14. DAMPNABUNT

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14. Dampnabunt


Salomé Boré

—¿Que es eso?—Cuestiono bajando de la cama con la visión inestable, cubro mis labios con una risita sin saber porque me estoy riendo.

—¡Esto es... ¡La quinta ronda de...uh!—Da un traspié con la bandeja y me acerco con torpeza para ayudarla.

Me río mientras ambas acercamos la bandeja con muchos tragos a la cama, la dejamos lejos de la orilla y veo que Sethy sube y yo hago lo mismo.

—Ya no podemos beber más—Susurro con una sonrisa abierta sintiendo mis mejillas calientes.

Mi mente se encuentra tan calmada, me siento en el aire, y de nada me río pero no se cuál es la razón de mi alegría.

Quizás fueron los tragos que Sethy preparo los que me tienen de esta manera. Quizás es que solo me dejo llevar y me encuentro tan feliz al no pensar nada más que en el momento.

—¿Que? ¿Por qué no?—Sisea y empieza a organizar los pequeños vasos, paso una mano por mi cabello y acuno mi rostro en mis manos mirando la bandeja.—Es la última. Promesa.

—Pero...

—Shh.... nuestra primera borrachera, —Se ríe y muerde su labio tendiéndome un trago azul.—Ya no habrá tiempo para otra y no me gusta viajar con resaca.

—¡Salud!—Exclamo tomándolo y chocando nuestros shots, una parte del líquido se derrama sobre mi mano y aguanto una carcajada mientras lo llevo a mi boca para tomármelo sintiendo el sabor suave llegar a mi paladar mientras se desliza por mi garganta con ese leve ardor que causa seguidilla.

No sé qué hora es, solo sé que al salir de la ducha y ponerme el pijama Sethy llego con Diez... ¿o eran nueve? Tragos de su bebida. En un primer momento estuve en desacuerdo, tengo un compromiso mañana, pero luego accedí.

Porque necesitaba calmarme.

—Cuando... —Tomo otro shot y lo llevo a sus labios, llega lo toma llevando dentro de sus labios el vaso tequilero dejándome sorprendida.—¿Cómo se hace eso?

—Es muy fácil—Levanta un trago y lo pone en la palma de la mano—Mira y aprende.

Veo que vuelve a hacerlo y como si nada vuelve a dejar el vaso vacio en su palma, la miro alucinada y aplaudo.

—¡Dale, tu turno!—Exclama y yo niego—Sin miedo, voy supervisando yo.

Me muerdo la mejilla internamente y asiento tomándola, la pongo en mi palma y me pongo seria porque puedo ahogarme.


—Okey, okey...—Me sobresalto antes de poder acercarlo cuando un teléfono suena llamando nuestra atención.

Frunzo el ceño y tomo el trago de un tirón dejando el vaso en la bandeja antes de estirarme a la mesita de noche. Mi vista doble me juega una mala pasada y que tiendo la pantalla a Sethy. Ni siquiera sé si es mi teléfono.

—No veo. ¿Tu ves?—Cuestiono y ella achica los ojos y niega. Vuelvo a poner la pantalla frente a mi y me centro en los botones tomando uno sin poder leer bien.

Lo pego a mi oído y chasqueo la lengua. Succiono mi pulgar que estaba húmedo por uno de los tragos esperando a que alguien hable.

—¡Hola!—Exclamo escuchando solo una respiración.

—Søt Synd—Su voz.


Abro los ojos sorprendida y empiezo a toser alejando el teléfono de mi, Sethy me mira confundida y yo empiezo a calmarme.

—Eh... Sade—Digo y Sethy se cubre la boca mirándome con una expresión de impresión y alarma. —Eh... hola.

—¿Estas borracha?—Cuestiona y parpadeo un par de veces.

—¿Tal vez?—Muerdo mi labio inferior y mi amiga me hace señales hacia la puerta, mientras toma la bandeja de tragos llevándose uno en mano y la bandeja con los demás en la otra. —No, no te vayas.

¿Por qué se ha ido?

—¿Estas en tu departamento?—Me pongo sobre mis rodillas y gateo hasta quedar al borde de la cama—¿Con Sethy?

Humedezco mis labios y sonrío a la nada, ¿por qué debería contestarle? Me torturó toda la noche.

—No—Digo poniendo un tono chillón y más juguetón—Invitamos a unos amigos de Sethy a casa de camino aquí y... estamos todos aquí.

—¿A las cinco de la madrugada?—Eso me detiene. ¿Cinco de la madrugada? ¡Esta por amanecer!—Estas mintiendo, otra vez.

—¿Y qué? Aún no es domingo, y aun no sellamos ningún trato, sigo siendo...

—Nada—Me interrumpe, frunzo el ceño quedándome con ganas de dejarle en claro que no hemos quedado en nada—Sigues siendo mía, no necesitamos quedar en nada para que quede ...

—¿Claro, señor Asger?—Digo con osadía.—Que quede claro que soy tuya...—Me detengo y miro mis piernas—Que estoy tan borracha, que eres un aburrido, y blah, blah blah.

Se ríe y yo lo imitó gustosa, no sé qué hago, pero me gusta la sensación de calor que se extiende por mi cuerpo.

SometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora