7- Boggart

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Boggart. Esa palabra se lleva repitiendo en mi cabeza toda la mañana. La idea de estaf con Wiglaf me encanta, pero la de enfrentarme a mi boggart no. Y es que por una razón me aterroriza tanto. Su imagen no solo me da miedo, sino también tristeza. Porque no he superado lo que pasó. Y creo que nunca lo haré.

Miro la hora. Si no ando más rápido, llegaré tarde a mi clase con Wiglaf.
Voy caminando rápido, cuando me doy cuenta de que alguien se ha unido a mí.

-Llegas tarde.

Me sorprendo al ver que Wiglaf es quien ha hablando.

-Llegamos tarde -corrijo a Wiglaf.
-Bueno, yo soy el profesor. Tengo más poder.
-Si tú lo dices.

Me muestra una de sus maravillosas sonrisas y llegamos a la puerta de la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Veo como Wiglaf saca una llave de su túnica.

-¿Cómo la conseguiste? -pregunto impresionada.
-Mis dotes de persuación -rio ante su comentario-. Ya has visto cómo me trata el profesor en clase. Me tiene en un altar.

Mete la llave en la cerradura y la gira, haciendo que la puerta se abra cediéndonos el paso.

-Adelante -ruedo los ojos y paso.

La clase está perfectamente ordenada y sin nada de por medio, salvo un armario en el medio. El famoso armario que contiene al boggart. Un escalofrío recorre mi brazo derecho.

-Bueno, cuanto antes empezemos, antes los conseguiremos. Acomódate y vamos allá.

Asiento con la cabeza y me quito la túnica. Él hace lo mismo.

-¿Estás seguro de que quieres ayudarme? -me giro rápido a mirarlo-. Seguro que tienes cosas mejores y más importantes que hacer. Soy una périda de tiempo.
-Sí que tengo cosas que hacer.
-Ves.
-Pero tú eres más importante.

Voy a contestarle, pero callo inmediatamente.

-¿Te importo? -pregunto atónita. Él se rasca la nuca.
-Pues claro. Eres mi amiga.

Solto una risa sarcástica. Menuda respuesta.

Me señala con la cabeza el armario y yo asiento.

-Sólo para recordártelo, el contrahechizo es Riddikulus -se dirige a abrir la puerta del armario.
-Espera, Wiglaf. ¿Y si no puedo lanzar el contrahechizo?
-Me interpondré. No te preocupes por ello.

Asiento una vez más con la cabeza y suspiro. Han pasado casi dos años desde que vi por primera vez mi boggart. Quizá ahora le pueda plantar cara.

Finalmente, Wiglaf abre el armario y lo deja entreabierto.

De dentro del armario se escucha una pequeña risa, malévola. Escucho como el ser que está dentro empieza a canturrear.

-Na-na-na-na-na.

Wiglaf abre mucho los ojos y me mira, atónito.

Un guante blanco asoma por la puerta, al igual que un zapato largo y azul. La cancioncita empieza a sonar con más volumen, hasta que se hace insoportable. Mi pulso acelera.

-No puedo, Wiglaf

El corre y se pone a mi lado.

-Estoy a tu lado. Tranquila.

La espera a que el boggart salga se hace interminable.

-¡Buh!

Ahogo un grito y me echo atrás. El payaso sale completamente del armario y clava su mirada en mí. Yo me desespero al ver como se acerca lentamente hacia mí.

Vuelve a canturrear la misma canción de antes esta vez diciendo "papá", mientras pone muecas aterradoras.

-Qué demonios -dice Wiglaf.

Entro en pánico al ver como vuelve a mirarme. Vuelve a caminar hacia mí, pero con mas rapidez que antes. Grito otra vez y, sin darme cuenta, empiezo a llorar. Doy gracias a Wiglaf, que ha interferido entre el boggart y yo, haciendo desaparecer al payaso y sustituyéndolo por una abeja.

-¡Riddikulus! -grita Wiglaf, a lo que la abeja se convierte en una foca saltando.

Con un hechizo que yo desconozco, Wiglaf hace que el boggart vuelva al armario.

Apenas me doy cuenta de que sigo llorando y con la respiración agitada, como si acabara de correr un maratón.

-¿Qué ha pasado? -se acerca a mí.

Acto seguido no puedo más, me derrumbo. Me siento en el suelo y apoyo mi cabeza entre mis manos, llorando a mares. Hacia mucho que no lloraba por este asunto, debe ser que hoy estoy más sensible.

-Erika -noto cómo se sienta a mi lado-. Cuéntame, ¿por qué estás así?
-Hay-hay una razón por la que ese payaso es mi boggart -logro decir entre sollozos-. Ese payaso destrozó a mi familia.
-Tranquila. Si no me lo quieres contar, no pasa nada. Pero si sí quieres, seré todo oídos.

Suspiro y cierro los ojos.

-Todo pasó hace años. Cuando yo tenía ocho años. Mi familia y yo fuimos a un circo que estaba cerca de nuestra casa -me sorbo la nariz-. El circo en verdad era aterrador. Tenebroso, oscuro, triste... Los trabajadores iban de acá para allá bebiendo alcohol. Algunos, incluso estaban dormidos por el suelo. Al final del día, mucha gente hacía cola para quejarse lo horripilante que era el circo. Y en esa cola estabamos mi familia y yo. De repente alguien avisó de que venía un payaso.

Paro un segundo. Wiglaf me mira triste, con un toque paternal.

-Ese payaso, -señalo al armario-. venía con un cuchillo en la mano y una intención; matar a todos lo presentes. Se reía disparatadamente y nos miraba con locura. A base de cuchilladas, y hasta que la policía llegó, mató a una cuarta parte de los presentes -trago saliva-. De entre ellos, mi padre.

Wiglaf hace una mueca de tristeza.

-Más tarde, los encargados del circo nos dijeron que acababan de despedirlo, y de alguna manera buscaba venganza.
-Erika, lo siento mucho -acaricia mi cara, limpiándome el rastro de una lágrima-. Pero no puedes permitir que te atormente para siempre. Sé que es duro superarlo, pero yo voy a estar ahí para ayudarte. Juntos lo conseguirás. ¿Entendido?

Asiento, sonriendo.

<<Erika no te hagas ilusiones todavía.>>

Fin del capítulo 7...

En verdad este capítulo es una mierda porque no sale Tom, lo sé :(

heirs & romances [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora