22- Winterball

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   -¡Me he manchado los dientes con el pintalabios!    -Espera, que te ayudo

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  -¡Me he manchado los dientes con el pintalabios!
    -Espera, que te ayudo.

Con un pañuelo limpio el rastro de pintalabios granate que se asoma por mis dientes.
Me sorprende que, a pesar de haber tenido el accidente, Amy aún sea una diosa del maquillaje. Si tan sólo los expertos vieran la maravilla que me ha hecho en los ojos. Las sombra de ojos granate me favorece tanto los ojos.

    - Ya está, nena -dice cerrando el pintalabios-. Estás divina.
    -Todo gracias a ti.

Me miró al espejo, extrañada realmente, pues nunca me pongo tan guapa. Realmente me gusta.

    -¿Lista? -me pregunta Amy, agarrando su bolso.
    -Ajá -asiento-. Vamos a deslumbrar a los chicos con nuestra majestuosidad.

Ambas reímos y abandonamos la habitación.

Al llegar a la sala común me sorprendí. Jamás había visto tanta gente ahí y tan bien vestida. Los chicos con trajes elegantes y pajaritas de colores, la chicas con largos vestidos.

Los mellizos y Wood se encontraban a un lado, intentando huir del bullicio.

    —En verdad odio los bailes —dijo Archie en cuanto llegamos.
    —A mí tampoco es que me emocionen —admití.

Tomé lugar al lado de Noé, y esté me alabó por mi precioso vestido granate. Would y Amy no se dijeron nada, Pero su mirada de complicidad lo decía todo.

    —Bueno, habrá que ir yendo a la entrada del comedor —anunció Noé.
    —Ajá.
    —Nos tenemos que encontrar con nuestras parejas —dijo Archie, refiriéndose a Noé y a él mismo.
    —Yo también —comentó sonriendo.

Bajamos por las escaleras, encontrándonos con gente que jamás imaginamos ver de gala.

    —Estás bien guapa —me dice Wood a mi lado.
    —Gracias —digo cortésmente—. Y tú estás bien rojo.

Suelto una fuerte carcajada al ver cómlo Wood abre los ojos como platos.

    —Ya dile a Amy lo bonita que está —le sugiero.
    —Anda mira, por ahí viene tu príncipe.

En efecto. Un Wiglaf Sigurdsson enfundado en un traje azul marino y con un pelo bien peinado bajaba las escaleras en dirección a nuestro grupo.

Disimuladamente me alejo de mis amigos y llego a su encuentro. Una vez frente a frente, Wiglaf se me queda mirando a los ojos fijamente.

    —¿Qué pasa? —digo avergonzada.
    —Estaba admirando tu inmensa belleza —dice agarrándome de la mano—. Estás increíble.

Dejo un suave beso sobre sus labios y tiro de él hacia el interior del comedor. Una vez allí, nos sentamos todo el grupo un una mesa redonda. El resto de estudiantes va entrando al gran comedor, y cuando llegan las 9, se cierran las puertas.

    —Buenas noches, alumnos —comienza a decir el director Dippet, junto a la mesa de profesores—. Espero que paséis una velada memorable, ya que después de este primer trimestre os lo merecéis.
    —Y tanto que nos lo merecemos —susurra Wood a mi derecha.
    —No se diga más —dice Dippet con énfasis—. ¡A comer todos!

Acto seguido, un imponente pollo aparece en mi plato, acompañado de patatas, puré y salsa.

Cada miembro de la mesa ataca su plato, y durante unos 10 minutos ninguno hablamos.

    —A ver, unas sonrisas por aquí.
    —¿Alec? —pregunto girandome hacia mi hermano—. ¿Qué haces aquí?
    —Bueno, ya sabes que quería venir al baile pero no quería venir con una pareja. Pues he convencido al Director de que me dejara venir a hacer fotos —alza su cámara muggle, una polaroid negra—. Gracias otra vez por la cámara.

Saca una foto a nuestra mesa y en 5 segundos la polaroid sale. Todos en la mesa miraban la polaroid impresionados.

    —O sea que la cámara que le comprasteis es muggle —dice Wiglaf.
    —Ajá.
    —Jamás había visto una así —admite Wood.
    —Yo no sé si la había visto antes, pero ahora estoy muy sorprendida —dice riendo Amy.

    —Yo no sé si la había visto antes, pero ahora estoy muy sorprendida —dice riendo Amy

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Serán ya las 11 de la noche. La velada hasta ahora ha sido genial, y Wiglaf es un cielo conmigo. Nos encontramos solos en la mesa, los demás están esparcidos por el comedor.

    —¿Vamos a bailar un poco?
    —Ve tú si quieres —digo, a lo que el levanta una ceja—. Ya sabes lo mucho que odio bailar. Anda, ve.
    —Bueno —dice levantándose—. En un rato me paso a verte.

Deja un suave beso sobre mi mejilla y se acerca sus amigos de Ravenclaw.

    —Malfoy, ¿sabes dónde está Tom?—no puedo evitar tirarme hacia Crisha McLaggen, quien se encuentra al lado de Malfoy a apenas un metro de mí.
    —Ni idea. Seguramente esté en la Torre de Astronomía. Habrá ido a tomar el aire.
    —Vaya. Bueno, ya volverá en un rato.

En toda la noche no había visto a Tom, y me parecía buena idea hablar un rato con él. Así que me levanté, acomodando mi vestido, y salí del gran comedor.

heirs & romances [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora