• TOMA EXTRA #005

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Mientras el elevador llegaba a su destino Lolito tomó el cuello de su esposo para agacharlo un poco y compartir besos suaves pero profundos. Lentamente acariciaban sus lenguas y disfrutaban esa calidez de sus alientos y del sabor de sus bocas. Mangel lo acercaba a su cuerpo moviendo despacio los dedos en su espalda. Aquel beso no era lujurioso, pues no tenía el afán de devorarse, solo era plena satisfacción y experiencia.

Sabían perfectamente como recorrerse y el ritmo necesario para acelerar sus latidos, podían delinearse en la oscuridad o adivinar el contorno de sus cuerpos con los ojos cerrados. Después de tantos besos, después de hacer el amor sobre cualquier mínima superficie recargable, después de tanto no había un fin, pues sus pulsos se descontrolaban de igual manera como la primera vez.

Cuando el timbre del elevador sonó indicando que ya estaban en el piso, se separaron despacio y el mayor lo tomó de la mano tiernamente para salir. Lolito aún tenía parte del ramo de tulipanes naranjas, caminó detrás sintiendo como se había alterado su corazón por los besos recién compartidos, no esperaban toparse con nadie a tan altas horas de la noche en el hotel, sin embargo estaba una familia esperando para entrar en el elevador justo cuando ellos salían tomados de la mano.

La niña se les quedó mirando pero sobre todo al de los ojos verdes, no es necesario pensar porque de los dos era el que más llamaba la atención, siempre le miraban para saber si era una chica y al descubrir que no lo era, aquellas miradas por lo regular fruncían un poco el ceño, y más ahora que tomaba la mano de su esposo, pero estaba ya más que acostumbrado a eso, Lolito le sonrió a la niña y siguió su camino sin soltar la mano que lo dirigía a la habitación. Mangel no prestó atención a la escena que acababa de pasar, de hecho nunca se daba cuenta de esas cosas y menos en ese momento que solo quería llegar a su habitación y desnudarlo a besos.

La familia entró al elevador con incomoda tensión, pues sus hijos eran pre adolescentes y los adultos no querían tener que lidiar con preguntas por lo obvio.

Aun así era inevitable que les surgieran dudas a los menores, en especial a la niña de aproximadamente diez años, solo que no se atrevía a hablar por los gestos molestos y fulminantes de sus padres por el "desagradable encuentro" 

Sobre todo les molestaba la actitud divertida de su hijo de aproximadamente catorce años, ya que él si estaba al tanto de lo ocurrido y después de ver tantas parejas e historias en las redes le llamo poderosamente la atención, pues era la primera vez que miraba en persona una pareja del mismo sexo.

La niña al ver la expresión divertida de su hermano se atrevió a preguntar.

- ¿Eran dos hombres?-

- Claro que no-

Dijo la madre y el chico se carcajeo.

- Madre, claramente eran dos hombres y recién casados por cierto, ahora van a la luna de miel-

- Castigado sin tableta por el resto del viaje-

Le sentencio el padre, pero al chico no podía importarle menos, ya que conociendo a sus padres una rabieta de su parte haría que se la devuelvan.

- Da igual, cuando mi hermana crezca un poco entenderá y será una loca del Yaoi-

- ¿Qué es Yaoi?-

- Nada mamá, nada-

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Al entrar a la habitación Mangel lo agarró de las caderas deseando seguir con los besos ahora con mas intensidad, pero a carcajadas el pelirrojo logró zafarse de su agarre, no conforme con que su esposo se le escape continuo caminado e intentando pescarlo y el otro escapaba cada vez, iniciando así un jueguito que les hacía sonreír coquetamente.

BELLO POR NO DECIR MAS (MANGELITO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora