Desde aquí Itadori ya es mayor de edad (18 años).
- Felicidades por sobrevivir otro año mas, mocoso.- Salude a Yuji que se encontraba medianamente dormido sobre mi pecho, lo escuche soltar un leve gruñido en señal de que no deseaba despertar.- Debes levantarte, vamos a ir al pueblo.
- Muchas gracias, Sukuna-san, si lose, es solo que me siento mas cansado de lo normal.- Murmuró cerca de mi oído mientras se acomodaba cerca de mi.
- No me sirven tus escusas, será mejor que te levantes o no te dejare ver a tu amigo que, milagrosamente, sobrevivió trece años más.- Empuje sin mucho cuidado al mocoso dejándolo acostado en el futón, camine hasta el baño y entre a la bañera que estaba preparada, desde la habitación podía escuchar los tiernos gruñidos que lanzaba por despertarlo tan temprano y en el día de su cumpleaños.
Me tome unos cuantos minutos y salí del baño en una nueva prenda de kimono, Yuji también estaba listo, portaba una linda prenda color cereza, adornados con las flores favoritas del Omega. Fuimos a la sala principal donde nos esperaba Uraume con comida.
- Muchas felicidades Yuji-sama.- Lo saludo con un pequeño pastel en la mesa, unos cuantos dulces y un kimono nuevo.
Y uno que se conforma con carne.
- Le agradezco el gesto, Uraume-san.- Acepto los regalos con una brillante sonrisa.
Comimos en silencio, aunque de vez en cuando podía ver a Yuji con muecas en el rostro y pasarse sus manos de forma inconsciente por su estomago. Dudaba que fuera producto de la comida, ya que nos diría, aún asi, no parecía querer vomitar, sin embargo, sus feromonas no gritaban que estuviera enfermo, mas bien se endulzaba con cada segundo.
Casi podía saborearlo.
- Yuji-sama, ¿se encuentra bien?- Pregunto Uraume, quizás tenia la misma idea que yo.
- Si, es solo que creo que no dormí lo suficiente, es todo.
- Si quieres, puedo ir al pueblo solo.- Mencione.
- No es necesario, Sukuna-san, quizás me sienta mejor caminando hacía allá.
Bueno, lo intente.
Caminamos por el sendero de manera lenta y en silencio, las feromonas de Yuji aun no cambian y me tenia algo preocupado de cierta forma. Uraume me había mencionado que, ahora que el mocoso había entrado en
la adolescencia, este mostrara cambios en su sistema, como lo sería la preparación para llevar a nuestros cachorros en su vientre.Ya me lo podía imaginar, con su tierna pancita acostado en el futón mientras pedía golosinas por sus antojos. Una tierna imagen mental.
- Sukuna-san, creo que...no me siento muy bien.- Murmuro y antes de que se desplomara, alcance a tomarlo en mis brazos. Analice con cuidado su rostro y toque su frente, estaba muy caliente y su respiración se volvía agitada, sus feromonas no paraban de salir, como si fuese una gran ola dulce.
Para nuestra fortuna el templo estaba a unos cuantos pasos, así que me apure y entre dejando las puerta bien cerrada, deje a Yuji acostado en el tapiz y destape ligeramente su kimono.
- Vamos Yuji, dime que te duele.- Con mis manos baje levemente la prenda por sus hombros, rozando ligeramente su pecho.
- Ah~, no toque, Sukuna-san, mis pezones ¡...Mgh!- De su boca salieron pequeños gemidos al momento de que mis manos se paseaban libremente por el cuerpo de Yuji. Me detuve al pensar lo situación. Él no estaba en sus cinco sentidos, además de que esto era nuevo para el mocoso.- Su-Sukuna-san, algo..., es pegajoso.- Su voz temblaba y de manera inconsciente separa sus piernas, me coloque en medio de ellas y con cuidado me aventure con dos de mis dedos, Yuji los guiaba hasta tocar su entrada, de esta salía su lubricante natural empapando por completo la vestimenta.- N-no los saque...
Que indeciso eres, mocoso.
- Lo lamento, Yuji, pero aun no es momento.- Retire mis dedos y deje a solas el desastre que estaba siendo Yuji.
Su primer celo fue algo muy inesperado, pero era un adictivo aroma al cual podría acostumbrarme.
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Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔
FanfictionCuando conoces al Omega que está destinado para ti, lo menos que quieres es separarte un solo centímetro de él. El rey de las maldiciones Sukuna, conoció a lo que sería su destinado en un tierno bebé. Y lo único que desea es que crezca y cumpla la m...