XXVII

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Fushiguro estaba manejando el carro, yo estaba en la parte de atrás acostado y fumando

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Fushiguro estaba manejando el carro, yo estaba en la parte de atrás acostado y fumando. Me encontraba estresado y algo preocupado. Obviamente mi mente estaba inundada de la salud de mi Omega, pero ahora otro tema mandaban mis pensamientos.

¿Dónde diablos la voy a meter cuando venga mi celo?

Obviamente Fushiguro esta fuera de esto, ugh, no gracias.

Yuji no estaba y si lo encontramos antes de que comience la etapa de calor, no podre meterla por culpa del bebé. Así que, aun que no me guste mucho, tendré que recurrir a mis principios, mi mano.

Dios, he caído bajo.

- ¿No te hace mal fumar a cada rato?- Preguntó el chico. Algo muy tonto en verdad, considerando que soy inmortal, algo de humo en mis pulmones no me hace daño.

- Tu ten la vista al frente, que podrías chocar y yo no salvo a roba Alfas.

- ¡Fue un accidente!

- Aja, por accidentes tus labios acabaron con los míos. Es como decir que por accidente embarace a Yuji.- Mencione simple.

Aunque la culpa fue de él por ser tan caliente.

- ¿De verdad piensas que fue un accidente?, lo de tu bebé digo.

Suspire, ¿acaso no sabe lo que es sarcasmo?

- Por supuesto que no. Lo que mas anhelaba era un cachorro con la persona que amo.- Mencione.- Cuando pases toda una vida sin compañía quizás lo entiendas.

- Pero solo tengo una vida.

- Con mayor razón. Búscate a un buen Omega y ten bebes, cuando seas mayor agradecerás tener a alguien dependiendo de ti.

- ¿Y si no me gustan los Omegas?- Susurro.

Ah.

- Niño, no jodas ahora con tu cursilería, mejor ve al frente que nos harás chocar.

Dios, si este es mi castigo por matar a tanta gente, al menos debiste haberlo hecho Omega.

Dios, si este es mi castigo por matar a tanta gente, al menos debiste haberlo hecho Omega

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- ¿Aquí es?- Preguntó mirando la gran casa casi destruida. Todo el lugar apestaba a energía maldita y al aroma de Yuji.

- Si, pero esta muy silencioso. Mantente atento, no sabemos que nos aguarda.- Tome mi lanza fuertemente y nos adentramos al lugar.

A primera vista no podía sentir ni escuchar nada, aun así el aroma de Yuji estaba presente. Caminamos hasta atrás de la casa, todo parecía que un huracán había pasado, todo estaba en pedazos, habían pilares, cuerpos humanos y mucha sangre.

Ninguno de ellos era mi Omega, y justo en medio de los cadáveres estaba el chico Junpei.

- ¿Niño?- Pregunte mirando al mocoso hechicero amigo de Yuji.

- R-Ryomen-san, yo...- Tartamudeo soltando el arma y mirando con miedo.

- ¿Qué diablos haces aquí?- Avance con cuidado apuntando mi arma a él.

- Y-yo...

- Oh, Sukuna-sama, que gusto verlo aquí, y yo que pensaba que se había rehusado de mi petición.- Desde una de las puertas de la casa apareció la maldición peli celeste.

- ¿Dónde esta Yuji?- Amenace con mi lanza.

- Oh, eso, quizás se tropezó en las escaleras. Ya sabes lo idiota que son los Omegas.

Tras decir eso Junpei se sobresalto, quizás temiendo que eso sea real y que yo desate mi furia.

- ¿Qué tiene que ver él en esto?- Pregunte refiriéndome esta vez al mocoso.

- Oh, ¿no te lo dije?, él es mi aprendiz, le dio el golpe final a tu Omega.

- Imposible.- Masculle entre dientes. El aroma de Yuji aun estaba y si es verdad lo que este desgraciado dice yo lo hubiera sentido.

- Nada es imposible.

Obviamente esta diciendo mentiras.

- R-Ryomen-san, Y-Yuji no est...¡Ugh!- El peli celeste tomo con fuerza el cuello del niño impidiendo que le siguiera hablando.

- Cállate, niño que los muertos no hablan.- Lo tiro al suelo y antes de que me acercara él lo transformo en una mutación de maldición, lo lamentos que soltaba al escuchar crujir sus huesos eran desgarradores. Todo esto llego a un punto donde él pedía a gritos su propia muerte.

- ¿Te consideras verdugo de las personas?, ¿crees que es gracioso estar matando a la mitad de la gente solo por que si?

- Solo lo hago por el bien, ¿no crees que las maldiciones deberían de reinar en el mundo?, ¿no seria todo mas perfecto así?

- Los humanos dan gracia a este mundo, es su verdadera esencia.- Mencione tranquilo intentando de acercarme y evitar la muerte del amigo de mi Omega.- Nosotros no somos verdugos de nadie.

- Entonces dime, si la vida de tu Omega estuviera en tus manos, ¡¿escogerías?!, dime, ¿elegirías matar a un inocente por sobre Yuji?

Y acabo con la vida del Omega.

- ¿Quién es el verdugo ahora, Sukuna-sama?

Diablos, ¿mal momento para que llegue mi celo?

Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora