XXX

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- Ugh, Sukuna-san

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- Ugh, Sukuna-san..., no más...- Gimió en un tierno gemido mientras aun dormía. Toque con suavidad su vientre mientras levantaba el kimono.

Yuji había cumplido los siete meses de su gestación, nuestro cachorro crecía bastante saludable en mi Omega, y él no ha presentado algún problema con respecto a eso. Sus dolores eran casi inexistentes.

Así que aproveche el momento de meterle mano.

Una vez desnudo lo mire con cuidado. Yuji es hermoso, y el embarazo solo lo volvió aun más sexy.

Baje la mirada a sus pechos detenidamente, estos habían adquirido cierto volumen, por lo que estaban más grandes que en un inicio, y su principal objetivo era mantener el alimento de nuestro cachorro.

Eso y poder esconder mi rostro en ellas.

Yuji aun seguía durmiendo, de sus labios salían tiernos ronquidos y su rostro denotaba felicidad, sus piernas estaban estiradas y semi abiertas, mientras que ambas manos descansaban a los costados de su cabeza. Nuestro cachorro estaba algo inquieto ya que podía ver como su casa temporal se movía simulando ser una gran ola.

Quiero pensar que no duele, pero él se quejaba de que sus piernas tocaban sus costillas.

Era todo un demonio.

Pose mis manos en sus pechos, me sorprendí de lo firme que estaban y los apreté levemente, Yuji soltó un gemido complacido. Acerque mis labios al pequeño botón rosado, evitando poner mi peso en nuestro cachorro y pase mi lengua con lentitud. De un segundo a otro su pezón se puso duro.

Las piernas de Yuji se contrajeron del placer.

- Mooo~, Sukuna-san...hace cosquillas...je je.- Menciono aun con sus ojos cerrados. Se dio media vuelta dejando a la vista su exquisito trasero. Tragué saliva.

Si meto solo la punta, ¿contará como violación?, mejor le pregunto.

- Yuji, amor.- Toque su hombro levemente, él emitió un pequeño sonido y lo tome como pregunta.- ¿Te puedo meter solo la puntita?, prometo ser cuidadoso.

No dijo nada, solo se escuchan sus tiernos ronquidos, pero no escuche una negativa, así que para mi me dijo que si.

Levante su pierna lentamente dejando expuesta su rosada entrada, acerque uno de mis dígitos y tanteé la zona, la sentía un poco floja por lo que podía adivinar de que Yuji ha estado jugando sin mi.

Sin mi...

¿Ya no soy suficiente?

Dios, ahora me puse triste, y la calentura se me pasó.

- Mm, necesito encontrar una sirvienta nueva, la anterior desapareció y no me dan ganas de buscarla

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- Mm, necesito encontrar una sirvienta nueva, la anterior desapareció y no me dan ganas de buscarla.- Dije cuando estábamos sentados tomando el desayuno.

- ¿Que es lo que busca en una persona para ese cargo?- Pregunto Yuji.

- Bueno, tiene que saber cocinar...

- Aquí tiene su desayuno, Sukuna-sama.- Menciono Fushiguro una vez que dejo el espumante cafe junto con dos pedazos de panes y mermelada de fruta, a Yuji le dejo un pastel hecho de moras y un té.

- Si, gracias.- Mordí mi pan y continúe.- También debe saber hacer las cosas de la casa principal y el jardín.

- Sukuna-sama, ya tendí las sábanas de su tatami, limpie el piso tres veces y lave sus kimonos, el jardín está limpio de maleza y recogí los frutos maduros.

- Eh, si gracias.

- ¿Algo más, Suku?

- Si, debe ser extremadamente fuerte.

- Ah, se me olvidaba, Sukuna-sama, tale cinco arboles que estaba a nada de caer, deje toda la leña apilada en la casona del fondo y elimine a las maldiciones que rondaban el templo, también plante las nuevas semillas para los arboles favoritos de Yuji-san.- Menciono el Alfa.

- Eh, gracias. Como sea, no se quien puede tener el trabajo.- Murmure enojado, tener que buscar personal era muy aburrido.

- Suku, ¿estas sordo o te haces?- Declaró algo enojado mi Omega. Chasque mi lengua y mire donde había estado Fushiguro, quizás él sea una buena opción.

- Como sea, yo estoy enojado contigo.- Dije mientras apuntaba a Yuji.

- ¿Yo?, ¿y que hice?- Pregunto dudoso.

- Ya no soy suficiente para ti, ¿verdad?- Dije mientras apuntaba a mi miembro y luego a él.

- ¿D-de que hablas?- Menciono sonrojado.

- Te tocaste cuando yo no estaba, maldito infiel.

Ahora no puedo ni confiar en sus manos.

- ¡S-Sukuna-san!- Sujeto su vientre mientras su rostro pasaba de todo los tonos rojizos.

Me reí ante su expresión, aunque algo no dejaba de invadir mis pensamientos.

Yuji pronto dará a luz, y temía mucho por su vida.

Si algo llegase a ocurre no dudaría en poner su vida primero.



Recuerden que aun pueden votar en el capitulo XVIII.

De paso informarles que el próximo capítulo es el final de la historia, y él sub siguiente el epílogo.

Recuerden traer su cloro y pedir la hora con la psicóloga. No prometo nada.

Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora