Había despertado en un lugar plano y grande, estaba rodeado de las flores arañas que los aldeanos colocaban en algunas tumbas para sus familiares. Me encontraba totalmente solo, no estaban Yuji ni mucho menos Uraume.
El aire se sentía pesado y un leve aroma a sangre se podía percibir.
A lo lejos podía ver el típico jardín que le tenía a Yuji cuando era más pequeño. Ahí estaba sus cultivos, algunas flores y pequeñas casas para los pájaros.
Me acerque al lugar y divisé una figura a lo lejos.
Un pequeño Yuji se me acerco a mi con un rostro de preocupación mientras me mostraba un pájaro herido.
- Mira Suku, ¿Podemos ayudarlo?- Pregunto el pequeño.
- Pero soy una maldición, Yuji. Yo solo mato.
- Ayudas a los aldeanos con sus comidas, además, para mi eres un gran héroe.- Me mostro una agradable sonrisa y tomo una de mis manos.
Lo seguí sin duda alguna.
Extrañaba estaba sensación, y deseaba con todas mis fuerzas volver en esos tiempos, aún si solo estaban en mi memoria.
La mano de Yuji ya no la podía sentir, mire en su dirección y no había nada, rápidamente miré delante de mi, podía oler el fuego y los gritos de ayuda de los aldeanos eran fuertes.
Frente a mi la aldea estaba en llamas.
Recuerdo perfectamente esto. Yo la había incendiado por haber ofendido tras un comentario de uno de ellos, queme todo a mi paso, nadie iba a quedar vivo, eso hasta que escuché un llanto que me llamaba.
Me acerque a la cabaña donde escuchaba los terribles lloriqueos y vi a un bebé.
Era Yuji, pero recién nacido, no había nadie en casa, fue como si tras el fuego ellos hubieran escapado. Mire al bebé, una parte de mi lo quería ver quemado, pero los pequeños hilos que tiraban de mi decían que lo cuidara como si fuera mi vida.
Lo tome en mis brazos, era muy pequeño y fácilmente podría explotar su cabeza como si fuese una uva, pero su tierna risa me detuvo.
Creo que me lo llevare a casa.
Mi mente se desconecto con mi territorio, sentía como mi cuerpo era desprendido por la lanza, seguido de eso vinieron los golpes a mi cara.
Quien quiera que fuera se ha ganado una paliza. ¡Nadie toca mi cara!
- ¡Por una maldición, despierta!- Escuche la voz del chico Fushiguro.
Intente de abrir mis ojos, pero parecía que no quería.
- Si no lo haces me vas a obligar a hacer algo que no quieres.- Bah, ¿que puede ser tan malo?, ya me apuñalaron.- Te lo advertí.
Sentí como su pequeño cuerpo se subió sobre mi, sus piernas estaban en cada lado, luego sus manos tomaron mis mejillas y sus labios se juntaron con los míos en un suave beso.
Mi cuerpo reacciono de inmediato, mis manos empujaron al pequeño cuerpo de Fushiguro fuera de mi alcance y mis ojos se abrieron.
- ¡¿Pero que hacías niño?!
- ¡Tu no reaccionabas, te he apuñalado cinco veces, pero tú maldito te curabas al instante!
- ¿Y era necesario el beso?
- Era lo único que faltaba.- Murmuró mirando hacia otro lado.
Lo mire fijamente, un pequeño sonrojo apareció en sus majillas extendiéndose hasta sus orejas.
Esto estaba mal, Fushiguro sabía mi lazo con Yuji, estábamos esperando un hijo y él es un Alfa, así que no se puede y nunca se podrá.
Mire al mi alrededor mientras me ponía de pie, la casa principal parecía estar igual, pero no podía sentir nada.
- ¿Donde esta Yuji?- Pregunte al peli negro.
- Uraume-san se lo llevo hace cinco días, a mi me dejó amarrado en el poste con sellos malditos y a Choso no lo he visto.
- ¿Sabes en que dirección?- Pregunte mientras tomaba mi lanza y amarrada el kimono.
Ugh, tendré que conseguir otro, este estaba lleno de agujeros y de sangre.
- No, pero Uraume-san había mencionado a un tal Mahito y que podrían ayudarlo.
¿Que?
Esa desgraciada.
Esa maldita traidora.
Lo juro, si algo le pasa a Yuji o a mi bebé, lo pagaran con su vida.
- Niño, prepara un carro, iremos a por esa hija de puta.
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Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔
FanfictionCuando conoces al Omega que está destinado para ti, lo menos que quieres es separarte un solo centímetro de él. El rey de las maldiciones Sukuna, conoció a lo que sería su destinado en un tierno bebé. Y lo único que desea es que crezca y cumpla la m...