• TOMA FINAL

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Abordó un autobús con mochila de jean en mano, de aquel chico de lentes que inicio esta historia solo queda un leve recuerdo en sus facciones. Su mirada estaba endurecida y le costaba sonreír. Tenía cuatro meses de vuelta en su ciudad, allí donde conoció al amor de su vida, se estaba estableciendo de nuevo, rento un departamento en el mismo edificio donde antes vivía pero en otro piso, ahora en el piso tres.

Ahora viajaba con rumbo al pueblo de sus padres, tenía ya dos años sin verlos, iba por eso y porque desde que salió huyendo de Leandro, escondió el auto de Cheto en un galerón que estaba en los terrenos de su padre, el auto que fungió como patrulla falsa el día que fingió su muerte y tiró su amado Jeep blanco por un barranco. Ya hacía cuatro años de aquello.

Estaba por cumplir 31 años de vida, pero se veía un par de años más grande, la vida no lo ha tratado muy bien, tomó su asiento checando el número en el boleto de pasaje, cuando lo encontró abrió el maletero de arriba y guardo su mochila, como siempre cargando con su objeto de trabajo para todas partes, aun era la misma laptop que le regalo Lolito.

Se sacó los audífonos del bolsillo de la camisa y presionó el play, la música de Imagine Dragons comenzó, el recorrido al pueblo en auto no duraba mas de dos horas, sin embargo en camión casi podían ser cuatro horas sentado, el transporte tomaba rutas mas largas para poder hacer paradas en otras estaciones, pero es lo que le queda, por eso le urgía ya hacerse del auto de Cheto, en sí la visita a sus padres le podía un poco porque, cuando se fue no les dio explicaciones y siendo una familia tan unida sabía que habían sufrido mucho su partida exprés, las pocas veces que habló con su madre por teléfono la escuchaba llorar sin parar y le partía el corazón, pero por miedo o paranoia muy bien justificada, solo la llamaba un par de minutos, supo que su padre enfermó por su culpa y cuando los vio, fue porque ellos fueron a buscarlo, y aun en ese momento no quiso revelar el motivo de su partida por temor a que quisieran hacer algo, creyendo que podrían pelear contra un magnate por medio de abogados.

Sí, Lenny no solo le quitó al amor de su vida, lo arrancó de su familia, lastimo el corazón de sus padres y les mermó la salud. Recordaba aun con pena aquellas conversaciones cortas, cuando por un puto y frío aparato telefónico les informó que sería papá, no cabían en su felicidad y no se lo podían creer, su hijo desde niño había demostrado sus preferencias sexuales abiertamente y no esperaban tener un nieto de su parte, por lo menos esperaban que fuera adoptado no concebido. Y ese era otro dato que por la distancia que interpuso de por medio, nunca les llegó a explicar como fue que las circunstancias lo llevaron a la cama de una chica, y cuando nació Miguel no pudieron conocerlo hasta tiempo después. Su madre sufría más que nadie creándose teorías que explicaran, el porque de un día para otro Mangel actuaba así, distante y con decisiones precipitadas y extremistas.

Ahora que ya se sentía libre, tendría que explicar muchas cosas, aunque claro estaba, no les contaría a sus padres la verdad tan crudamente para evitarles mas dolores, trataría de maquillar sus palabras para que dejen de pensar que anda metido en problemas judiciales o quien sabe que tanta cosa tengan en la cabeza sus pobres viejos.

El día que habló con sus amigos por teléfono, después de saber que Lolito se había ido de la ciudad, ya había determinado que se quedaría allí, todo por la esperanza de que un día regrese, Magui se molestó por su decisión, "Es decir ¿No esta Lolito y aun así te quedaras abandonando a tu hijo?" le dijo, pues ella no estaba dispuesta a regresar, ya había echo una vida en donde vivieron los últimos cuatro años, tenía trabajo y un novio estable que aceptaba su extraña situación, de vivir con el padre gay de su hijo. Sí por ese motivo es que todos sus pretendientes salían corriendo, y al fin estaba enamorada, ella no regresaría se lo dejó muy claro, pero más claro le dejó que Miguel se quedaba con ella, y eso, fue un duro golpe que tendría que aceptar, sentía que ese par de años que aparentaba de más edad, se habían venido encima en los últimos cuatro meses, pues se cuestionaba todos los días si debía quedarse por una ilusión, o debía regresar al lado de su hijo a quien adoraba con el alma.

BELLO POR NO DECIR MAS (MANGELITO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora