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CAPÍTULO TREINTA CUATRO
Día de juegos 1/2








Cuatro... seis... ¿siete? El chico sacudió la cabeza retirando su mirada del reflejo de la ventana del edificio a su lado, sin dejar de aumentar la velocidad al caminar, en el mismo reflejo se visualizaba claramente un conjunto de sujetos caminando decididos a un objetivo; ellos. Definitivamente la idea de salir a almorzar fuera del dormitorio sin seguridad fue sumamente estupida.

Su compañero, con quien compartía la misma situación ahora mismo, le tocó el brazo para llamar su atención y disimuladamente señaló con la mirada una gran estructura a unos escasos metros, su salvación. Sin más preámbulos emprendieron una carrera, y los sujetos que los seguían no dudaron en hacer exactamente lo mismo, sin dejar de emitir flashes cegadores de sus cámaras.

El par de chicos saltaron con agilidad la barra de seguridad del aparcamiento, al ver que la misma barra ayudó a retrasar a los reporteros, bajaron la velocidad de sus pasos acercándose a la entrada del edificio. Apenas cruzaron las puertas de vidrio, tres hombres de seguridad se interpusieron en medio de su camino.

Era de esperarse viniendo de una de las grandes empresas de entretenimiento.

—¿Tienen la identificación aprendices? —el castaño negó la pregunta del hombre con rostro neutral—. ¿Tienen programada una cita con alguno de nuestros artistas o personal de la empresa? —ambos chicos se miraron mutuamente dudativos para seguido dar una negativa—. Sin tener cita programada, no está permitida la entrada a los visitantes. Les pido amablemente que se retiren, de lo contrario serán escoltados fuera de la propiedad.

—¡Espere! No puede sacarnos, hay reporteros afuera esperando para devorarnos vivos —sin dar aviso, el portador del suéter amarillo mostaza abrazo al de seguridad mas cercano a él, su acompañante a su lado miró incrédulo la accion—. Somos parte de Bangtan Sonyeondan, ¡él está comprometido con su voz de oro! —el chico sin dudar señaló un recuadro del grupo femenino en la pared, más bien a la chica pelirroja que se encontraba en la orilla.

Tenían suerte que la empresa le gustara presumir de sus artistas teniendo recuadros de ellos por todas partes del edificio.

Los guardias observaron lo señalado para después mirar al castaño, analizándolo de pies a cabeza.

—¡V hyung! ¡Aun no estamos comprometidos! —regaño sintiendo un sonrojo abarcar sus mejillas, que estaban cubiertas por un cubrebocas. No se dio cuenta de lo que dijo, al menos de esa palabra, hasta que distinguió la mirada burlona que le mandó su mayor.

—¿Podría sacarse el...? —el guardia señaló su propia cara refiriéndose a la tela que le cubría el rostro—. Solo para verificar que...

Antes de terminar, Taehyung ya había estirado un brazo hacia su menor despojándole la tela de la cara. Los tres guardias de seguridad no tardaron en hacer una reverencia dirigida más que nada al de menor edad de entre ellos, y este aun más avergonzado que antes rápidamente correspondió, pidiéndoles que no hicieran eso.

—Discúlpenos por las molestias, joven Jeon —se disculpó el mismo hombre que habló en todo el momento, al parecer era el guardia general.

—Lo entiendo, deben proteger a sus artistas, descuide —no le tomó importancia mostrándole una sonrisa de labios cerrados—. Necesitamos quedarnos unas horas, al menos hasta que los reporteros se retiren —explicó mirando sobre su hombro la puerta de cristal, donde a unos metros la pequeña multitud de sujetos con cámara había aumentado sorprendentemente. Al parecer la noticia de que se encontraban allí ya había circulado.

—Podríamos escoltarlos hasta sus departamentos en una camioneta, pero todas fueron ocupadas para diferentes actividades... —el hombre miró la pared detrás del mostrador, los chicos, incluyendo a los dos guardias restantes, siguieron su mirada encontrándose con el organizador de llaves vacío—. ¿Quiere que llamemos a la señorita Park para su encuentro?

ᴄᴏɴᴛʀᴀᴛᴏ |Rosekook   [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora