La escuela estaba en llamas y eso no podía importarme menos.
Los estudiantes de hechicera solo tenían dos opciones y esta vez no creo que ocupe su tiempo si el lugar que mas añoraban y necesitaban estaba en una situación difícil.
Camine por unos de los senderos que me llevaría a la casa de los clanes, a mi alrededor no había mucho ruido, pero podía sentir el ambiente muy pesado, los chamanes estaban escondidos y dudaba que salieran a morir por mis manos.
Llegue a la entrada tradicional de la casa del clan Kamo, no era tan magnifica como la nuestra, pero que se le podía hacer. Atravesé sin problema alguno y con un simple movimiento de mano la cabeza de los pocos guardias que venían con unas lanzas salieron volando de sus cuerpos.
El camino se lleno de sangre y eso no podía ser menos satisfactorio.
Para cuando llegué a la puerta principal, un Alfa de porte erguido, cabellos medio canosos que vestía una simple prenda de tela color negra me dio la bienvenida. Su mera presencia parecía alardear de su captura y de lo que posiblemente pasará.
Ja.
- Ryomen Sukuna.- Menciono con veneno en sus palabras.
- Bastardo que no se tu nombre.- Respondí con sinceridad, y es que no era de mi tiempo aprenderme quien es quien en personas sin importancia, suelo olvidar fácilmente el nombre de las garrapatas.
Su ceño se frunció aunque rápidamente lo cambió por una mueca molesta.
- Espero que ese humor tuyo te acompañe hasta el infierno, pero primero preguntare, ¿Qué estas haciendo aquí?- Dijo con un tono burlón y sarcástico.
- Te llevaste a mi Omega, vengo a recuperarlo.
- Oh, si, creo que lo vi jugando con uno de los muchos Alfas, quizás le estén sacando provecho.- Murmuró soltando una risa desagradable.
Ese maldito hijo de perra.
- Además, ¿creías que iba a estar solo?- Tras decir eso desde los laterales y el interior de la casa se hicieron aparecer mas de cien personas, cada una preparada de forma diferente para detenerme, o por lo menos intentarlo.- ¡Este será tu infierno Rey de las maldiciones!
Y como si se tratase de animales, ellos vinieron desde frente con sus diferentes armas malditas y técnicas de sangre.
Muchos creaban cadenas de sangres para tomar mi brazos e intentar de inmovilizar, pero poco servía si estas eran cortadas de forma fácil.
- ¿Eso crees?- Y con un simple movimiento de mi mano, la mayoría de las personas habían sufrido un corte, algunos habían muerto muy cerca de mi, por lo que me dio un verdadero placer aplastar sus cabezas con la planta de mi pie. Sonaban igual a una cucaracha, mire hacía el frente donde el escenario de la masacre era esplendido.- ¡Woh!, ¿aún se pueden levantar?, ¡eso es!, animo, animo.- Mencione en forma de burla al ver a los propios residentes poniéndose de pie aun si les faltaba un brazo o una pierna.
Todos parecían querer proteger la casa o al propio jefe, pero lo único que hacían eran gemir de dolor y por clemencia.
Aun así, por sus puntos extras, esto no podía aburrirme aun mas.
Quería terminar esto rápido.
Con mis manos, junte el dedo corazón y anular de una forma extendida, mientras que los demás estaban contraídos hacia adentro. Me concentre en mi propia energía maldita y las limitaciones a las que quería llegar.
Solo serán dos cortes.
- Extensión de dominio, ¡Templo del mal!
Solo quería enseñarles cual era el verdadero poder que se podía llegar a tener, y aunque ellos sean chamanes y de unos clanes importantes, su simple juego de la casita me parecía aburrido. Ignoraban lo que podían tener.
Los cuerpos del clan Kamo, incluyendo a su cabeza principal se habían cortado en cuatro trozos verticales, dejándolos sin vida en un instante.
Ups.
La casa estaba media vacía, quizás pensaron que yendo todos a la vez en la entrada tendrían una pequeña chance de vencer, ¡puf!, pobres. Avance sin cuidado por los pasillos, hasta llegar a lo que era la entrada de sus asquerosas celdas. Unos cuantos guardias estaban allí, por lo que sin cuidado los tome desde el cuello y logre asfixiarlo hasta dejarlos muertos.
- Sukuna-san.- Escuche el suave susurro de entre las sombre de Yuji, solté el cuerpo muerto y me acerque a donde había escuchado la voz.
Para mi sorpresa, el pasillo que llevaba a todos los calabozos estaba lleno de cadáveres, fácilmente podía decir que eran mas de tres docenas de personas, sus rostros, por lo que alcanzaba a ver, eran difíciles de distinguir y eso se debía a los múltiples golpes que presentaban.
- ¡Yuji!- Al final del pasillo se encontraba mi Omega, vestía su kimono verde, aunque este estaba manchado de sangre, el peor de los casos llego a mi mente.
¡Si ese bastardo se atrevió a tocar a mi Omega...!
- Sukuna-san, yo los mate.- Murmuro sacándome de mis pensamientos, y aunque me esperaba un llanto doloroso por su parte o leves lamentaciones por la vidas "inocentes", solo recibí la mas cálida sonrisa.
Mi mirada bajo hasta sus puños, estos tenían sangre seca, dándome a entender que él los había molido a golpes. Solté el aire retenido en mis pulmones, Yuji estaba bien.
- Llévame a casa, Suku.
Yuji era fuerte.
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Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔
FanfictionCuando conoces al Omega que está destinado para ti, lo menos que quieres es separarte un solo centímetro de él. El rey de las maldiciones Sukuna, conoció a lo que sería su destinado en un tierno bebé. Y lo único que desea es que crezca y cumpla la m...