• TOMA #003

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La pareja estaba tratando de arreglar una relación rota, tenían cinco años de vivir juntos, en ese pequeño departamento que se encontraba en la zona de los suburbios, pero hacía dos años se vino el declive entre ellos, lo que había enamorado a Mangel era lo que los separaba, lo coqueto de Rubén y sus maneras alegres de llevarse con todos, derivó en celos justificados a veces si aveces no, pero celos al fin, comenzaron con discusiones pequeñas que con el paso del tiempo fueron tomando resentimiento y culpas por parte de ambos.

Si seguían viviendo juntos era porque Mangel era un romántico y aceptaba las disculpas del rubio cada vez, pero hace un par de meses que el de lentes se dio por vencido y fue entonces cuando Rubén se aferró más a la relación, pero sus peleas ya eran tan tóxicas que se gritaban en la calle.

Mangel cayó en el sillón empujado por Rubén, con la camisa desabrochada al igual que el cinto y el cierre de su pantalón, se quiso levantar molesto pero el rubio no lo dejo ya que se montó en él, tenía su playera verde con manga larga negra y la parte inferior ya se había despojado de cualquier prenda, movía sus caderas simulando embestidas sentado a horcajadas sobre el de lentes y le besaba el cuello mientras lo acariciaba por debajo de la camisa abierta.

- Joder tío, para ya-

- No seas necio cabrón... si me deseas... estas duro papito... mmh-

Rubén introdujo la mano en el pantalón abierto de Mangel para liberar su erección del bóxer, con la otra mano bajo un poco la prenda para no lastimarlo, aunque el de lentes no quería ceder su cuerpo controló el movimiento levantando un poco la cadera para que el rubio pudiera bajar un poco la prenda como quería, ya con el miembro liberado Rubén se acomodó a manera de que ambas erecciones coincidieran y con una mano las aprisionó juntas para realizar el vaivén al mismo tiempo, sabía que esa acción lo enloquecía, el chico quería besar al moreno pero éste giraba su cabeza y mejor dejo de intentarlo.

Mangel estaba jadeando con los ojos cerrados, aquel acto para él ya no era de amor, pero Rubén sabía perfectamente cómo calentarlo y a esas alturas ya no podía dar marcha atrás.

Para Rubén era un acto desesperado, las palabras entre ellos se había agotado y los sentimientos eran solo un recuerdo, solo buscaba en el sexo algo que le hiciera sentir a ambos que no podían vivir sin el otro. Era como aferrarse a una rama seca por el miedo a caer, aunque sepas que terminaras en el suelo.

Cuando el líquido pre seminal se hizo presente, el rubio levanto las caderas para introducirse el miembro del de lentes de una sola estocada, el rubio soltó un alarido curvando su espalda hacía atrás y Mangel sintió una oleada de calor que le estremeció todo el cuerpo, se aferró al sillón pues no quería tocar a su compañero.

Pasaron unos segundos en los que el dolor del rubio se convirtió en placer y comenzó a moverse despacio, definitivamente aquella combinación de dolor y placer era lo que más amaba y lo que no quería perder. Con la voz en un hilo por la falta de aire el rubio le pedía a Mangel que lo tocara.

- Tócame Mangel... Ahaaa, agarra mi cadera... bésame-

El nombrado seguía con los ojos cerrados y aferrándose al sillón, el vaivén del rubio se intensifico provocándole gemidos que no podía retener por más que lo intentaba, el que estaba arriba lo miraba regocijándose por los deliciosos sonidos que provocaba en él, se lamía los labios mientras cambio el vaivén por fuertes saltos sobre su regazo y jalo los brazos del de lentes para que se fueran a su cadera.

Cada salto del rubio le enviaba corrientes eléctricas que recorrían todo su cuerpo, estaba acorralado por el placer, para Mangel el amor es lo más importante en una pareja, y eso era algo que ya no sentía por Rubén, echarse un polvo cualquiera podía hacerlo, pero las ganas de besar y acariciar un cuerpo para él nacían del alma, tenía que sentir vibrar su corazón para tener el deseo de recorrer su cuerpo y besar palmo a palmo toda su piel, sí definitivamente, era un romántico soñador de los que están en peligro de extinción.

BELLO POR NO DECIR MAS (MANGELITO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora