28. TIMORIBUS

49 1 0
                                    


28. TIMORIBUS

Salomé Boré


Llegamos a la misma casa de aquel dia, donde se organizó la fiesta solo que sin tantas personas se siente cuatro veces más grande.

Me han traído a una habitación, me encerraron con llave y la ventana me deja ver el jardín que ya conozco y la luz de un nuevo día. Paso una mano por mi cabello mientras la otra está en mi cadera, me muevo por toda la habitación, no hay nada, nada que me ayude a salir de aquí.

¿Para qué me trajo hasta aquí si podía matarme ahí mismo?

La habitación se abre y me siento en el puf al pie de la cama justo donde me dejaron, lo veo entrar y tras eso cierran la puerta desde afuera.

Me pongo de pie alejandome de la cama y de el. No se de que es capaz este hombre, tampoco conozco sus intensiones.

—¿Que es lo que quiere?

—Nadia Morelos—Dice—Es una mujer bastante atractiva pero no esta a tu altura, Salomé, realmente me fustro no ver a la interesante mujer que conocí dos noches antes.

—Lamento haberte decepcionado pero no te servire de nada. No soy nadie.

—Oh, lo eres—Asiente seguro de sus palabras—No sabia si creer que tu verdadero nombre era Salomé pero tengo la lista de todos los logros de tu vida y de verdad, la Nadia de esa noche le hacia juego a quien eres.

Un escalofrío recorre mi cuerpo, sabe de mi vida, por ende de mi familia y de todo lo que me importa. ¿Me siguió durante esta semana? ¿Como Drake o yo no nos dimos cuenta?

—¿Puedo?—Pregunta señalando un sillón al lado de la ventana que ilumina toda la habitación. Asiento despacio y lo veo moverse hasta el sillón y sentarse.

—¿Por que me trajiste hasta aquí si podía matarme en mi departamento?

—Creo que tu hermano, tomo algo mío esa noches, necesito su nombre.—Niego y enderezó mi espalda poniéndome recta. —Es lo que pensé.

Me metí en esto sin antes pensarlo, sabía que al venir aquí solo estaba metiéndome en más problemas, y ahora como toda mi vida me hago responsable de mis actos. Tome la decisión de entrar en este lugar esa noche, y asumiré el riesgo, sé que Sade actuará en cuanto se entere de que me tiene.

—Realmente no pareces alguien que querría lo que me robaron ¿por que lo hiciste?

—Solo tropecé contigo. No sabía quién eras y aún no lo sé—Confieso.

—¿En serio?—Asiento siendo totalmente honesta. No tengo idea de quién es el señor con el que habló.

Solo sé que es peligroso, que me secuestro y que sabe de mi familia. Nada más me interesa ahora.—¿Quieres contarme tu versión de la historia?

—No hay ninguna versión, más de lo que viste—Me encojo de hombros. Debo mantener la calma.

—Permíteme expresar, cuán sexy te ves intentando mentirme directamente a la cara, mientras llevas ese atuendo—A mi tampoco me gusta como voy.

—Culpa a tus hombres, son responsables de que no pudiera ponerme algo decente—Su sonrisa no flaquea.

Es confiado, pero no creo que permanezca igual de feliz si se da cuenta que tal como le digo no se nada, y aunque lo supiera ¿sería capaz de traicionarlo?

—Toma una ducha, alguien vendrá con ropa para ti.

—Estoy enferma—Digo antes de que se vaya—Se supone que debería guardar reposo, no tener fuertes movidas y tengo medicinas que tomar.

—No queremos que nada te pase—Toca la puerta dos veces—¿Tienes el nombre de las medicina? Puede descansar si gustas, no nos iremos a ninguna parte.

Niego y mantengo la mandíbula alzada, mientras el me guiña un ojo antes de salir de habitación, cuando la cierran de nuevo y quedo sola me sostengo de la pared y empiezo a respirar.

Llevo una mano a mi pecho mientras me dejo caer sobre mis rodillas. Mis piernas tiemblan y mi pecho se oprime al punto de doler. Si tardaba un poco más en irse no se si hubiera podido mantener esa fachada de firmeza. Estoy temblando, tengo miedo y ganas de llorar.

¿Que van a hacerme en este lugar?

Me siento sobre el suelo, miro mis pantuflas y niego para mi misma. Ni siquiera puedo enfermerarme en paz.

"—Era solo respirar profundamente y hacerlo, luego te acostumbras a no notar la respiración y que nadie más la note tompoco. Sabes que puedes dominar la situación y sino funciona, busca otra estrategia. Desvía la atención hacia alguien más o escapa"

Fue lo que me dijo al contarme cómo fueron algunas de sus misiones encubiertas, esa organización que lo entrenó tan bien al punto de ser un excelente actor, desde la víctima hasta el más leal de las personas, o al menos eso me dijo.

—Respira—Hago lo que me digo, tengo que seguir tal como antes. —Puedes hacerlo.

Puedo y lo tengo que hacer, nada va a pasarme si puedo evitarlo.

Necesito salir de aqui, y contactar a alguien, debo encontrar un teléfono, una computadora, o un medio de comunicación viable.
Cuando vuelven a abrir la puerta, me pongo de pie y alerta, la puerta se queda abierta mientras una señora silenciosamente sin mirarme deja un perchero y otras chicas seguidas traen un par de cajas de zapatos. En el tocador dejan una serie de instrumentos para arreglarse, secadoras, planchas, cepillos del pelo, todo. Me quedo estatica en mi lugar viendo como a medida que lo acomodan se van retirando y vuelvo a quedar sola bajo llave.

Supongo que sí debo cambiarme de ropa.

🚬

¿Ahora qué? ¿Cuanto pasó? ¿Por qué no viene nadie?

No hay nada, en la habitación no hay absolutamente nada que me sirva y se han encargado de traerme comida respectivamente su debido tiempo, empiezo a ver el atardecer a traves de la ventana y la desesperación crece.

¿Como voy a salir de aquí? Recuerdo el camino, más o menos como llegar a la casa de Sade, pero antes que eso tengo que salir de aquí, y tendré que correr muchísimo. No hay oportunidad.

No veo una sola oportunidad en donde salga bien parada de esto.

Solo eran vestidos, y solo eran tacones, habían los utensilios necesario par hacerte cualquier peinados, así opté por el vestido más sencillo, uno rosa brevemente ceñido de mangas semi largas, que me llega un poco más abajo de las rodillas y unos tacones metros, que eran los únicos que me quedaban bien y que además eran bajos. Con mi pelo solo me hice una coleta sobre la nuca y lo dejé suelto.

Cuando la puerta se abre me pongo que pie, bajando de la cama para verlo. Esta vez va con un traje como cuando lo conocí. Paso saliva y respiro profundamente antes de tomar mi posición.

—Sigo sin entender que hago aquí.

—Acompañame, por favor—Lo miro dudosa y mientras me acerco a el, no hay nadie esperando en el pasillo, supongo que removió a los guardias.—Luces hermosa.

—Ageadezco los halagos, pero quiero que me digas que harás conmigo—Digo—Por favor.

—Haré muchas cosas contigo pero primero necesito tener al otro sujeto—Trato de no flaquear con lo que dice—Quiero matarlo lentamente mientras te torturó a ti, veré cual de los dos muere primero y tal como vaya mi ánimo para ese entonces, los enterrare juntos en una montaña donde haya un atardecer hermoso.

—Que consideración, me sentiré honrada despues de todo. ¿Podrías poner tulipanes?—Inquiero con el miedo calando mis huesos.

—Haré que planten un jardín de tulipanes alrededor de tu tumba para que las veas crecer desde allí—Me lleva por un camino de estos largos pasillos, hasta una sala enorme.

Esta propiedad es más grande de los que pensaba, mi mirada se mueve rápidamente a mi alrededor, pero es solo una sala de estar, muebles, un piano y chimenea.

Abrazo mi cintura con una mano, y espero a que me indique para que me saco. Necesito algo, algo que me ayude a armar una brecha para mi.

—¿Que era lo que te robaron?—Pregunto.

—Lo robaste, cariño ¿cómo no sabes lo que era?

—Yo no tome nada, no sabía que te iban a robar la única vez que vengo a una fiesta de criminales—Digo. —Puedes créeme o no, no hará mucho la diferencia, pero te pediré que no manches mi nombre con falsedades.

—Estas tan tranquila ¿es por que crees que vendrán por ti o por que no temes a morir?—Nunca le temí a la muerte.

El hecho de morir algún día no me asustaba, es algo que pasa, algo que verdaderamente me aterra, tal como ahora, es no poder haber hecho la mayoría de las cosas que deseo. Antes era solo terminar la carrera, formar una familia y mantener una vida feliz y pacífica.

Pero ahora que comencé con el baile, ahora que tengo más amistades y que poco a poco voy saliendo de mi zona de comfort, expandiéndola hay más cosas, como por ejemplo, ganar la competencia que tenemos por delante, conocer uno que otro lugar en el mundo, intentar ayudar a personas queridas para mi.

—Dame un momento—Me deja en la sala y saca su celular alejándose solo un poco, miro hacia la ventana inclinandome a ver hacia fuera.

Veo varios guardias, y nada más, lo escucho hablar en el Búlgaro, al menos suena como lo que habló Sade al estar aquí. Aunque el Alemán de Peter es muy bueno, me hace preguntarme si tiene algún tipo de lazos o conexión.

Me pongo derecha cuando cuelga y una sonrisa aún más efusiva decora su rostro.

—Ya no tendrás que esperar más,—Su palabra golpea mi pecho y ralentiza mi corazón—Tenemos al ladrón.

No.

SometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora