Capítulo 5

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¡No puedo creer lo que veo! ¡Este tipo debe ser un completo idiota!

—¡¿Se puede saber qué haces?! —El sujeto me mira confundido con su cara de perro —¡¿Cómo se te...?! ¿Cómo se te ocurre transformarte en este lugar? ¿Crees que nadie te verá? ¿Qué crees que pase si alguien te ve así?

—Yo... Por eso cerré las cortinas —Dice señalando las cortinas cerradas de la habitación —Tranquilo, no soy tan descuidado.

—Lo dice el licántropo que se transformó frente a alguien porque no puede controlarse cuando está demasiado feliz.

—Habría sido diferente si fueras un humano común y corriente...

—¿Qué habrías hecho si hubiera sido un humano común y corriente? —Se queda pensativo mirando al cielo del departamento. Mataría por saber lo que piensa en este preciso momento.

—Nada.

—¿Enserio? ¿Pasaste cinco minutos pensando para responder "nada"?

—¿Qué esperas que haga? ¿Que lo mate? ¿Que me lo coma? ¿Tienes idea de la cantidad de enfermedades que puede transmitir los humanos hoy en día con solo tocar su sangre?

—Ni me lo digas. Gracias a eso mi dieta está estrictamente limitada a comer carne cruda de origen animal. No es lo mismo, pero sirve de igual forma.

—¿Así que vas matando perros y gatos por ahí para luego comértelos? —No puedo creer que haya dicho eso. Definitivamente este sujeto es algo idiota.

—Voy a una carnicería y no cocino la carne...

—Oh... Claro, tiene más sentido. Supongo.

—¿Y tú qué?

—Como comida humana.

—¿Hamburguesas, pizza y cosas con grasa que podrían matarte tarde o temprano?

—Básicamente.

Estuve a poco de decir que no respetaba su cuerpo; pero seamos sinceros, su cuerpo no parece el de alguien que come chatarra todos los días.

—¿Qué tal el día? —Su pregunta me sorprende bastante. —No podemos pasarnos la vida discutiendo por nuestras costumbres. Supongo que podemos intentar llevarnos bien.

—Bueno... —Esto es bastante peculiar —No estuvo tan mal. Los chicos me obligaron a usar de mis clases para corregir el examen en el que más de la mitad reprobó y los que aprobaron fueron por unas décimas.

—Debió ser un examen difícil.

—Para nada —De mi bolso saco un examen en blanco y se lo entrego —No está difícil. ¿Estás bien?

En este momento mi cerebro necesita reiniciar el servidor. ¡¿Qué clase de maestro es este tipo?! ¡Creo que la única pregunta que podría responder es en donde dice "Nombre" y me estaría arriesgando.

—¿Estás bien?

—Yo... —¿Cómo decirle "Me acabo de sentir estúpido" con buenas palabras? —No sabría responder esto. —Se la devuelvo.

—¿Hablas enserio?

—Quizás no sea un experto en el tema. Quizás me falta leer los libros que tú lees. Pero, ¿qué te hace creer que un chico de no más de 25 años podrá entender literatura vampírica de hace 3 siglos?

—¿Así que conoces la literatura vampírica?

—No mucho, mi padre tenía unos libros guardados y yo los leí para matar el tiempo. Pero la verdad nunca los entendí. —Algo pasa por mi mente —¿Estás enfocando tus clases a literatura de antaño? ¿Eso de qué les sirve?

—Es cultura...

—Vampírica.

—Les enseño sobre la antigüedad.

—Y que posiblemente sus ancestros murieron por vampiros...

—O por hombres lobos.

Un largo silencio se arma entre nosotros. Estamos conscientes de que cualquier palabra que salga de la boca de cualquiera de los dos terminará dando inicio a una discusión.

Me pregunto si es buena idea quedarme en este sitio con este sujeto.

—Como sea —Dice James —Prepararé té ¿Quieres?

—¿Tienes café?

—Sí.

—Entonces un café. Gracias.

Este sujeto es bastante excéntrico. Estoy seguro de que el vivir solo tanto tiempo debió oxidarle los engranajes o algo parecido.

—Y dime Beck, ¿qué tal tu día? —Lo miro confundido —Preguntaste sobre mi día, es justo que yo también pregunte lo mismo ¿no?

—Supongo. Bueno, estuvo tranquilo. Pasé toda la mañana en el ambiente con los lobos, alimentándolos y jugando con ellos.

—¿No es arriesgado que hagas eso?

—Para nada. Los humanos ya no buscan criaturas como nosotros.

—¿Tú crees?

—¿Cuánto llevas viviendo en la rutina?

—¿Qué edad tienes?

—Veintiséis...

—Mala comparación. —Dice entregándome una taza con café. Huele bien —Bueno, llegué a este lugar hace unos treinta años pero llevo poco más de un siglo viviendo yo solo.

—¿Por qué a los vampiros les gusta su soledad?

—¿Por qué a los lobos les gusta vivir en manada?

—¿Instinto?

—Exacto.

—Pero los vampiros también viven en clanes.

—¿En dónde está tu manada, Beck? —Guardo silencio —A eso voy. Me alejé de mi clan para buscar mi propio estilo de vida. Me gusta vivir solo sin otro vampiro.

—Yo no salí de mi territorio porque quisiera alejarme de mi manada. Extraño a mi familia; pero era necesario si quería ayudarlos. Quisiera volver con ellos, pero eso significaría que me rendí.

—¿Que te rendiste?

—Olvídalo. —Sonrío haciendo ademanes, restándole importancia para luego beber un poco de café. ¡Realmente está delicioso! —No había tomado un café tan bueno en meses.

—Qué bueno que te guste. ¿Sabes? tengo un doctorado en psicología por si en algún momento quieres hablar sobre eso que te molesta.

—No tengo algo que me molesta —Él sonríe como si me hubiera atrapado.

—Claro, claro. Bueno, me iré a mi habitación a leer. Que duermas bien, Beck.

—Me llamo Iki.

—Lo sé, ¿te molesta que te llamen por el apellido?

—No realm...

—Entonces no hay problemas. —Me interrumpe —Que descanses, Beck.

Me quedo parte de la noche apoyado en la ventana de la sala de estar mientras termino de beber mi café. Hoy hay luna llena; pero eso solo me hace sentir melancólico, así que decido salir del lugar y caminar hasta mi habitación para dormir.

Justo cuando estoy por abrir la puerta de mi habitación, la de James se abre de golpe haciéndome dar un pequeño salto. Parece molesto por algo ¡¿Qué le sucede a este sujeto?!

—¿James? —No deja de caminar de un lado a otro sin dejar esa expresión seria de su rostro —¿Estás bien? Oye... —Luego de unas diez vueltas, James acaba por salir del departamento.

Este sujeto comienza a asustarme.

Simple casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora