Cuando conoces al Omega que está destinado para ti, lo menos que quieres es separarte un solo centímetro de él.
El rey de las maldiciones Sukuna, conoció a lo que sería su destinado en un tierno bebé.
Y lo único que desea es que crezca y cumpla la m...
Ey, se que me saltaras y me ignoraras solo por querer leer el final feliz del SukuIta, pero ponte a pensar esto unos minutos.
Este es el ultimo capitulo en que veras el banner de esta pareja, quizás sea la ultima vez que leas el apodo que le puso Yuji a Sukuna, o quizás sea la ultima vez que veas a un Sukuna cariñoso. Y puede ser que lo mas triste es que este capitulo es mas que una bonita ilusión, una mentira para apaciguar el dolor.
Si, ya sé, te aburrí, como sea, solo baja y lee. Espero que te guste.
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Yuji había cumplido exitosamente sus nueve meses de embarazo, él se encontraba muy feliz y su salud era muy estable.
Muy cerca de su fecha de parto, mi Omega me echo de nuestras habitación desnudo, literalmente, él se llevó el kimono que traía puesto y los que tenía guardado para hacer su nido. Ya saben, su lugar seguro para dar a luz.
No me dejó entrar a nuestra habitación a dormir, solamente me buscaba para perfumar nuevamente las prendas con mi aroma.
Megumi se había burlado de mi situación y me dio unas cuantas toallas para tapar lo que me cuelga.
Tampoco lo podía ver cuando comíamos, ya que a mi Omega se le daba su comida en la habitación y yo comía solo, solin, sólito.
Me hice un pequeño tatami provisional en la sala, me robe sábanas de la habitación de Megumi y me instale cómodamente.
Casi a mitad se la noche sentí un tibio cuerpo entrar a mi mantas, el característico aroma me decía que era Yuji.
Primero me levante preocupado, pensé que ya estaba sintiendo sus dolores y que necesitaba ayuda para expulsar a nuestro mocoso, pero cuando se acurrucó feliz en mi pecho me tranquilice.
Era una falsa alarma.
- Yuji, ¿Qué haces aquí?, te puedes enfermar.- Murmure algo enojado, ¿Qué estaba haciendo aquí si tenia toda mi ropa en un lugar para que estuviera caliente?
- Tu ropa me ayuda mucho a dormir y sentirme bien, pero no puedo comparar eso con dormir en tus brazos.
- Ow, Yuji, eres demasiado tierno, pero debo decirte que se me paro, lo siento.
- No importa, te amo mucho Suku, de aquí hasta el más allá.- Murmuro escondiendo su rostro en mi pecho.
- Yo te amo más, Yuji.
- No, yo te amo más.- Dijo decidido, yo gruñí.
- Yo te amo mucho mas que eso.
- Suku, si no cedes, voy a decir que amo mas a nuestro bebé que a ti, aunque sea en parte verdad.
Ou, creo que se me rompió mi corazoncito.
- Será mejor que nos vayamos a dormir. Descansa Yuji, te amo.
