La regla sagrada de las Ortega era nunca jamás en la vida meterse con un cuico, lo que la Coca no logró hacer por que...
¡se tiro al cuico de la esquina!
(bajo edición en febrero)
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#veronica
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— ¿vamos a la playa? —nos pregunto sonriente.
ambas asentimos con la boca llena de comida.
nos habíamos encontrado al Lalo en el cementerio y nos invito a comer al upita.
— ¿Y a quien estabas viendo? Si se puede saber —pregunto descaradamente la Paz, por lo que le codeé el brazo.
— a un familiar —respondió zampándose un pan a la boca— ni guiego hablal e ego.
no entendí ni una wea.
trago completamente la comida y lo repitió— no quiero hablar de eso.
ambas asentimos entendiendo, nos terminamos la comida y tomamos la micro para llegar a la costanera.
nos acomodamos en la arena y hablamos de diversos temas, compartimos gustos y nos conocimos mejor entre los tres.
una llamada del Lalo cortó la conversación de que gomitas eran mas ricas.
— ¿mamá? —me dio una wea en la guata cuando escuche eso, inevitablemente me acorde de mi mamá.
se alejo un poco para conversar con ella en privado y nosotras nos quedamos en silencio contemplando la belleza del mar.
—¿nos metemos? —me pregunto repentinamente mi amiga.
asentí entusiasmada y rápidamente nos quitamos la ropa quedando en traje de baño y corrimos al agua.
no estaba muy caluroso el día, aunque el agua estaba fresquita nos costo mucho meternos por completo al agua.
decidí empujar a la Paz para que cayera completamente, pero no espere que el Lalo me empujara a mi.
me hundí unos segundos y volví casi al instante removiendo mi pelo de la cara.
— Tramposo —le grite antes de empujarlo, no pude lograrlo a que si la Paz me ayudo hasta que lo botamos.
tuvimos un lindo momento, riéndonos y tirándonos agua cada cinco segundos, pude sentir la química de la Paz con el Lalo cada vez que webeaban o se miraban por mucho rato.
nos quedamos en unas rocas secando nuestros cuerpos al sol para no mojar nuestra ropa.
tenia demasiados recuerdos en esta playa con mi mamá, corriendo en estas rocas y ella tratando de atraparme, mojandonos los pies mientras le salpicaba agua y ella me la devolvía.
siempre trate de recordar todo lo bueno de ella, todo lo que me podia transmitir y como me cuidaba, claramente mi mama no era perfecta y nadie lo es tampoco, pero ella siempre se esforzó en darme su 100% y por eso la amare toda mi vida.
mi mente se empezó a llenar de momentos tristes, traumáticos y horribles con ella.
— mi mamá esta muerta —solté con la mirada fija en el suelo, ambos se callaron al instante y me miraron— cada día la recuerdo como si la hubiese visto ayer, y lo peor de todo es que no es así. Cada día tengo que enfrentar la realidad de que no esta, que no existe, porque esta muerta.
no me importo en absoluto la presencia del Lalo.
— porque mi papá nunca entenderá lo fuerte que fue para mi encontrar a mi mamá muerta, colgada de la escalera, sin una puta despedida, porque nadie entiende lo traumático que fue para mi celebrar mi cumpleaños mientras mi mamá se estaba matando, entrar a buscarla para soplar las velas y verla así, porque mierda no le importé. No pensó en mi, en mi vida sin ella, tampoco lo hizo mi tía, porque todos me abandonan, porque ella también me abandonó...—no pude seguir hablando por el hipo de mi llanto, ambos me abrazaron conteniéndome sin decir ni una palabra, solo apoyándome mentalmente.
me desahogué completamente con un desconocido, solté todas las palabras que mi amiga quería escuchar, me libere de la culpa que tenia, de la rabia y de la pena.
pero solo fue temporal, me sentí mejor, pero solo fue temporal.
