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PoV Annie Leonhart

Jamás pensé que despertaría de nuevo. Nunca creí que volvería a ver mi cuerpo en movimiento, jamás pensé que esto iba suceder. Sin embargo aquí estoy, viva y despierta, en medio de un completo desastre.

Hitch fue la persona que me encontró, intenté amenazarlo, pero mi fuerza era casi nula y eso hizo que me derribara con facilidad. Una vez había fallado en el intento, hablamos y logró hacer que pasara una noche en su habitación.

Por la mañana nos trasladó hacia un establo y comenzó preparando un caballo para salir de este maldito sitio  como le había pedido.

—Eres más astuta de lo que pensé, Hitch—jamás creí que alguien tan debilucha como ella lo fuera. Me sorprendí tanto.

—¡Cállate!... Si te vas de la ciudad no tengo razones para detenerte... Además, al fin me libraré del trabajo de ver tu cara en ese sótano—me respondió con burla, mientras acariciaba al caballo con cuidado.

—Bien por ti—contesté sin emoción, viéndola fijamente mientras ella se encontraba de espaldas—. Yo me libraré de escuchar tus triviales historias sobre hombres.

—¡¿Cómo sabes...?!—exclamó con sorpresa. No podía ver su rostro, pero estaba segura de que estaba avergonzada.

—No me digas que... ¡¿Estuviste consciente todo este tiempo?!...

Sí, lo estuve... Y fue horrible, no poder moverme, no poder hacer nada.

—Fue como tener un sueño vago... Escuchaba tu voz y la de Armin como si estuvieran lejos... Fuera de eso todo era igual... Oscuro.

La expresión de Hitch era de lástima, quizá un poco de tristeza. Pero no dijo nada, me dejó continuar.

—Estoy al tanto de la situación gracias a sus pláticas. Y cuando finalmente quedé libre... Escuché la voz de Eren. ¿En verdad pretende destruir el mundo?.

Hubo silencio. Hitch no me respondió, tampoco esperaba que lo hiciera. En cambio, dejó salir aquel caballo y se montó en el, esperando que hiciera lo mismo para poder salir de aquí.

Cuando salimos pude ver a los titanes colosales que estaban dormidos entre las murallas, dirigiéndose hacia el frente sin ningún retroceso. Directamente a su objetivo, destruir todo a su paso.

Hitch comenzó hablar sobre su trabajo como policía militar, sobre cómo limpió mi desastre y cómo hará con el de Eren, casi con rencor.

—¿Y bien? ¿Me responderás?, ¿Qué piensas?.

Es verdad, me lo preguntó tantas veces, durante tanto tiempo, debería darle una respuesta, me salvó después de todo.

Le conté cómo era Marley, le conté sobre los guerreros, sobre las misiones y sobre cómo todo lo que hacíamos estaba justificado con tal de cumplir las órdenes que ellos nos daban. Hablé sobre mi padre y mi hermana, le conté sobre nuestro entrenamiento, sobre lo espantoso que fue y sobre nuestra despedida al final de todo, sobre cómo me pidió regresas entre llantos y sobre cómo fue despedirme de mi familia. De mi hermana.

—Tengo... un padre y una hermana que esperan mi regreso... E, igual que yo... Los demás tienen personas preciadas para ellos—le dije—. Creo que he cometido pecados irreparables... Pero... Si fuera para regresar con mi padre y mi hermana, lo volvería hacer...

𝑳𝒂𝒛𝒐𝒔 𝑰𝒏𝒒𝒖𝒆𝒃𝒓𝒂𝒏𝒕𝒂𝒃𝒍𝒆𝒔 (𝑷𝒊𝒆𝒄𝒌 𝑭𝒊𝒏𝒈𝒆𝒓) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora