41- Fake trust

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Los dos días siguientes a la disputa con Riddle pasaron con lentitud. Traté de estar sola el máximo tiempo que pude, evitando a toda costa a Amy, Riddle y, en especial, a Sigurdsson. A cada segundo me autocriticaba por no ser capaz de serle honesta a mi propio novio. Sin embargo, mi desaparición no preocupó bastante a Wiglaf ya que los exámenes se habían retomado a pesar del basilisco deambulando por los pasillos de Hogwarts, y eso me justificaba, ya que pensaba que yo pasaba los días enteros estudiando. Si tan sólo supiera el infierno por el cuál me obligué a atravesar como consecuencia de mis irresponsables acciones.

Mi único compañero de sufrimiento fue Wood, fiel como siempre. Me acompañaba a todas y cada una de las clases que tenía, aunque no las compartiéramos, y se pasó estudiando conmigo las dos tardes que transcurrieron hasta ese 20 de abril.

El mismo día de la pelea con Amy había transcurrido cuál infierno para mí. El silencio en la habitación era matador, y cada mirada de Amy se sentía como una puñalada en mi alma y en mi corazón. El resto de mis compañeras corroboraron a este malestar mío, limitándose a dirigirle la palabra a Amy, y no a mí. Por ello, a la maña a siguiente, le solicité a Dumbledore un cambio de habitación. Tanto él como Dippler, el director, conocedores de la agresión de Amy -por la cuál fue castigada a realizar trabajos de limpieza por toda la escuela-, aceptaron a concederme una de las habitaciones individuales que conservaban para los enfermos. Como consecuencia, mi antigua cama quedó libre para el gato de mi ex-compañera Fliss Pipe, y yo ocupé una cómoda y pequeña habitación en la última planta de la Torre de Gryffindor. Constaba de una cama de tamaño medio, más grande que la anterior, una mesa con su reslectiva silla y un baño acomodado para minusválidos o alumnos con dificultades fisiológicas. Les agradecí eternamente el cambio de habitación a Dumbledore y a Dippet y, con la ayuda de Liam, me instalé en ella. Debo admitir que cambiar de habitación ha sido un acto puramente cobarde; no me atrevía a pasar un segundo más en presencia de aquella que había sido mi amiga incondicionalmente. No obstante, necesitaba un cambio de aires, y pasar más tiempo a solas me resultaba hasta encantador. De todos modos, en algún momento debía enfrentarme a mis problemas, y ese día había llegado. Aquel 20 de abril sentía que me había levantado preparada para enfrentarme a todo y a todos; sin embargo, estaba equivocada.

A primera hora el director Dippet nos reunió a todos los alumnos en el Gran Comedor, cosa que sólo ocurría cuando se habían suceso malos acontecimientos. Después de los dos días de aislamiento casi completo, fue de agradecer reencontrarse con los mellizos y sentir la calidez de su amistad como el primer día. Se había preocupado mucho por mi estado, pero como Wood les había insistido en que me encontraba bien, decidieron respetar mi silencio.

    -Alumnos -Dippet alzó la voz sobre el barullo constante de los alumnos que se preguntaban qué habría pasado-. A pesar de la constante amenaza del basilisco en Hogwarts, estos últimos días se ha gozado de una calma considerable, sin ningún alumno petrificado ni ningún mayor incidente.

Por suerte, hasta el momento sólo tres alumnos habían quedado petrificados durante varios días, debido al excelente trabajo del profesor de herbologia.

Durante el instante que el director se tomó para respirar y medir sus siguientes palabras, Wood entrelazó sus dedos con los míos y los apretó levemente.

    -Lamentablemente, esta espera sólo era la introducción al desastre que estaba por venir -casi sento como Dippet le dedica una mirada de una fracción de segundo a cada alumno-. Una alumna de Ravenclaw, la señorita Myrtle Elizabeth Warren, ha sido encontrada muerta en el baño de chicas de la planta baja.

Mi corazón se desploma instantáneamente, y siente cómo se rompe en pequeños cachitos. Otra muerte que cargaré eternamente en mi espalda.

Al acabar de pronunciar las últimas palabras, se escuchan leves gritos de alumnos que no dan crédiro a lo que han escuchado. Se escuchan sollozos venir desde la mesa de Ravenclaw, y reconozco a Olive Hornby llorar deseperadamente sobre el hombro de un compañero.

heirs & romances [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora