• TOMA #023

442 67 102
                                    

Ya estaba atardeciendo, le dolía mucho el estómago, fue a la cocina y saco una cajita de fresas del refrigerador, se comió una con dificultad para ver su le dejaba de doler el estómago, sacó un litro de leche pero al olerlo ya estaba perdido de los días que lo tenía allí sin beber, lo tiro en el fregadero echándole agua para limpiar.

Buscó algo más para beber en el refri y vio los licuados que le llevo Auron, saco uno de chocolate y le dio un pequeño trago, no podía comer más porque sentía nauseas. En eso tocaron la puerta y rodo los ojos hacia arriba, de seguro era el histérico de su amigo llevándole algo más para comer. Se dirigió a la puerta sonriendo y al abrir casi se desmaya.

Comenzó a temblar ¿Estaba alucinando?

- Mangel-

- Mi corazón-

Todo parecía tan lento, como si el tiempo se hubiese detenido, pero fue cuestión de segundos en los que Mangel lo observó, estaba tan delgado, el amor de su vida se abandonó así mismo, Auron no le mintió, sintió miedo, terror de imaginar que podría perderlo. En cambio Lolito se paralizo al verlo, no supo cómo reaccionar.

Mangel entró cerrando la puerta y aferró a Lolito a su cuerpo, besando sus labios, el de los ojos verdes tembló al sentir los brazos que lo tomaron, correspondió débilmente a sus besos, para ambos fue un beso que jamás hubiesen esperado de un reencuentro o una reconciliación, y no, no fue por que faltase amor en sus labios, sino porque el amor iba cargado de sentimientos que herían, angustia, miedo, dolor y culpa. Sus lágrimas se mezclaron en sus mejillas.

Por parte de Lolito estaba el miedo y la angustia de que aquello fuera solo un sueño, como ya le había pasado anteriormente, y si no era un sueño quizá era un error de Mangel, un impulso desesperado de su cuerpo por poseerlo y que al recordar todo lo que él era, se iría de nuevo dejando más destrozando su corazón, si fuese eso posible, por supuesto.

Por parte de Mangel estaba el dolor y la culpa que le impidieron besarlo con la euforia que deseaba, pues al sentir su cuerpo tan delgado y frágil, un nudo se instaló en su pecho asfixiando su garganta, se juró que nunca lo lastimaría, y sentirlo en esas condiciones por las palabras hirientes que utilizó aquel día, lo hacían sentir rabia contra sí mismo.

Lolito se separó un poco de él para hablar, aunque su voz temblaba tanto o más que su cuerpo.

- ¿Q.qué haces aq.quí?-

- Vengo por ti... te necesito-

- ¿Qué dices? No-

El ojiverde intento soltarse de sus brazos, pero Mangel no se lo permitió, ni un centímetro logró despegar su cuerpo.

- Te amo, no me rechaces por favor-

- Miguel Ángel... sabes que yo, no puedo dejar a Lenny, te lo dije-

- Lo sé, amor... no me importa-

Lolito deseaba creerlo, pero esta vez no se cegaría como ántes.

- Eso dices ahora, pero cuando tenga que ir a verlo no pensaras lo mismo-

- Yo solo quiero que me perdones por todo lo que te dije, quiero estar contigo, Manuel te amo-

Tras aquella última frase de tres palabras unieron sus labios de nuevo, las lágrimas no habían abandonado aún sus ojos, pero el segundo beso tenía necesidad, la necesidad de saciar esa sed que solo se satisfacía con sus labios, la necesidad de beber el placer que solo nacía en su boca e inundaba sus cuerpos con vida, esa vida que estaba ausente en sus días, al estar el uno sin el otro descubrieron que se podía vivir por el simple hecho de existir, respirar sin sentir y ser un cuerpo inerte.

BELLO POR NO DECIR MAS (MANGELITO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora