𝑳𝒂𝒛𝒐𝒔 𝑰𝒏𝒒𝒖𝒆𝒃𝒓𝒂𝒏𝒕𝒂𝒃𝒍𝒆𝒔 (𝑷𝒊𝒆𝒄𝒌 𝑭𝒊𝒏𝒈𝒆𝒓)

Capítulo XXIII

T/n Leonhart

Yo no esperaba que las cosas sucedieran de esa manera. Nunca creí que ellos harían algo así, ellos no me lo dijeron.

Me engañaron.

—Te he dicho que estoy bien—Porco dijo por milésima vez.

—Tengo que hacer que te atiendan, no puedo dejarte varado. Entiéndelo, no puedo dejarte, ellos pueden hacerte daño—le respondí con dureza.

Porco no respondió.

Sabía que era incómodo, un golpe duro a su ego, el hecho de que una mujer más de diez centímetros más baja lo cargará y cuidara de él. Pero debía hacerlo, no podía dejarlo herido, no cuando ellos estaban aquí, Porco era tan necio que sería capaz de ir contra ellos aún en su estado.

Todo estaban vueltos locos, corriendo por todos lados, empujando y gritando, nadie pensaba nada más que no fuera salir de ahí.  Era tan difícil hacerme paso entre todos ellos, pero lo había conseguido, estábamos entrando al hospital cuando escuchábamos como un médico gritaba.

—¡Ese niño ha muerto hace mucho!.

—¡No!, ¡solo examinalo por favor!.

¿Colt?.

—T/n...

—Sí, lo he notado.

Colt tenía en sus brazos a Udo.

Muerto.

Eren Jaeger había asesinado a niños y civiles.

Apreté las piernas de Porco con cuidado y ambos asentimos en acuerdo, iba a correr para acercarme a los chicos.

—¡Colt!, ¡¿qué sucedió?!, ¿dónde están los demás?, ¿Udo está...

Gabi y Udo escucharon mis gritos y voltearon en nuestra dirección, ambos con un rostro realmente distorsionado, tenían tantas emociones encontradas. Irá, tristeza, miedo, angustia.

—¡T/n-san!, ¡Udo está... —Gabi gritó mi nombre con la mirada perdida.

—Gabi, tienes que alejarte lo más que puedas de la plaza, tú y Porco deben buscar un lugar seguro y esperar—dije cuando estuvimos finalmente junto a ellos. Mis ojos se llenaron de lágrimas que amenazaban con salir al ver al pequeño Udo. Él estaba muerto, su rostro estaba desfigurado y repleto de sangre, su cuello parecía estar roto y sus ropas tenían marcas de zapatos en ellas.

Él solo tenía 12.

—Yo... —Colt habló—. Debo ir a buscar a Falco, regresaré a buscarlo.

—Vamos—contesté—. Tengo que protegernos. Peleare.

Bajé con cuidado a Porco y le pedí que cuidara de Gabi.

—Yo también iré—Gabi dijo cuando Colt y yo estábamos a punto de irnos—. Yo... No entiendo por qué mataron a Udo y Zofia, ¡No lo entiendo!.

—¡Espera, no vayas!—le dije. Ella comenzó a correr hacía el centro—. ¡Gabi!.

Es inútil, tengo que ir tras ella.