Capitulo XI

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Había bastado con un día para que T/n se recuperara por completo de las heridas que tenía su cuerpo. Ella y Porco habían pasado los últimos días juntos, la castaña se había rehusado a dejar solo a su amigo. Él había perdido más de lo podía manejar sin alguien a su lado, su hermano estaba muerto y la única forma de volver a ver algo de Marcel había desaparecido, por culpa de ella.

—Gracias—había dicho el chico mientras caminaban de regreso a sus hogares.

—mm?—preguntó confundida la chica, el chico casi nunca agradecía—. ¿Por el pan que te compré?, pues de nada, me alegra que te gustara—sonrió.

Porco sonrió un poco, él la quería.

—Por no dejarme solo—contestó—. No dejaste que me hundiera, aunque el pan también ayudó, gracias por eso.

Si él supiera que es por ella por quien no volverá a saber nada de su hermano, no estaría agradeciéndole.

Pero no se arrepentía, porque de esa manera él iba vivir una buena vida, sin preocuparse de los trece años.

—Porco, Porco... —comenzó—. Yo nunca voy a dejar que te hundas, eres mi mejor amigo después de todo. Eres inútil sin mí.

—Lo sé y te agradezco por estar aquí, viva.

"Hasta que la maldición te arrastre con ella"

Los siguientes minutos fueron silencio, los dos caminaban sumergidos en sus pensamientos, y eso estaba bien, ninguno tenía nada más que decir.

Cuando el momento de separarse llegó, se dieron un último abrazo y cada uno siguió su camino hasta llegar a casa.

Al llegar a su hogar, la guerrera fue directo a su habitación y se recostó, los últimos días habían sido tan agotadores. Los altos mandos dentro del ejército habían estado preguntando tanto por el momento en que perdió a Ymir y ella contando la historia, una y otra vez, estaba exhausta.

Pero ella sólo podía pensar en una cosa cuando pensaba en la chica que dejó escapar. Su hermana estará bien, si sus compañeros regresaban sin ella, de todas maneras eso significaba que Annie estaría bien, porque la mujer que salvó se lo prometió, y extrañamente confiaba en su palabra.

"Estúpida Ymir"

Mientras, del otro lado, una chica se maldecía a sí misma. Ymir había estado viajando por días para llegar a las murallas. Al parecer había llegado tarde a la batalla que ocurrió.

Había sangre y grandes rocas esparcidas por todos lados, junto a los destrozos tan grandes que había dentro de la muralla, eso era reciente, quizá si se habría apurado, podría haberle sido de ayuda a sus amigos, al menos un poco.

"Espero que no estén todos muertos... Historia, por favor, dime que no estás muerta".

El viaje a partir de ese punto fue corto para la chica, conocía la ruta. Su próxima misión es que nadie la descubra aún.

Mientras, la valiente y carismática Christa Lenz o mejor dicho, la gran Historia Reiss, nueva gobernante de las murallas, la reina detrás de los muros, estaba devastada.

Ymir, la tonta Ymir la había dejado y lo único que pudo darle antes de marcharse para siempre fue una carta diciendo que iba morir muy pronto.

—Ella va morir, ¿sabes?, eso es lo que mencionó en la carta que dejó—le había dicho a Eren cuando todos los demás se habían marchado, dejándola a solas con el chico—. Ella eligió morir antes que quedarse conmigo... pero está bien, ella siguió lo que creía, tomó su decisión, justo como yo.

𝑳𝒂𝒛𝒐𝒔 𝑰𝒏𝒒𝒖𝒆𝒃𝒓𝒂𝒏𝒕𝒂𝒃𝒍𝒆𝒔 (𝑷𝒊𝒆𝒄𝒌 𝑭𝒊𝒏𝒈𝒆𝒓) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora