the expected promise

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Tan solo bastó una vez para que Louis comenzara a generar interés por procurar a su pequeña; ya no podía estar tranquilo sin saber de ella, agradecía que, la bebé, únicamente estuviera en el hospital por una semana, semana de la que solo restaba un día. Tomlinson, había procurado a su hija el resto de los días (a excepción del jueves, que fue cuando el ojiverde acudió solo). Y no es que Styles haya descuidado a la niña después de haber insistido tanto para que el ojiazul se acercará a ella, al contrario, tambien la había visitado en cada dia de su estancia en los cuneros. El punto a resaltar era que, debido a los diferentes horarios y estado de ánimo del príncipe, la pareja nunca estuvo al mismo tiempo con la niña y aquel día en que el psicólogo encontro al castaño con la pequeña, optó por dejarlos a solas.

Durante ese lapso, la única interacción que habían tenido Harry y Louis, fue mediante breves llamadas antes de dormir y, Bertha, comenzó a mostrar cierta inquietud ante dicha situación; se suponía que la pareja debía de estar más unida que nunca y estaban haciendo todo lo contrario. La mujer comprendía el luto del castaño pues ella tambien lo estaba viviendo, sin embargo, no dejaba de pensar que, una pérdida no era motivo para descuidar los pilares de su vida y la nana se atrevía a pensar que, el rizado, era el principal pilar en la vida del caprichoso ojiazul. Supo que era momento de charlar con el chico a penas el sonido del ascensor se escuchó por el penthouse en aquella noche de miércoles.

—Joven Louis, buenas noches.- Le saludó con una media sonrisa conforme se le acercaba un poco.

—Buenas noches, nana.- Le devolvió la sonrisa, colocando algunos papeles de la revista en una pequeña mesa que yacía junto a las escaleras, de hecho, ese solía ser el único propósito del mueble, razón por la cual, Bertha, se limitaba a tocar algo al momento de limpiar.

—¿Cómo le fue en Rose Ville?.- Preguntó amena, creando una introducción para el verdadero tema del que quería hablarle.

—Bien, todo normal. El número de este mes salió a la perfección a pesar de todo lo que ha estado pasando en mi vida personal.- Resopló.

—Usted está destinado a no fracasar, todo lo que cae en sus manos es un rotundo éxito.- Le miró con cejas alzadas.

—Minerva me crió así, me hizo un perfeccionista de lo peor y, ahora, tengo que lidiar con ello por el resto de mi vida.- Negó un poco.- Espero no transmitirle eso a la niña.

—Yo creo que una dosis correcta de perfeccionismo, no es mala: la enseñará a no caer en la mediocridad.- Le aconsejó.

—Serás más fundamental que nunca en mi vida. Necesito ayuda para no arruinar a la pobre niña siendo un padre estricto y amargado.- Admitió con leve mueca.

—Será un padre sensacional, relájese.- Le tranquilizó.- Hablando de la bebé ¿La fue a ver hoy?

—Desde luego.- Asintió.- Usé la hora de la comida para ello, así que volví a la oficina con ese característico aroma a bebé.

—Entiendo el motivo, joven, pero en lo absoluto me gusta que deje de comer. Mire que estos días lo he estado obligando a tomar sus alimentos.- Le regañó con una mano en la cadera.

—No me regañes, nana, es sólo que no tengo apetito.- Se encogió de hombros.- Esta noche te evito disgustos, cenare algo.- Le miró, logrando apreciar la expresión de gusto de la mujer.

—Usted sabe que nunca me retraso con la comida, lo espero en el comedor.- Le dijo; ya le comentaría sobre Harry al terminar la cena, al fin y al cabo que no era tan tarde.

Bertha, no esperaba que el ojiazul terminara hasta la última migaja sobre su plato, pero, ciertamente, quedó complacida con lo que comió, ya que fue mucho más de lo que había ingerido días atrás.

castle walls ♕ l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora