12.TAMDIU DISCENDIUM

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12. Tamdiu discendium


Salomé.

Tal como lo dijo, sucedió, un auto negro de vidrios polarizados paso por mi y afirmó venir de su parte, el hombre de cabellos rubios altura promedio no me dio más detalle de que seria el encargado de llevarme al doctor.

La ginecóloga Penny me hizo algunas preguntas, rutinarias y me hizo mi chequeo, también quedo de ponerse en contacto con mi ginecólogo normal. Papá me llevo al ginecólogo por primera vez luego de lo de Matteo y ya luego por cuestiones sanitaria me hacia ir trimestral a revisarme.

Mi conversación con Sethy ayer se alargo hasta altas horas de la noche hasta que me quede dormida en su cama. Al despertar ella aún seguía dormida y no quise despertarla por lo que ya más tarde hablamos por teléfono.

Tomare su consejo definitivamente.

Aun no supero la manera en la que me sentí al momento de provocar a Sade y no me canso de repetirlo en mi mente. Cada momento y cada emoción de ese instante.

Al salir el hombre continúa esperando por mi, y me pregunta que a donde va llevarme.

—¿Tu jefe sigue en la ciudad?—Cuestiono. Esta tarde recibí una llamada de Matteo. Le dije que le avisaría para vernos, esta vez sin interrupciónes y será mañana en la tarde después de que yo haya llegado de la universidad.

Una merienda en la que quiero aclararle que lo más conveniente es que se mantenga alejado de mi, y entenderé si no espera a que pasen estos meses que tengo que estar con Sade pero solo lo hago por su seguridad.

—No estoy autorizado para darle esa información, señorita—Contesta abriéndome la puerta trasera.

—Tengo que decirle lo que me dijo la doctora y no tengo su número, señor. Tengo que verlo—Respondo subiendo al auto, el cierra la puerta al yo estar completamente dentro y luego sube en el asiento del piloto del coche—Por favor.

—Le repito, no puedo compartir ese tipo de datos. Discúlpeme—Repite mientras enciende el motor del auto—¿Donde quiere que la lleve?

—Llamelo usted mismo, por favor. solo necesito un minuto y ya.

Suspira y saca su teléfono, pagándolo a su oído. Le muestro una sonrisa amable al chófer aunque no em este mirando y espero a que me de noticias. Mientras habla en otro idioma que no entiendo.

—Aquí esta señorita.

Me lo tiende y le continuo sonriendo mientras tomo el móvil y lo llevo a mi oreja para suspirar y escuchar su respiración del otro lado de la línea.

—Sade—Digo suave.


—Søt Synd.

—¿Sigues en Alemania? Quiero verte para decirte lo que dijo la doctora—paso una mano alisando mi coleta recogida con pinzas para el cabello.

—Ya me están pasando los datos, no te preocupes.

Me muerdo la lengua buscando otro pretexto.

—Eso no es ético, un doctor no debería compartir el estado del paciente con alguien más.

—No lo creo, pequeña—Contesta con cierto deje burlón—Si eso es todo, Bryant puede llevarte a tu casa.

—No, quiero ir de compras—Agrego sin saber que más decir—Y como se supone tienes que estar presente, quisiera saber si me alcanzas allá.

—No, puedes comprar lo que quieras, la ropa que usarás conmigo ya la tienes, Søt Synd—Casi bufo, pero yo no suelo hacer esos gestos.

—Quiero verte—Admito finalmente.

—Lo sé—Contesta—Lo harás el fin de semana, cuando te gane la apuesta y finalmente olvides tu religión y tu avemaría.

Aprieto la mandíbula y chasqueo la lengua indignada, no puedo creer que siga burlándose de mis creencias.

—¿Y donde crees que vas a verme? Porque el fin de semana voy a estar todo el día en mi casa.

—Yo siempre encuentro una manera. Søt Synd. Disfruta el resto de la semana, esa en la que eres 100 por cien tuya, porque luego de este fin de semana no habrá poro de piel que no me pertenezca.

Sin saber que decir le regreso el teléfono al conductor y me apoyo una vez más fustrada porque tenía planes de verme con el, es en lo que he estado pensando todo el día. Como hacerlo caer, tal y como dijo Sethy. El señor chófer me tiende una tarjeta de crédito y me explica que esta será mi tarjeta ilimitada de parte del señor Asger. Y una vez más pregunto que donde va a llevarme.

—Lleveme al centro por favor.

Aún es temprano, y no tengo ganas de estar encerrada, ya que es lo que he estado haciendo los últimos días. Le envió un mensaje a Sethy y ella me dice que llegará en un par de minutos ya que está cerca por lo que calculo que llegaremos al mismo tiempo al centro comercial.

Tal vez podamos ver una película o comer algo. Esta tarjeta se la voy a devolver a su dueño porque yo tengo mi tarjeta ilimitada y no necesito el dinero de Sade y menos cuando es un dinero mal habido.

No quiero ser presumida pero tampoco quiero su dinero cuando cuento con el mio propio.

Cuando se estaciona frente al centro comercial le doy las gracias por traerme y bajo, para llamar a Sethy quien me da su locación.

—¿Y ese ceño fruncido?—Cuetiona besando mi mejilla, la miro confundida y ella se rie—Estas enojada. ¿Por qué?

Más que enojada, disgustada. No puedo confesarme, no puedo verme con Matteo, tengo que velar por mi familia, y no me gusta nada de esto.

—Sade

Asiente entendiéndolo y me abraza por los hombros mientras me encamina hacia la entrada de la tienda frente a nosotras.

—No puedes desesperarte tampoco lo fuerces, más bien prepárate para que tu mente no te haga dudar en el momento de hacer lo que quieres. ¿Han quedado para verse en la semana?

—El domingo iremos a cenar—Confieso. Con ella no me contengo, además es la única amiga que tengo y ya pronto va a marcharse como todas las demás —¿Que es esta tienda?

SometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora