Yuji me estaba evitando, Uraume había dicho que era imaginación mía, pero podía ver que cada vez que me acercaba a preguntarle como se sentía con respecto a su primer celo, o solo por el mero hecho de querer mimarlo y pasar tiempo con él, el Omega se iba a otra habitación o fingía que alguien lo llamaba.
Y a mi me dejaba solo.
- Sukuna-sama, debería entender mejor a Yuji-sama, debe sentirse avergonzado gritar un sin fin su nombre aun sin estar usted presente, quizás si le ofrece el chocolate que le hizo en la mañana, él pueda hablarle.- Menciono con calma apuntando el desastre que tenia en un bol.
- ¿Crees que le guste?
- Sukuna-sama, Yuji-sama ha comido cosas peores, esto solo sera un pequeño granito.- Se burlo al mismo tiempo que salia de la habitación.
Maldita.
Seguí revolviendo esperando que se vuelva mas liquido, pero no pasa a una masa deforme muy gruesa, quizás debí de haber calentado aun mas el cacao. Ugh, todo un desastre.
- S-Sukuna-san.- Escuche un tierno susurro en la entrada de la habitación.- Uraume-san dijo que necesitaba mi ayuda, que era urgente.
Bien, al menos no es tan chismosa y burlona como yo pensaba, de algo tenia que servir.
- Si, veras, tengo un desastre con el...
- ¡¿Eso es cacao?!- Menciono con alegría teniendo rápidamente en sus manos el otro trozo de la fruta.
¡Ja!, te atrape.
- Si, lo conseguí con los aldeanos y sus estúpidas plegarias. Quería hacerte un chocolate, pero no funciono muy bien.
- Sukuna-san, ¿lo calentó?, me refiero a que ¿tostó el cacao?
Ugh, me salte un gran paso.
Negué con la cabeza y Yuji se rio.
Él se acerco aun mas y se posiciono al lado mío, separo el cacao del que estaba malo del bueno y los llevo al fuego para tostarlo, mientras buscaba las demás cosas.
- Sukuna-sama.- Escuche el llamado firme de Uraume, su mirada no dictaba nada bueno.- Lo están esperando.
- Si, si, iré enseguida.- Todo esto era un destare, pero será mejor sacarlo de la casa pronto.
- ¿Tiene trabajo?
- Algo así, solo es una plaga molesta.
- ¿Es la misma persona que vino ayer?- Asentí dudoso, bueno no estaba seguro, pero si vino ayer, puede venir hoy a insistir.
- Solo espero sacarlo de aquí rápido o habrá sangre en la entrada.
- ¿A que vienes de nuevo?- Pregunte viendo desde mi silla muy, muy alta a la pequeña hormiga azul que estaba frente a mi en una patética inclinación.
- Vengo a intentar de cambiar su decisión.
- Yo ya dije que no, no pienso aliarme con un débil grupo de maldiciones de rango bajo solo por que los hechiceros destruyeron su patético monumento.- Mencione irritado.
Pero al parecer mi respuesta no es suficiente para su patético cerebro.
- Sukuna-sama, nosotros tenemos un objetivo en común, no queremos en este mundo a los patéticos hechiceros...
- Habla por ti, tengo cosas mas importante en que pensar y créeme los hechiceros no ocupan ni un segundo de mis pensamientos.
- Pero si estos no están usted puede gobernar tranquilo y...
- Para tu información, yo ya estoy gobernando, un claro ejemplo eres tú, buscando ayudo al ser mas poderoso que existe en la faz de la Tierra.- Dije con superioridad pasando uno de mis brazos por mi lanza, para después apuntarle con ella.- Y si sigues viniendo aquí o me entero de que has estado merodeando por mi zona, ten por seguro que te enteraras por las malas a donde va la basura como tu. Ahora, ¡largo!
El tipo simplemente se levante y Uraume lo termino sacando.
Me pasé las manos por la cien dando un suave masaje, primero estaba escuchar plegarias con los aldeanos, después que Yuji es amigo de un aprendiz de chamán, y ahora debo escuchar plegarias de maldiciones, ¿qué sigue, plegarias de hechiceros?
Una catástrofe.
Volví a la cocina donde estaba Yuji y él se había quedado dormido sostenido un tazón donde escurría lo que parecía ser chocolate liquido, su boca estaba ligeramente manchada con el dulce creando un tierna imagen.
Lo mire unos segundo mas intentando guarda esa escena en mi mente, después lo tome en mis brazos evitando que se despierte y lo lleve a nuestra habitación. Casi a mitad del camino escuche un susurro.
- Suku...perdóname.- Murmuro con la voz arrastrada. Baje mi vista y él seguía durmiendo. Sus manos se aferraban al kimono como si su vida dependiera de ello.
Ahora que lo pienso, hace mucho tiempo que no me llamaba así.
- No tienes por que disculparte, mocoso, mejor sigue durmiendo.
Que después con la docena de cachorros que vamos a tener, no habrá descanso alguno.
ESTÁS LEYENDO
Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔
FanfictionCuando conoces al Omega que está destinado para ti, lo menos que quieres es separarte un solo centímetro de él. El rey de las maldiciones Sukuna, conoció a lo que sería su destinado en un tierno bebé. Y lo único que desea es que crezca y cumpla la m...