32. PRODITOR II

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32. PRODITOR II


Salomé Boré


—¿Entonces bailas? —Miro a Aida con disgusto y ruedo los ojos. Claude asiente mientras mira su teléfono.

—¿Claude? —Levanta su mirada hacia mi—¿Te molesta si te dejo solo un momento?

—Hablas como si yo no estuviera aquí—Dice Elvis dos asientos más adelante jugando con Kynie.

—Tampoco es como que vaya a desaparecer—Agrega mi prima—Aida es buena conversando.

Es lo que me temo. Miro a mi amigo y el asiente guiñandome un ojo. No esperaba los últimos acontecimientos, quería tener a Sethy de mi lado por la falsa confiaza que tenía en ella, ya a última hora no podía cancelar con Kynie.

Me levanto y camino al baño, al entrar cierro la puerta y suspiro profundamente, paso una mano por mi rostro sintiéndome sofocada. Mis nervios son últimamente un desagradable problema, no puedo dejar de pensar y de solo hacerlo siento como si me asfixiara a mi misma.

Me siento tan fuera de lugar, tan lejana que me pregunto si esta bien que viniera, no quiero que mis problemas afecten la felicidad de mi padre y de tía Queeny. Ambos merecen der felices.

¿Será por los medicamentos? Hace dos meses, luego de enterarme de "la muerte" de Sade no volví a ir a su ginecóloga. Al regresar me haré un chequeo médico para asegurarme de que todo está bien.

Me lavo la cara y me la seco retocando mi labial color rosa. Hoy usé un tono menos pálido. Retoco el maquillaje debajo de mis ojeras que se marcan en mi pálido rostro. Al salir tomo una respiración volviendo a mi lugar, llegaremos en unas tres horas más. Ansío que ya pasen.

—¿Por que no están aquí Marie y mi súper chica? —Pregunta Kynie—Gané.

—¡No puede ser! ¿Estas haciendo trampa? ¿Cierto?

—Iluminame—Suplica Claude. También me pregunto antes de despegar, pero preferí evadir la pregunta. —Marie ha faltado varias veces en esta semana, Frida fue a verla y al no encontrarla dio parte a la policía.

—Todos tenian la fecha y lugar, si ambas no se presentaron supongo que tienen sus motivos, o sus métodos para llegar por si misma—Les muestro una sonrisa y me acomodó en mi lugar.

—Llamaré a Sethy al aterrizar, —Dice Kynie con su mirada fija en las cartas frente a su rostro—¿Ira tu amigo empresario?

Aprieto la mandíbula e intento calmar mi respiración, para disimularlo finjo arreglar mi reloj en mi muñeca.

—No lo sé. Supongo que si...

Y espero sinceramente que no, no después de lo que los tres me hicieron, se burlaron de mi frente a mis narices, no creo que sean tan cínicos para aparecer en un evento como este teniendo en cuenta la importancia que tiene para mi.

—Gané—Repite mi prima y deja las cartas, haciendo que Elvis se lamente de nuevo. Esta vez centra su mirada en mi. —¿Por que no quieres que vea tu vestido para la competencia? ¿Es feo?

—Quiero que sea una sorpresa para todos.

—Haces que me interese ir a verte—Mi mirada se corre hacia Aida quien me altera más. —Quizás pueda encontrarme con uno o dos conocidos allí.

Aprieto los dientes y asiento. No me estoy sintiendo bien.

—Si logras conseguir un pase, no hay nada que te detenga de ir. —Le hago una señal a la auxiliar de vuelo para que se acerque—¿Puedes traerme una botella de agua? Y un vaso con algo de hielo si es posible.

—Enseguida.

No creo que podría hacer este viaje por nadie más en este mundo, tener que lidiar con las preguntas de quienes no saben sobre la reciente traición y con la irritable presencia de Aida no es algo que pueda hacerlo dos veces.

Es lo que pienso durante las otras horas de vuelo, al aterrizar hay alguien esperando por nosotros, dos autos para llevarnos a la casa del amigo de papá.

—Estaré bien con Elvis y Claude—Digo—Nos vemos al llegar.

—Bien, yo intentaré contactar con Sethy, te digo si lo logro.

Kynie sonrie y entra en el primer auto, yo camino hacia el segundo y entro en la parte trasera al lado de Elvis, mientras Claude se encuentra en el copiloto.

—Nunca pensé que despreciarias a alguien. Cumplí una de mis fantasías—Se burla Elvis. —Parece que serás la cena de alguien esta noche, Claude.

—Al menos—Sostengo el puente de mi nariz y suspiro profundo—Usa protección, ¿si?

—Calma. Mamá y papá—Ironiza—La chica no me gusta. No es mi tipo.

Y eso me relaja, no intento decir que Aida o Claude tengan algo malo, solo que con ella no quisiera tener que enterarme de un lazo más allá de un pasajero momento.

—Bien. ¿Vamos a nadar? —Pregunta.

—Me apunto—Exclama Elvis. —¿Te unes?

—Claro. —Son mis invitados, mis amigos y si estamos aquí es para celebrar, no voy a esperar a que alguien más resulte ser quien no es y me termine haciendo sentir peor.

Llegamos a la casa y un señor del servicio nos guía a nuestras recámaras, la mía queda al lado de la de Elvis y la de Claude queda a dos puertas de la de nosotros. Hay quienes llegarán mañana así que, por hoy, solo la familia y estará en la isla.

Almorzamos y visitamos la playa y unas cuantas tiendas de los pocos habitantes, es una isla sencilla pese a que la residencia donde nos quedaremos es bastante lujosa.

—¿Que llevas puesto? —Me giro hacia la voz femenina y sonrio.

—¿Qué haces aquí? —Busco a mi prima con la mirada, pero no la veo.

—Dios—Se sienta sin previa invitación y la veo confundida ¿Por qué se sentó? —Entonces... se acabó el lazo de cuñada, ¿No pudiste con la presión o que?

—¿De que estas hablando? —Pregunto.

—¿Me traes una piña colada, cielo? —Dice hacia la mesera, quien asiente y se retira. Se gira hacia mi y deja su sombrero a un lado. —Kynie puede llegar a pasar por alto muchas cosas, pero es obvio que no estabas nada feliz con la mención de Sethy durante el viaje.

Suspiro profundo y me apoyo en el respaldo de mi silla, miro alrededor y atraigo mi coco hacia mi para tomar la pajilla entre mis labios.

¿No cree Dios que ya está semana fue suficiente para mí?

—¿No te paso por la mente que quizás es tu presencia la que me remueve el hígado? —Pregunto y la miro al rostro, sonrie burlona por lo que pongo recta—¿Quizás el hecho de que te arrojaste a mi amigo apenas lo conociste? ¿No te parece lo suficientemente desagradable?

—Kynie realmente tiene una venda en los ojos, piensa que eres una santa y eres todo menos eso—Me río por la ironía de sus palabras.

No soy una santa, nunca lo he dicho, pero tampoco he hecho cosas malas, no hasta hace unos meses, no podría decir que soy mala persona, pero nunca he dicho que soy una santa.

—Es bueno que sepas de esa venda, la usa por ti la mayoría del tiempo—Le enfrento—Aida... ¿acaso estas enferma?

—¿Que? ¿De qué estás hablando?

—Es que tu hambre feroz por los hombres, sin importa que, supone que debe ser una enfermedad ¿tienes algún diagnóstico? Me ayudaría mucho a comprender porque no te importa a quien te lleves por delante en el intento de conseguir a alguien.

Hace unos días habla con Trent, nos encontramos por casualidad y decidimos tomarnos un café, aún estaba en ese bajón por la supuesta muerte, y no dije nada, no hable con nadie, pero el me lo dijo.

La razón por la que le pedía a Kynie alejarse o ponerme en un espacio más alejado de ella con Aida era porque tal parece Aida es algo, vil e indigna de su amistad.

No quiso decirle los motivos, sabía que iba a dolerle, pero me contó que una vez, como va por todos, Aida se atrevió a ir por el. Conozco a Trent y estoy dispuesta a confiar mil veces en su palabra antes que en la de alguien como Aida. Y no por su largo historial de efímeros momentos con los hombres a su alrededor, sino porque alguien que manipula disimuladamente a otra persona que te adora, no puede ser alguien que vaya a respetar esos límites.

—No me importa si crees que soy una santa o no, me importa que sigas queriendo manipular a tu antojo a Kynie porque ella prefiere desviar la mirada a mirar de frente la clase de persona que eres. Y deberías saber que meterte conmigo no te hará mejor que yo y tampoco menos infeliz

Me levanto y con mi coco en mano abandono el lugar, Elvis y Claude están en la playa, me aleje solo para tomar algo yo sola, no la insulte desde mi perspectiva, solo le dije lo que siento que la verdad, si aquello la ofendió es porque hay algo de verdad en mis palabras, o ella lo siente así.

Él me enseñó eso.

—Rico—Dice Claude. —¿Es para mi?

—Tómalo ya no lo quiero—Le doy el coco y me siento en la manta que tendimos sobre la arena. —¿No te meterás al agua?

—¿Por eso no viniste con ropa de baño? —Pregunta—Yo si lo haré, solo espero a que me llegue un mensaje.

Traigo una blusa desahogada y unos pantalones que dan a cubren mis muslos. No tengo planes de meterme al agua y aun si, no uso trajes de baños.

—Es que no se nadar—Admito. Es la razón predominante del asunto—No quiero aprender así que no lo ofrezcas.

—Bien—Al contrario de mi, Claude es un excelente nadador, y tiene algunos trofeos por ello, lo dejo en el último año de instituto y se integró en el mundo del baile. —¿Ya tienes planes para el lunes?

—Esta decidio, no haré nada—Miro a la playa, no hay tantas personas por aquí y las pocas que hay estaba a una larga distancia de nosotros—No hay nada que me haga cambiar de opinión.

SometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora