#Verónica
— Dejame tranquila —le pedí intentando irme.
tomo mi brazo y me giro bruscamente, pero no me soltó.
— No hemos terminado de hablar —soltó mi brazo, me quede ahí mismo— lo que hablamos en tu casa, Coca. Necesito terminar de hablar ese tema
— Pero yo no quiero seguir hablando de eso, Ian —me acerqué a el— me dolio como me trataste en ese carrete, nunca lo habias hecho.
lo último lo termine susurrando a punto de llorar.
— Pero...
— Nunca nada va a justificar que me dejaste sola en la calle, en la noche, sin plata, me podria haber pasado cualquier cosa. Nose como no lo entiendes, siempre me decias que pase lo que pase me cuidarias, entonces que pasó. —empece a sacarle cosas en cara, ya llorando, pero intentando disimular un poco.
resumiendo como llegue a esta situación, básicamente me crucé al Ian en el carrete de un amigo, lo ignore lo mas que pude hasta que...
un loquito con cara conocida se me acerco, me saco temas de conversación lo mas que pudo hasta que nos terminamos comiendo en una esquina.
la cosa fue subiendo de nivel hasta que me propuso ir al segundo piso.
yo apenas había tomado y el se notaba sobrio, ¿en que topamos?
— yapo —respondí pasando mis brazos por sus hombros antes de volver a comermelo.
sentí que alguien nos miraba fijo, pero no le tome importancia.
terminaron los besos y me tomo la mano llevándome a la pieza.
el carrete estaba insoportable, en cualquier momento llego demasiada gente y se convirtió en un masivo.
el minito del cual no sabia ni su nombre, pero me seguía pareciendo conocido, me recostó en la cama.
era delicado, procuraba no recargarse en mi, ni tampoco ser tan bruto con sus agarres.
en un dos por tres alguien abrió la puerta de golpe, sacaron al loco de encima mío y lo apartaron.
mire bien y me encontré con el Ian enojado, apunto de pegarle al mino.
— por la cresta, Ian —le grite separándolo cuando se pico a shoro.— ándate de acá, porfa.
jaja yo vivi esto antes, pero de otra perspectiva.
bueno, así llegamos acá.
después saco al loco de la pieza y la cerro conmigo adentro.
— no quiero seguir hablando, Ian. No me siento bien.
se paso las manos por la cara y me miro frustrado.
— Porque no podemos terminar de hablar esto, Coca. Quiero arreglar las cosas contigo, entiéndelo. Te pedí perdón por lo que hice, acepte que estaba mal, nose que wea mas querí que haga, ¿que me ponga de rodillas?
suspire bastante enojada con lo que decía.
— ENTIENDE QUE ME DUELE, cuando entendí que sentía algo por ti, mira todas las weas que hiciste, me humillaste frente a una mina, yo siempre te apoye, pasara lo que pasara siempre estuve para ti.
— Coca, tiraste a la mierda una amistad de años por ese cuico culiao, no me echí toda la culpa a mi.
me empecé a sentir mal después de que me dijera eso, sentía que perdía mi estabilidad y la moción, mis ojitos se cerraban involuntariamente.
— Ian... —susurré antes de caer al piso, seguía consciente, pero no podia mover ninguna parte de mi cuerpo.
— Coca, mírame —escuchaba su voz, pero no lo veía a el— abre los ojos, Coca. Por favor abre los ojos...
eso fue lo ultimo que escuche hasta que todo se fue a negro y sentí solo un pitido en mis oídos.
— Ella tiene que descansar ahora, esta muy débil, lo mejor es que la vengan a ver mañana. La enfermera le avisara cualquier cosa, no se preocupe señor Mackenna.
¿Mackenna?
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me tire al cuico
Teen FictionLa regla sagrada de las Ortega era nunca jamás en la vida meterse con un cuico, lo que la Coca no logró hacer por que... ¡se tiro al cuico de la esquina! (bajo edición en febrero)