EPÍLOGO

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Descripción de un intruso enamorado

Si tuviera que describir un beso tuyo tendría que reescribir el idioma e inventar algo más que la gloria, tendría que volverme creador de ilusiones para que el mortal que leyera mis versos, comprendiera todo lo que la piel de tus labios despierta destellando en mi interior, enciendes la luz de la vida en mi universo, nacen estrellas en la constelación esmeralda de tu mirada, me convierto en intruso, dichoso explorador de maravillas, me sumerjo en tu misterio, te entrego mi esencia desgarrándome de pasión, dejando mi vida en tus manos... llega el silencio... el temblor de dos cuerpos... queda un eco de mis latidos a la distancia... vivimos la infinidad en un instante... vuelvo a respirar y encuentro tu aroma, me haces existir una vez más. Bendita sed insaciable de tu humedad me consume, reinvento ilusiones, me alimento de gloria y renace el intruso con deseos de volver a morir en los confines de tu misterio.

Lolito termino de leer en voz alta aquel poema y dejo el libro en el mueble de donde lo agarro, del pequeño buró que Mangel tenía al costado de la cama, estaba desnudo con el cabello revuelto y aferrado a su cintura estaba un agotado chico desnudo también y sin sus lentes, jaló su cuerpo de nuevo suavemente para colocarse sobre él recostándose en su pecho pálido, metido entre sus piernas y con sus labios rosando su cuello.

- Esta hermoso ¿Lo escribiste para mí?-

- ¿Qué te hace pensar eso?-

Loli sonrió y metió sus dedos entre su cabello acariciándolo, levanto sus piernas y las enredo rodeando sus caderas, poniendo sus pantorrillas en la parte de atrás de sus muslos morenos, movía sus pies a sabiendas que con ese jueguito provocaba un rose entre sus intimidades.

- Pues porque me amas, y porque dice eso de la mirada esmeralda y así-

- Ah, por eso, mmm... puede que si sea escrito para ti-

- ¿Puede? ¿Cómo que puede?-

- Sí, sigue moviendo tus piernitas así y te escribo un libro completo-

Lolito se sonrojo y se cubrió el rostro con su cabello sonriendo, Mangel también sonrió y se alzo un poco para besar sus labios a través de las hebras naranjas, soplo sobre sus labios para apartar el cabello y profundizar el beso introduciendo cálidamente su lengua en la boca que lo recibió con anhelo.

Estaban así desde la tarde anterior que el de los ojos verdes llegó de improvisto a su departamento, desde que unieron sus labios con ansiedad. El primer encuentro fue salvaje, con hambre voraz, era tan necesario fundir sus cuerpos que ni bien se habían desnudado cuando entro en su cuerpo, sus gritos y gemidos se podían sentir en las caricias que marcaban la piel, abrazos apretados que buscaban comprender lo que pasaba, que era real ese cuerpo que tanto deseaban volver a tocar, ese cuerpo que lograba darle otro matiz a la vida. 

Después sin saber como, habían terminado besándose en la cama, sonreían entre besos al estar de acuerdo en que aquello había sido demasiado rápido, ambos estaban sonrojados con un poco de pena por actuar con tanta desesperación, pero apenas recuperaron un poco el aliento, sus sonrisas se borraron al tomar con seriedad el cosquilleo que comenzaba a nacer de nuevo en sus vientres, como un imán atrayéndose juntaron sus labios y con suma dedicación comenzaron a explorarse.

Poco a poco, el corazón se aceleraba y allí supieron que así era como lo recordaban, así vibraba la piel, así los besos encendían el fuego, así se tocaban reconociendo con el tacto cada milímetro de su hermoso cuerpo, así se abrían las puertas del cielo y así eran sus quejidos cuando lo gozaba.

Fue por la madrugada que Mangel se puso los lentes y encendió la lámpara, comenzó a escribir tras la tapa de uno de los libros que siempre tiene en el buró. Lolito entre sueños lo observaba escribir concentrado, mordiendo un poco su labio y frunciendo el ceño, sonrió al sentirse seguro a su lado, seguro de que eso era lo que necesitaba de allí en más. 

BELLO POR NO DECIR MAS (MANGELITO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora