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CAPÍTULO CUARENTA
No más limitaciones





Entreabrió los ojos de a poco, arrugando levemente su nariz, el sueño aún la invadía así que era normal que los párpados aún le pesaran que tuvo que cerrar los ojos por unos segundos más, al menos hasta que sintió un vacío en su estómago.

Si.

Ahí estaba.

El hambre era por el único motivo que se levantaba de la cama todos los días.

Ya se estaba tardando.

Dio un pequeño bostezo a la vez que volvía abrir los ojos, intentando acostumbrarse a la tenue luz que había en la habitación, se quedó un momento completamente inmóvil para que su cerebro procesara donde estaba y como por qué le daba ciertas pulsaciones algo molestas.

Lo primero que enfoco su vista era un fornido pecho desnudo con su mano encima de uno de sus pectorales, alzó un poco la cabeza logrando ver y comprobar el dueño del trabajado cuerpo, claramente era Jungkook. Quien pareció dormir pacíficamente dando unos muy pequeños y apenas audibles ronquidos, su largo cabello azabache le cubría parte del rostro así que la rubia no demoró en apartarle los mechones con delicadeza para no despertarlo.

Aun así Jeon arrugó tiernamente la nariz apretando inconscientemente el cuerpo ajeno contra el suyo, como si asegurara el agarre en la cintura de la chica. Esta ahogó un jadeó ante el movimiento, ya que su muslo izquierdo pareció tocar algo indebido al tener la pierna por encima del chico.

Ahí fue cuando cayó en cuenta de dos cosas.

Primera, ella no parecía tener nada cubriéndole la parte superior del cuerpo.

Y segunda, él estaba durmiendo completamente desnudó y lo que estaba tocando su muslo era el miembro del chico.

Aun sin verse sabía que un visible sonrojo se apoderaba de gran parte de su rostro, sentía las mejillas ardiendo, su torso estaba pegado al torso del chico así que de cierta manera no se sentía tan incomoda de que sus senos estén libres a la vista. Pero de todos modos debía de levantarse.

Empezó alzando ligeramente la pierna con lentitud para no hacer despertar a Jungkook, y cuando la estaba retirando hacia su lado derecho de la cama, él rápidamente la agarró por la parte trasera de su rodilla para volverla a poner en el lugar donde recién estaba, incluso casi subiendo por completo su delgado cuerpo encima de él.

—No te levantes —murmuró con voz ronca acariciando con su pulgar la pálida pierna contraria, aún mantenía los ojos cerrados—. Durmamos cinco minutos mas.

—Pero ya son las once de la mañana —anunció mirando fugazmente el reloj electrónico en una de las mesitas de noche—. Y tengo hambre.

—¿Aún tienes hambre después de lo de la madrugada? —aquello la congeló de pies a cabeza—. Creí haberte dejado llena —era broma, lo conocía perfectamente.

—Eres un idiota —le pellizcó un pectoral haciéndolo chillar del dolor—. En una hora nos levantamos.

—Dos horas —tanteó Jeon en un intento de convencer, mientras que con su mano derecha jugaba con el elástico de las diminutas bragas que llevaba la chica. Eso la ponía nerviosa, puesto que era lo único que separaba sus cuerpos.

—Una.

—Dos.

—Entonces media hora.

—Bueno, bueno, por eso decía que una hora estaba bien.





—Definitivamente no nos preparamos para esto —murmuro con disgusto Roseanne observando a detalle el interior de cada alacena de la cocina, para esto tuvo que abrir todas las puertas detectando que faltaría de comprar.

ᴄᴏɴᴛʀᴀᴛᴏ |Rosekook   [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora