III

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- Suku, ¿Por que tienes cuatro brazos?- Menciono de la nada al mismo tiempo que tomaba uno de mis brazos con sus pequeñas manos

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- Suku, ¿Por que tienes cuatro brazos?- Menciono de la nada al mismo tiempo que tomaba uno de mis brazos con sus pequeñas manos.

- Porque así puedo tomarte mejor.- Murmure mientras lo elevaba ligeramente para después devolverlo a la tierra firme.

- Entonces ¿...Por que tienes cuatro ojos?

- Porque así puedo verte mejor.- Me crucé de brazos y él siguió mirando.

- ¿Y si te tapo tres, podrás ver?

- Si.

- Si te tapo dos ojos del lado derecho...

- Es como si tu te taparas un ojo derecho.

- ¡Oh!- Sus ojos parecían brillar aun con lo obvio que aparentaba la respuesta. Después se quedo en silencio dando una mirada hacia arriba y después hacia abajo.- ¿Eres grande por que te hicieron con mucho amor?

¿Qué?

- ¿De donde sacaste eso?

¿Quien vergas le enseña esas cosas al mocoso?, aun es un crio que apenas sabe para que sirve el pene.

- Lo escuche de un aldeano.- Dijo de forma inocente.

Listo, lo matare.

- ¿Como se hacen los bebes?

Oh no, yo aun no estoy preparado para esto, pero si no queda de otra, será mejor darle una clase al mocoso, así se prepara para cuando crezca.

- Mira niño, cuando una mujer u Omega están muy cachondos, y un hombre o Alfa también ellos se irán a un cuarto a tener se...

- ¡Sukuna-sama!

Ugh, diablos.

Estaba por darme vuelta y encarar a la maldición cuando de la nada recibo dos golpes en la cabeza con un palo.

- ¡¿Que te suced...?!

- ¿Se puede saber que le esta enseñando a un niño de casi cinco años?- Me reprocho.

- ¡Nada!, solo hablábamos de...

- ¡Me decía que los Omegas son cachondos!- Menciono muy feliz el maldito traidor.

- ¿Con que si, eh?- Sus ojos me miraron de manera acusatoria mientras que lentamente volvía a levantar el palo con el que antes me había pegado.

Diablos.

- ¿Estas castigado?- Pregunto tocando mi espalda

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- ¿Estas castigado?- Pregunto tocando mi espalda. Yo me encontraba mirando a la pared pensando en lo "malo" que dije.

- Si, y esto es tu culpa, mocoso. Tu curiosidad me está matando.

- ¿Es malo ser curioso?

- Depende, hay curiosidades que son mejores saberlas cuando tengas cierta edad.

- ¡Entonces quiero crecer!

- Créeme, yo también quiero eso.

Así me evito charlas incómodas y cuidados de un mocoso.

- Entonces, ¿no dormirás juntos?

- No, tendré que cuidar la casa en la noche.

- Pero, ¿eso no es trabajo de Uraume-san?

- Este es mi castigo. Además solo será una noche. Puedes tener toda la habitación para ti.

- No será lo mismo...

- Prometo que será solo esta vez.- Yuji me miro a los ojos esperando que dejara el castigo de lado, aún así la amenaza de Uraume era clara.

Debía cumplir por mi boca suelta.

- Esta bien, Suku, pero cuídate. Hay muchos malos afuera.- Sonreí con pena, pero asenti.

No quería ver el día en que Yuji se diera cuenta de lo que realmente sucedía a su alrededor. Es cierto que él es mi Omega destinado, pero también es un gran potencial de chamán gracias al clan que perteneció, y los grandes mandos buscaban despertarlo de mi desde que supieron su existencia.

Él creía que yo era el bueno, aun si tenía tanta sangre de inocente en mis manos y cadáveres escondidos en mis tierras, cada uno de un hechicero queriendo llevarse al mocoso de mi lado.

Me levanté de mi sitio al sentir energía maldita aproximarse.

- Yuji, será mejor que estés cerca de Uraume. Volveré más tarde.

- ¡Si, mucha suerte Suku!

- Gracias.

Mi mundo giraba en él, y si era necesario daría mi propia vida para que la suya sea eterna.

Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora