25. NORMALIS

45 2 0
                                    




25. Normalis

Salomé Boré

—Creo que tomaré tu palabra, ¿hacia dónde queda el jardín?—Necesito un poco de aire.

—Te acompaño.

—Eh...No creo que sea buena idea.—No quiero estar con un desconocido a solas en donde no reconozco nada ni a nadie.—Buscare a mi acompañante. —Alego queriendo evitar enredarme mas, ademas vine aquí porque Sade necesitaba que distrajera a alguien.

—Oh—Asiente comprendiendo—¿Marido?

Niego rotunda, posiblemente intente cortejarme, no puedo permitirme eso en estos momentos, menos por obvias razones.

—No, —Miro alrededor buscadonle. 《Hermano》su voz llega a los oídos con suavidad—Hermano. Es mi hermano mayor.

Así que esta escuchando todo lo que hablo. Ahora si quiero ir al baño o al jardín para reprocharle por estarme poniendo en situaciones como estas.

—Permite que mis hombres se encarguen de buscarlo, enserio estas muy pálida—No es para menos.—Vamos.

—Señor Danich—Tomo su mano sobre la mía—Disculpe que rechace su compañía, pero no me parece correcto. Y estoy bien, de verdad. Le agradezco por su preocupación.

—Respeto tu opinión, pero como anfitrión me gustaría saber que mis invitados y sus acompañantes no se vean perjudicados de ninguna forma.

Nuestras miradas se mantiene por unos segundos, no estoy demasiado segura de sus intensiones, pero si es el que organizó todo esto debe conocer el lugar, cuento con que Sade también lo haga y pueda llegar en caso de que algo ocurra.

—Voy a aceptar su ofrecimiento, solo porque necesito un poco de aire.—Noto el triunfo en su mirada.

Nos encaminamos por unos pasillos con sus hombres a nuestro alrededor, mi ritmo cardiaco aumenta y mi respiración se agita al igual que mi pecho. La adrenalina palpita bajo mi piel, no se a que me enfrento pero esta sensación es increíble y aterradora.

Cuando unos hombres igual a los demás que nos costudian, abren la puerta que me permite ver el jardín y la brisa acaricia mi rostro sin haber salido un poco de alivio me invade.

Al estar en el, noto que es enorme y tiene unas flores, y un cuidado muy especial, hay una fuente iluminada en el centro y hay una piscina más allá. Cierro los ojos llenandome los pulmones de este aire, aunque es una brisa fría me hace calmarme, poco a poco siento como el frenesí baja aún sin dejar de sentir el cosquilleo en mi piel.

—Entonces, señorita Morelos—Vuelvo mi atencion hacia su voz.—Le importaría si le llamo Nadia.

—No hay problema—Aseguro y tomo un breve trago de mi copa para rematar los sentidos alerta. Noto cierta duda en sus ojos, lo he visto en algunas películas, que esto suceda en la vida real es inusual cuando se es un criminal. —Creo que quiere preguntarme algo, señor Danich.

—Peter, por favor, no soy tan viejo—Y no debe decirlo.

Tiene la misma edad de Sethy, podría apostar, quizás un año mayor, sus rasgos marcados le dan un aspecto bastante atractivo, ya entiendo porque las mujeres miraban hacia el. Pese al antifaz es alguien que llama tu atención. La mía lamentablemente esta demasiado puesta en irnos de aquí y comer sushi y algunos platillos franceses deliciosos.

—Me siento más cómoda llamandote Danich —Admito.—¿Por qué siento que quieres preguntarme algo?

Se ríe y bebé de su trago, aunque está a diferencia de mi parece llevad un escocés.

SometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora