blessed salts

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[ Capítulo extenso ]

Octubre había empezado de una manera bastante tranquila a pesar de todo el estrés con el que Louis cargó días atrás. El décimo mes del año también indicaba el cumpleaños del psicólogo; aquel año había celebrado cómo nunca antes... literalmente. Harry estaba acostumbrado a dar grandes fiestas, a dejar a todos con la impresión de que sus eventos eran los mejores, desde la música, hasta las bebidas, sin embargo, en esa ocasión, únicamente obtuvo una pequeña reunión en compañía de Louis, Dalary, Bertha y, por supuesto, Niall y Zayn. Había sido algo más que tranquilo; contando con ese cansancio de ser padre, fue a quedarse dormido mientras intentaba comer su trozo de pastel, puede sonar tierno o gracioso, pero, terminó con todo el betún sobre el rostro.

¿Y Halloween? Bueno, a pesar de estar en el país que celebraba con locura el día de brujas: la pareja se quedó en casa, disfrutando de esas películas clásicas de la temporada, prefirieron darse su espacio en vez de asistir a las fiestas de disfraces a las que fueron invitados y sí, no mentían, la espinita de acudir a esos festejos los atacó toda la noche, pero aquella ansiedad se disminuía cada vez que eran consientes de lo mucho que la presencia del otro los hacía sentir completos.

Noviembre fue un poco más normal y, con él, eran cuatro meses los que la pareja cumplía de vivir bajo el mismo techo, a su vez, Dalary, había sido trasladada a su propia habitación, la cual estaba enfrente del cuarto de la pareja, al mismo tiempo, contaban con esos sistemas que los alertaban de cualquier suceso en el dormitorio de la ojiazul.

El onceavo mes del año, trajó consigo el notorio cambio de la relación de Harry y Louis, no había empeorado, pero tampoco mejorado. La única palabra que podía definir la situación del psicólogo y el príncipe, era la misma desde septiembre: distancia. No es como si pudieran seguir culpando al hecho de ser padres, quizá, al principio, había influido, pero ya no, ya no era un factor a responsabilizar pues, conforme los meses pasaron, aprendieron nuevas técnicas para mejorar su paternidad (de acuerdo, Louis seguía siendo un desastre, pero un desastre con mayor paciencia y tacto). Pero ánimo, despues de todo, Harry era el paracaídas de Louis y siempre estaría ahi para atraparlo ¿Cierto?

En aquel presente, era primero de diciembre y la nana había convencido al ojiazul de que, por un día, se despejara de Rose Ville y la acompañara a comprar todo el ornato navideno porque si, Bertha amaba la navidad y quería dejar ese espíritu alegre por todos los rincones del penthouse. Las dichosas compras, les tomaron toda la mañana gracias a que, la mujer, era bastante indecisa y Louis no le podía ayudar mucho al estar cuidando de Dalary: a sus casi cuatro meses, la niña era muy inquieta, por lo cual era perfectamente capaz de estirarse y tomar cualquier objeto de los estantes de las tiendas, llegando así a ser la responsable de un completo desastre.

Bruce, había olvidado lo que era ser impaciente, se acostumbró a lo rápida o lenta que podía ser aquella familia.

A penas finalizaron con las compras, Tomlinson le dio la orden de que conduciera hasta el centro psicoterapéutico del ojiverde; era la hora del almuerzo y quizá toda esa buena vibra decembrina lo motivó a intentar tener una salida con el mayor, así fuese sólo para tomar un rapido almuerzo.

—Nana, iré a ver si Harry quiere salir conmigo: si es así, te llamaré para que Bruce los lleve a ti y a Dalary al penthouse y, en cuanto termine, voy con ustedes a adornar, ¿vale?.- Le avisó entre tanto abria la puerta del auto, sorprendiendo al chófer pues, el príncipe, siempre esperaba ser tratado como tal.

—Como usted deseé.- Le sonrió brevemente mientras lo veía bajar del vehículo. A Bertha no le gustaba mucho comentar acerca de lo que estaba pasando con aquel par pero, claramente estaba preocupada; solo quería volver a verlos tan unidos como antes.

castle walls ♕ l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora