¡Maldita sea! ¡¿Por qué siempre que quiero sentarme a leer algo tienen que fastidiarme con problemas ajenos?! Ese idiota me va a escuchar cuando lo vea.
—Más le vale que sea importante —Digo mientras camino a paso veloz entre los humanos. ¿Por qué hay tantos humanos en la noche? Deberían estar dormidos o algo así.
—¿Por qué siempre tienes esa cara cuando te llamo? —Oigo una voz burlona desde el interior de un callejón oscuro.
—¿Por qué siempre tengo que solucionar tus problemas? Ya eres lo bastante mayor como para comportarte como tal —Hago presión en el puente de mi nariz e intento respirar despacio para tranquilizarme —¿Qué hiciste ahora?
—Nada.
—Perfecto, me voy a casa y...
—Está bien, un sujeto uniformado comenzó a seguirme por varias calles y lo golpeé.
—¿Qué hiciste?
—No hice nada...
No es primera vez que mi querido hermano menor me llama por haberse metido en problemas. De hecho, la ecuación en mi cabeza me lleva a un resultado bastante obvio.
"Hombre uniformado" igual a "policía". "Seguir" igual a "perseguir". "Nada" igual a "algo", posiblemente "lo de siempre". En resumen, "Necesita un abogado".
—Escúchame bien Robbie. Esta será la última vez que te ayudo a salir de problemas como este. Como vuelvas a meterte en problemas humanos, hablaré con uno de los grandes para que te reubiquen en un lugar en donde no te metas en problemas.
—No serías capaz —Me mira desafiante. —James...
—Robbie, tienes ciento dieciséis años. Eres un adulto ante los ojos de cualquiera y no puedes seguir teniendo esta clase de problemas. Vuelve a meterte en líos y tendrás que vértelas tú solo.
—Está bien —Se muestra apenado mientras saca una billetera de su bolsillo.
—Siempre es lo mismo —Digo mientras niego con la cabeza —¿Cuándo aprenderás a...?
—Tú mismo lo dijiste la última vez. Soy un caso perdido. Además, no hay mucho para sujetos como yo con un historial como el que tengo. Mucho menos con...
Un curioso pitido comienza a hacerse presente. Entonces Robbie decide que es buena idea mostrarme el aparato que abraza su tobillo ¡Demonios!
—¡¿Ahora qué...?! —Sujeto su hombro.
—Escúchame, deja que te atrapen —Me mira confundido —Si regresas a donde deberías estar, se darán cuenta de que hay algo raro. Así que deja que te atrapen y llámame mañana. Veré qué puedo hacer para negociar con el juez sobre tu caso.
—Está bien.
—No forcejees ni digas nada o lo empeorarás todo. Nos vemos mañana.
—Claro.
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Simple casualidad
RomanceIki es un cuidador de zoológico que por cuestiones de dinero deberá mudarse a un piso compartido. James es el dueño del departamento, un elegante maestro de literatura en la universidad de Londres. Dos personalidades completamente opuestas, dos espe...