XXXIII

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Fue extraño y nuevo para T/n, era como si de pronto su cuerpo pesara lo mismo que el cuerpo de su titan, casi como si algo la arrastrara y le impidiera moverse de su lugar. Sentía toneladas de peso impidiendo que se moviera.

Porque estaba viendo algo que no creía volver a ver.

T/n siempre la reconocería, donde fuera. Su vista cansada, su pálido rostro y sus labios rosados, era algo que T/n siempre reconocería en cualquier lugar, porque era lo que más amaba de ella.

Su Pieck.

—Pieck...

La chica de cabello negro no dijo nada más en respuesta, pero su cuerpo sí. Con rapidez y desesperación fue como se acercó hasta estar frente a frente con la otra guerrera. Ojos azules frente a ojos grises, había tanto dentro de ellos que era emocionante de ver, tristeza, temor, dolor, enojo, pero sobre todo había anhelo.

Pieck no lo pensó más y se abalanzó sobre la otra chica, la abrazó con fuerza, sujetandola entre sus brazos y  escondiendo su cabeza dentro del cuello de la castaña.

T/n no entendía que era lo que estaba sucediendo, pero se sentía tan reconfortante sentir el calor del cuerpo de Pieck una vez más.

¿Qué hacía Pieck aquí?, ¿por qué la estaba abrazando?, ¿al fin se había vuelto lo suficientemente loca y estaba imaginandolo?, ¿estaba muriendo?.

—No sabes cuánto te extrañé, estaba tan preocupada por ti—dijo Pieck mientras la apretaba más contra ella, respondió con nostalgia, intentando no derramar lágrimas, debía ser fuerte.

Sin pensarlo más, Pieck cerró la distancia entre ambas y juntó sus labios en un gran beso. Un beso desesperado y con fuerza que las dos necesitaban.

Había pasado mucho desde la última vez que T/n había tocado los labios de Pieck, aún le sabían igual, incluso después de la traición podía sentir que Pieck la besaba con el mismo cariño que solía hacerlo.

—Pieck, no, yo no...—T/n intentó hablar inútilmente cuando logró apartarse de sus labios, no podía decir nada más. No podía creerlo, Pieck estaba frente a ella y además, estaba abrazándola y besándola. Estaba preocupada por ella, ¿no la odiaba?.

—Lo sé—le contestó con serenidad. Levantó su rostro y sonrió, sonrió como siempre, asegurándole con una simple mirada que estaba bien, no tenía porque preocuparse por ahora, porque ella estaba ahí—. Lo sé, y no me importa, estoy aquí. Contigo, no estás sola.

Esas palabras fueron suficiente para ella. T/n sintió como sus ojos ardían aún más y sin poder evitarlo, las lágrimas al fin salieron, se derramaron sobre su rostro, recorriendolo por completo hasta aterrizar en el frío suelo, seguidas de múltiples sollozos que desgarrarian a cualquier persona que los escuchara.

Pieck la dejó sollozar, la conocía tan bien que sabía que ella no se había permitido llorar antes, que estuvo fingiendo ser fuerte todo este tiempo. T/n había estado haciéndose la fuerte por tanto tiempo, mintiendo por todos lados, arriesgando su vida, todo por el bienestar de su familia. Olvidando el suyo. Y eso le había costado demasiado porque lo perdió todo, sabía que no podría volver nunca más y que ellos vendrían por ella para asesinarla y dar su poder a alguien más como si sus esfuerzos hubieran sido en vano.

Con cuidado, Pieck tomó asiento; la sujetó y recostó sobre su regazo, sin importar el lugar donde estaban, sin importar el frío y sucio suelo debajo de ella.

—Está bien—susurró con delicadeza, deslizando su mano por toda la espalda de la guerrera, haciendo pequeños círculos y bajando y subiendo para repetir el movimiento, logrando un efecto tranquilizador.

𝑳𝒂𝒛𝒐𝒔 𝑰𝒏𝒒𝒖𝒆𝒃𝒓𝒂𝒏𝒕𝒂𝒃𝒍𝒆𝒔 (𝑷𝒊𝒆𝒄𝒌 𝑭𝒊𝒏𝒈𝒆𝒓) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora