Capítulo XV

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Sorpresa, confusión, pánico, vergüenza y  felicidad. Esas eran las emociones que podían percebirse dentro de la habitación de la guerrera pelinegra.

—Papá... —Pieck no se quitó de encima de T/n cuando escuchó el ruido del metal cayendo y la desconcertada voz de su papá. En cambio, ella sólo se limitó a dejar de besar a la chica y observar al hombre con sorpresa, para después sonreirle perezosamente, ofreciendo una disculpa silenciosa.

Por el otro lado, nuestra guerrera menor, quien era mucho menos desvergonzada que su novia, la apartó encima suyo y se puso de pie con rapidez, haciendo una reverencia en forma de disculpa hacía el señor Finger. Para ella eso podía significar una falta de respeto al hombre.

—¡Señor Finger, lamento tanto lo que vio!.

Ambos Finger sonrieron con suavidad, la chica estaba demasiado tensa y eso era lindo.

—Sí, lo sentimos—Pieck habló con una sonrisa pícara. Ella no lo sentía, eso era claro, y a T/n le molestaba.

—Descuida, no tienes que disculparte por nada—la tranquilizó el hombre, luego pasó su vista por las dos chicas en diversas ocasiones—... Supongo que tienen algo que decirme. Lamento haber interrumpido, las espero en el comedor para que podamos hablar con más comodidad.

Luego él salió de la habitación, dejando a una sonriente Pieck y una avergonzada T/n a punto de desmayarse por la pena de haber sido descubierta en esa situación.

—T/n, tranquila—Pieck se puso de pie también—. Solamente es mi papá.

T/n la vio con ojos incrédulos.

—¡Por eso mismo!, ¡es tu papá!—contestó con su rostro completamente rojo—. ¿Cómo puedes estar tan tranquila?.

Pieck se encogió de hombros y respondió:

—¿Por qué no debería estarlo?.

Esa era una buena pregunta.

—Pieck, tu padre acaba de verte encima mío. Acaba de descubrir que su hija sale con su amiga de la infancia, su compañera del ejército—le contestó con un tono de obviedad evidente.

—¿Crees que le molesta?.

—Bueno...no lo sé, ¿y si lo hace?—preguntó.

—T/n—Pieck rió—. Mi papá fue la primer persona a la que le confesé que estaba enamorada de ti.

—Tú... ¿Lo hiciste?—preguntó con sorpresa, luego volvió a estar insegura y habló—. ¿Pero y si ahora cree que soy una persona sin valores por besuquearme con su hija dentro de su casa?.

—No creerá eso—volvió a reír—. Además... No es como que importa mucho con quiénes salimos... Es decir—su tono se volvió cabizbajo antes de seguir—. Hemos gastado la mitad de nuestra vida, a estas alturas sería un pecado que intentara separarme de ti.

Cinco y seis años. Era la cantidad de vida que le quedaba a las dos guerreras antes de que la maldición de Ymir se las llevara.

Por supuesto que sería un pecado que alguien intentara separarlas.

—La maldición...

—¡Pero no hablemos de eso ahora!—Pieck intentó mejorar el ambiente que ella misma había creado.

Era normal, cada vez que alguno de ellos mencionaba su tiempo de vida, era imposible no ponerse melancólico y pensar en su muerte no muy lejana. Casi habían gastado sus trece años.

—Sí… —estuvo de acuerdo con ella—. Tienes razón, sería terrible que hiciera algo como eso.

Pieck asintió, besó su mejilla en señal de apoyo y después tomó su mano.

𝑳𝒂𝒛𝒐𝒔 𝑰𝒏𝒒𝒖𝒆𝒃𝒓𝒂𝒏𝒕𝒂𝒃𝒍𝒆𝒔 (𝑷𝒊𝒆𝒄𝒌 𝑭𝒊𝒏𝒈𝒆𝒓) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora