XXXI

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Estábamos caminando hacia la feria libre del pueblo, a Yuji se le ocurrió la idea de comprar nosotros los vegetales y no mandar a Fushiguro

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Estábamos caminando hacia la feria libre del pueblo, a Yuji se le ocurrió la idea de comprar nosotros los vegetales y no mandar a Fushiguro.

Ósea que estábamos haciendo el trabajo del sirviente.

Eso me deprimió, pude haberme quedado en casa durmiendo, pero a mi Omega embarazado de ocho meses le parecía mucha flojera que yo estuviera ahí, sin hacer nada.

Por el camino no hemos detenido unas cuantas veces para saludar a las personas. En el pueblo era muy famoso y las pocas veces que podía transitar siempre causaba furor, en mis mejores sueños podía imaginarme como las mujeres y demás Omegas pedían a gritos que les corte la cabeza.

Lastimosamente solo piden crecer plantas y bendiciones a las bodas, ni que decir de los deseos para los recién nacidos.

Llegamos a los puestos y mi Omega se acercó al lugar de las verduras.

- ¿Crees que esta lechuga este bien?- Pregunto Yuji mostrando una verdura, que a mi parecer, todas eran iguales.

- Yuji si es verde esta bien.- Él pareció pensarlo, después asintió y la echo en la bolsa que tenia en uno de mis brazos, le pago al aldeano la cantidad de dinero necesaria y no fuimos al siguiente puesto.

- ¿Fushiguro-kun querrá hacerme una ensalada con papas y zanahoria?

- Megumi es feliz haciéndote cualquier gusto.- Mencione, Yuji sonrió aun mas y echo sin pena sus propias verduras.- Pasemos al puesto de los dulces, podemos llevarle algo para acompañar el té.- Él asintió.

Caminamos hasta dicha sección, como normalmente lo hacia yo estaba tomando con una mano la cintura inexistente de Yuji, siempre resguardando que ningún aldeano pasara a llevar descuidadamente con él y dañe al bebé, cuando de la nada siento que me tiran una piedra a la cabeza.

- ¡Ey tu, bestia de cuatro brazos!- Grito una horrible mujer castaña, mientras me apuntaba con su martillo.

- ¿Qué quieres mocosa?- Pregunte algo molesto, digo a nadie le gusta que le tiren cosas a la cabeza.

- ¡Aleja tus horribles extremidades del Omega o tendré que partirte la cabeza a martillazos!- Amenazó la muy descarada. Me imagino que debe ser nueva en el pueblo ya que jamás me habían faltado el respeto tan descaradamente.

Eso me hizo enfadar.

- ¡Niña!, ¿Qué crees que le estas diciendo a Sukuna-sama, ¿Cómo le faltas el respeto así?- Grito con enojo uno de los comerciantes.

- Le esta gritando a Sukuna-sama, él se enojara...- Escuche los murmullos de los aldeano yendo en contra de la chica.

- ¡¿Pero que les pasa?!, ¿no ven que se quiere comer al pobre Omega, lo engordo para comérselo en la noche.- Grito enojada mientras señalaba a Yuji y su notable vientre.

Pff, si supieras cuantas veces me lo he comido sin ropa.

- T-te equivocas, Sukuna-san es mi Alfa.- Hablo con calma mientras tocaba el hombro de la chica para intentar de calmarla.

Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora