heirs & romances [Tom Riddle]

20- Sallyand

-No te vi llegar esta mañana a los carruajes.
-Ya, es que Amy y yo llegamos tardísimo.
-Como siempre.
-Te odio.

Sentí como sus brazos me abrazaban más fuerte alrededor de la cintura. Estábamos sentados en una piedra, yo encima de él para así calentarme. Desde dónde nos encontrábamos podíamos ver aquella casa que estaban empezando a construir al lado de Hogsmeade. Casa que se me antojaba misteriosa.

-Fui en el carruaje con Gray, Crisha y Lazarus -noté su cálido aliento en mi nuca.

Una duda me vino a la mente.

-Una cosa, Wiglaf. Os veo juntos mucho a Crisha, Lazarus, Tom y a ti este año -le comento.
-Parece raro. Lo sé -empieza a decir.

Sus manos empiezan a jugar con la mías.

-Es por una cosa que nos dijo la profesora Sallyand -dice, a lo que me giro para mirarlo, curiosa-. Prométeme que no se lo contarás a nadie.

Frunzo el ceño y asiento.

-Te lo prometo.
-La profesora ha estado investigando sobre los fundadores y sus herederos, y sospecha que Tom, Crisha, Lazarus y yo seamos herederos de los fundadores de Hogwarts.

Casi se me salen los ojos de las órbitas.

-Este finde semana, la profesora se ha ido a Londres para hablar con el ministro de historia e intentar averiguar si sus sospechas son ciertas o no.
-Es increíble.
-Lo sé.
-¿Y cómo es que la profesora sospecha de vosotros?

Noté cómo pensó un poco su respuesta.

-Conoce a nuestros familiares, supongo -admitió-. Los fundadores no dejaron constancia de quienes eran sus herederos por si hubía problemas en el colegio.
-¿Pero entonces sois descendientes directos?
-No lo sabemos. Es por eso por lo que la profesora se ha marchado a Londres. Para averiguarlo.

Pasamos unos segundos sin hablar. Estoy administrando toda la información.

-Entonces tú podrías ser el heredero y descendiente directo de Rowena Ravenclaw -digo impresionada.

Crisha de Godric Gryffindor.
Lazarus de Helga Hufflepuff.
Y Tom de Salazar Slytherin.
Espera.

Comienzo a unir toda la información. Todo cuadra. Si Tom es el heredero de Slytherin, los hijos de muggles estamos perdidos. Mi cabeza entra en un trance. Se me cierran los ojos y el mundo alrededor empieza a dar vueltas. Me agarro con fuerza a los brazos de Wiglaf y cierro los ojos.

-Cariño, ¿estás bien? -dice preocupado, tambaleándome-. Estás temblando
-Sí, sí -digo restregándome los ojos-. Es el frío.

Agarra mi mano y la besa. Yo, con rapidez, me siento de cara a él. Me agarra por la cintua y me acerca a él. Una vez hemos juntado nuestros labios, siento el calor de estos. Para cuando nos vamos a separar, siento como algo frío y blanco impacta de lleno contra mi espalda.

-¡A por la pareja! -reconozco al instante la voz de Archie.

Nos levantamos y corremos detras de una árbol para así resguardarnos. Entre risas, vemos como Archie, Noe, Amy, Gray o Wood corren hacia nosotros armados de bolas de nieve. Nosotros reunimos nieve del suelo y corremos a su encuentro. Mi primera bola de nieve alcanza la cara de Wood, y este toma venganza tirándome su bola al cuello. Noto como un trozo de la hielo se cuela por el abrigo y baja por mi espalda. Wood se da cuenta, y empieza a reir cual psicópata, mientras yo me retuerzo por el frio contacto de la nieve

-Te arrepentirás de haber hecho eso -digo señalándole con el dedo y haciendo otra bola de nieve.

Camino alterada por los largos pasillos de Hogwarts. Tengo la nariz ardiendo por el frío que he pasado, a pesar de haberme duchado nada más llegar al castillo.

Son las 11:14. Si no está en el comedor, estará ya en su habitación.

Expectante, me asomo por la gran puerta del comedor. Apenas hay unos veinte alumnos todavía, y él está entre ellos. Sentado en la mesa de slytherin y completamente sólo, Riddle escribe en un pergamimo.

Sin pedir permiso ni saludar, tomo asiento a su lado.

-Conozco tu secreto.

Lentamente, levanta la mirada del libro y la posa en mí.

-Klein.
-Eres el heredero de Slytherin.

Sus ojos me miran serios, impasibles.

-Técnicamente, no lo sé. Hoy la profesora Sallyand nos lo afirmaría -su cara no expresa nada. Vuelve su mirada al pergamino.
-Sólo te digo una cosa, -me acerco a su oido y susurrando le digo-. ni se te ocurra abrir la cámara de los secretos.
-Maldita sangre sucia. Deja de meterte en asuntos ajenos y déjame en paz.

Con rabia, guarda sus cosas en el maletín y sale pitando del comedor. Yo corro tras él hacia fuera.

-¡Tom! -grito-. Entiende el peligro que supondría para mucha gente si decidieras...

Cuando se gira para mirarme, noto el odio en sus ojos. Asustada, cierro la boca.

-Déjame -ordena siguiendo su camino.
-¿Por qué, Riddle? -grito al borde de las lágrimas-. ¿Qué te he hecho? Sé que me odias. Durante el trabajo de historia te has estado controlando, pero ahora que ya lo hemos acabado has vuelto a ser como antes.

Se gira lentamente hacia mí.

-¡¿Qué coño te he hecho?! -en un paso rápido, se acerca y me agarra de la muñeca.
-Cálmate.
-Contéstame. ¿Por qué me odias tanto? ¿Por qué te metes conmigo? Creía que estábamos bien.
-Porque eres una sangre sucia.
-Esa no es la razón -digo, escupiendo cada palabra con odio-. Por una vez sé honesto conmigo, Riddle. Me lo mercezco después de tantos insultos y humillaciones.

Me mira fijamente, y por una vez puedo notar un poco de dolor en su mirada. De incomprensión.

Noto como ahora su mirada está posada en un punto fijo, más allá de mí cara. Algo que se encuentra a mis espaldas. Extrañada me giro, para encontrar un grupo de profesores y alumnos correr hacia las escaleras. En el grupo diviso a mi hermano, así que corro a su encuentro. Riddle viene detrás.

-Alec, ¿qué pasa?
-La profesora de Historia de la Magia -sigo su paso aprisa-. La han encontrado muerta.

Fin del capítulo 20...