- Ah~, Sukuna-san, ¡muerda mas fuerte!- La suave plegaria de Yuji fue escuchada, lamí lo largo de su cuello para, finalmente, morder con un poco de fuerza la zona cercana a su glándula. Sus suaves gemidos se escuchaban en la habitación, mientras que sus caderas mantenían ese vaivén hipnotizante.
Había transcurrido cerca de un mes después de que nos sinceramos con respecto a nuestros sentimientos. Cuando Yuji experimento su primer celo, se desataron sus propias deseos carnales y ahora que teníamos un acercamiento mucho mas estrecho, los encuentros carnales han sido mucho mas constantes.
Sus apetitosos labios pedían a gritos la posesión de los míos, su entrada resbalaba por la abundante secreción de su lubricante natural.
Un adictivo aroma comenzaba a salir de su entrada, toda la habitación se lleno de un olor dulce, sin llegar a ser demasiado empalagoso; era simplemente perfecto viniendo de él.
Dos de mis manos sostuvieron firmemente las caderas del Omega, con ayuda de las restantes desplace por sus hombros la parte superior del kimono. Antes de atacar sus rozados pezones, me quede admirando los esponjosos y tiernos que se veían, parecían tener un fresco color pastel, y una ladina sonrisa apareció en mi rostro.
Acerque mi lengua a uno de ellos y di una tierna lamida, escuche su suave quejido muy cerca de mi oído haciendo que se me erice momentáneamente la piel. Tome con mas gozo su dulce pezón y succione con un poco mas de fuerza, lamí su contorno junto con una leve presión con mis dientes.
- Yuji es tan lascivo.- Murmure muy cerca de sus labios, para segundo mas tardes tomarlo entre los míos.
Mis manos, que se encontraban en sus caderas, bajaron hasta acariciar sus muslos, le di unas cuantas palmadas dando a entender que quería que las separara aun mas. Levante la parte trasera del kimono y con uno de mis dedos tantee el contorno de su entrada. No me sorprendió que estuviera todo mojado, es mas creo que se me subió el ego al saber que solamente yo podría poner a Yuji de esta forma.
- Por favor, Suku~ mgh.- Pidió intentando de penetrarse con mi dedo.
- ¿Me deseas Yuji?- Pregunte mientras entraba mínimamente mi digito, su rostro era solo sonrojo y gemidos.
- ¡Si, mucho!, deseo mucho a Sukuna-san~, ¡quiero que me llene!- Dijo entre gemidos mientras subía y bajaba buscando su propio placer.
Que Yuji me deseara era un gran salto, y ahora con su pequeña curiosidad buscando su placer, estos encuentros podrán ser mucho mas constantes, y Uraume no podrá decirme que no si es el Omega el que lo pida.
Mi plan será perfecto y ya tengo listo el paso dos de tres para tener cachorros.
Ahora, haré venir a Yuji con mis dedos, en otro momento podremos jugar con algo mas que mis dígitos en su interior.
- Yuji-sama, ¿se encuentra bien?- Pregunto Uraume al notar las diferentes marcas que habían por todo el cuello del Omega, algunas poseían colores totalmente diferente, tales como las de tonos rojos y morados.
- Si lo estoy, Uraume-san, jamás me había sentido mejor en mi vida.- La sonrisa iluminada de Yuji apareció, creando en la sala una extraña paz. De forma sorprendente, pude vislumbrar unas pequeñas flores al rededor del Omega.
- Me alegra que haya dicho eso, sin embargo, me preocupan los diferentes moretones que posee en el cuello, temo que un gran perro rabioso lo este atacando.
Mire de mala forma a Uraume, algún día la enviaré muy lejos del templo y podré tener todo el sexo con Yuji que quiera, y ella no podrá decir nada ya que no estará.
Esa idea fue interrumpida por la tierna y adictiva voz de mi Omega.
- Sukuna-san, la primavera está muy cerca y me preguntaba si esta vez podríamos plantar las semillas de sandías en los cultivos.
Sonreí ante su tan simple y tierno pedido.
No podía imaginarme a Yuji siendo toda una fiera loca al deseo carnal, para después pedirme de la forma más tierna posible su fruta favorita.
Eres un buen actor, mocoso.
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Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔
FanficCuando conoces al Omega que está destinado para ti, lo menos que quieres es separarte un solo centímetro de él. El rey de las maldiciones Sukuna, conoció a lo que sería su destinado en un tierno bebé. Y lo único que desea es que crezca y cumpla la m...