores que abarcaban la mayor parte del pergamino.

Estaba por decir que no, pero sus tiernos ojos y esa encantadora sonrisa evitaron que salga de mis labios alguna negativa.

- Si, esta muy bonito pero, ¿Qué sale ahí?

- ¡Como tan tonto, Suku!, obviamente en medio estoy yo, a mi lado derecho estas tú y al lado izquierdo esta Uraume-san.- Menciono como si fuera la cosa mas obvia del mundo, sin pensar realmente que solo habían líneas disparadas al azar y de diferentes colores.

Me lo dejo en mis manos y sin saber mucho que hacer con el, lo deje pegado en un pergamino en banco para luego ser colgado desde el techo.

- ¡Ahí se ve muy bien!, ¿puedo invitar a Junpei a comer?

- No.

- ¡¿Eh?!, pero si ya lo conoces.

- Nunca invites al diablo a comer, quien sabe que planes malignos traen encima esos hechiceros.

- Pero Junpei es un Ángel, hay que cuidarlo.- Hablo con un voz soñadora, y podía jurar que de sus ojos salían pequeños brillos.

¡Ja!, yo no le dio mas de cinco años. Si su maestro es Satoru, entonces está ligado a una vida de desgracia.

¿Debería de ser sincero con el mocoso?

Na, mejor que disfrute, por ahora.

- Por favor, Suku, y prometo hacerte un corona de las flores que te gustan.

Diablos, el mocoso es demasiado vergonzoso, agradezco que Uraume no estuviera cerca, o me molestaría hasta los fines de las tierras.

- Yuji-kun, ¿que quieres ser cuando crezcas?- Pregunto el hechicero de mierda en la mesa mientras ellos comían unos dulces que hizo Uraume, el mocoso lo pensó unos momentos, para después sonreír y mencionar con emoción

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- Yuji-kun, ¿que quieres ser cuando crezcas?- Pregunto el hechicero de mierda en la mesa mientras ellos comían unos dulces que hizo Uraume, el mocoso lo pensó unos momentos, para después sonreír y mencionar con emoción.

- ¡Quiero ser una maldición!

¡Puf!

La cara de asombro del bastardo de Satoru y el mocoso de Junpei fue de asombro total.

- Pero, Yuji-kun, las maldiciones son malas, se deben exterminar y yo no quiero que mueras.- Hablo lento intentando de cambiar de parecer al mocoso.- En cambio si eres hechicero podrás tener mas beneficios.

- Pero moriré de igual modo.- Soltó con un puchero.- Nadie asegura mi vida.

- Pero hay mas niños de tu edad, podrás jugar con ellos, si decides ser hechicero, vivirás en un bonito lugar y podrás salir sin miedo.

- ¿Hay sandia?

- ¡Claro que si!, y podrás comer todas las que quieras.

- Mientes, Suku me dijo que las sandias salen en verano.

Y ahí no aguante la risa, diablos, si esto iba a ser una comida con estos hechiceros entonces los invitaría mas seguido, así me hacen reír un buen rato. Después de unos minutos, donde ambos aprendices de chamanes me miraban mal, paré mi risa y mi semblante serio volvió.

- Yuji no se irá de aquí, es nuestro destino.

- Pero una maldición y un humano no se llevan, además los Itadori fueron primero con nosotros...

- ¿Entonces porque lo rechazaron?

- ¡¿Conociste a mis padres?!- Pregunto de la nada.

- Claro que si, ellos querían que te quedaras con nosotros.

- Pero Suku me dijo que mi madre no era ella, y que mas bien fui un experimento...- Divago. En la vida de Yuji siempre fui muy honesto, y le contestaba con la verdad todo lo que me preguntara, sin embargo, jamas negué que su abuelo era verdaderamente quien amaba y protegía al mocoso hasta el último día de su vida.

Que evitaran a los hechiceros por razones obvias era entendible, si entregaban al bebé a lo chamanes, lo más normal y, según las normas, el mocoso debería de ser sacrificado por el solo hecho de ser mitad maldición, Omega y, además, de portar la marca maldita.

Todo una catástrofe.

- ¿Y piensas que el Rey de las Maldiciones te querría?

- Si, Suku me ama, me lo deja en claro cuando me cuida y me regala las cosas que quiero.- Sonrio.- Quiero crecer para poder ser como él.

Mocoso...

¡¿Por qué eres tan lindo?!

Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora