Capítulo XIV

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Después de caminar por varios minutos rumbo a la casa de la guerrera mayor, ambas chicas se detuvieron frente al viejo portón de fierro que no permitía el acceso a la pequeña propiedad perteneciente al señor Finger y su adorada hija. Pieck vaciló un poco antes de abrir el portón, no estando segura de si la chica junto a ella estaría de acuerdo con una invitación a pasar, así que antes de abrirlo volteó a verla con una suave sonrisa. 

—¿Quieres entrar...?.

—Por supuesto, no te he visto en semanas. Te iba seguir incluso si no me invitabas a pasar, Pieck—contestó T/n, guiñando en dirección a la pelinegra. Pieck rió.

—Claro que lo harías.

Con esas palabras bastó para que Pieck comenzara a abrir el viejo portón y dejara que la chica entrara primero, invitándola a entrar en silencio.

Fue el ruido sordo del fierro lo que pareció alertar a la persona que se encontraba dentro del hogar porque unos momentos después, un hombre de mediana edad atravesó la entrada principal con una sonrisa en su rostro al ver quiénes eran las personas que estaban entrando a su propiedad.

—¡Pieck, querida, volviste!. 

—¡Papá!—la pelinegra corrió en dirección al hombre y se dejó abrazar por él, sonriendo con afecto al sentir el calor de su padre entre sus brazos—. Te extrañé, papá. 

—Estoy tan contento de que regresaras con bien, estaba muy preocupado por ti—le dijo el hombre con unas pequeñas lágrimas a punto de salir—. Me alegra mucho tenerte de vuelta. 

El abrazo duró unos segundos más. No era un secreto lo apegada que Pieck era a su padre, seguro que lo había extrañado demasiado, así que T/n esperó con paciencia a que el reencuentro terminará.

—Oh—el hombre pareció notar a la chica frente a ellls—. ¡T/n que bueno verte por aquí!, adelante, este también es tu hogar—le hizo una señal para que caminara hacía el interior de la casa—. ¿Cómo está tu padre?, ¿hay alguna noticia sobre Annie?. 

Pieck se tensó al escuchar la mención de Annie, volteó en dirección a la chica y se sorprendió de ver que estaba sonriendo con amabilidad y no se notaba incomoda como creía que lo haría.

—Buenas tardes, señor Finger—saludó con cortesía la chica—. Mi padre está bien, los dolores en su rodilla siguen, pero ni siquiera eso lo detiene de ir a conseguir leña todas las mañanas—dijo en medio de una risa—. En cuanto a mi hermana, me temo que no tenemos noticias sobre ella. 

—Oh...lo siento, no tenía idea, hija—contestó apenado de haber preguntado algo tan delicado sin titubear—. Lamento haber preguntado sobre eso. 

—No se preocupe, confío en que ella está bien, donde quiera que esté—añadió con la misma sonrisa con la que lo saludó. 

—Bueno...—Pieck interrumpió con el propósito de T/n no se viera a hablar de algo que podría ser doloroso—. ¿Por qué no entramos?, el sol comienza a molestarme y quiero descansar un poco. 

Los otros dos estuvieron de acuerdo y entraron. El señor Finger cerró el portón y cuando entró a la casa se ofreció a calentar un poco de agua para Pieck, la chica accedió y minutos después se duchó tan rápido como pudo. 

T/n adoraba al padre de Pieck y desde la primera vez que lo conoció entendió porqué su novia tenía una personalidad tan encantadora. Ella era su versión femenina y pequeña.

Nunca podrías aburrirte de charlar con él señor Finger y era tan amable que daban ganas de abrazarlo. 

—He escuchado por el pueblo que defendiste a unos pequeños en el mercado hace unos días—el padre de Pieck dijo mientras servía un poco de agua a los dos, entablando una conversación mientras ambos esperaban el regreso de Pieck.

𝑳𝒂𝒛𝒐𝒔 𝑰𝒏𝒒𝒖𝒆𝒃𝒓𝒂𝒏𝒕𝒂𝒃𝒍𝒆𝒔 (𝑷𝒊𝒆𝒄𝒌 𝑭𝒊𝒏𝒈𝒆𝒓) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora