Capítulo 48

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El baño estuvo bastante tranquilo

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El baño estuvo bastante tranquilo. Si le quitamos los besuqueos y los juegos de manos mientras el agua caía sobre sobre nosotros.

—Será mejor salir o llegarán tarde —Jadea James, en un intento por apartar su boca de la mía.

—Aun hay...

—¡Ya salgan de ahí o me mearé aquí mismo! —El grito de Robbie nos toma por sorpresa.

—¡Pues meate! —Grita James en respuestas.

—Como quieras.

James termina mirándome como si estuviera a punto de sufrir una crisis nerviosa.

Es más que claro que él tiene un oído más agudo que el mío.

No hago más que solo reír mientras James se apresura en colocar una toalla al rededor de su cintura y abrir la puerta.

Espera ¿Robbie en serio lo está haciendo?

—¡Robbie!

—Caíste —Robbie y yo reímos por la broma que le hizo —¿De verdad creíste que lo haría?

—De ti puedo esperar cualquier cosa.

Para ser sinceros, también creí que Robbie se estaba orinando en la puerta; pero me causa mucha gracia ver que solo está derramando el café.

Aunque igual entiendo que James se enfade, ya que Robbie derramó el café en una alfombra.

—¡Más te vale limpiar todo esto antes de que te vayas!

—¡Si no quieres que la próxima vez sea de verdad, no tengas sexo en el baño por la mañana!

—¡Gracias! ¡Ahora todo el edificio te escuchó!

—Como sea. Ahora que parte de mi desayuno terminó en el piso, me voy a trabajar. Nos vemos allá Beck —Me hace una seña mientras aun sigo en la ducha, tapado solo con la toalla.

—Nos vemos.

Robbie sale corriendo del departamento, dejándonos completamente solos y prácticamente desnudos.

—Idiota...

—No te enfades —Digo llegando junto a él —Solo te hizo una broma.

—Bastante desagradable, debo decir —Sí que está molesto.

Tomo su barbilla suavemente con los dedos y lo hago voltear hacia mí para luego juntar mis labios con los suyos.

—¿Cuánto tiempo tienes antes de que ya sea realmente tarde? —Por la forma en que me mira, ya sé a dónde quiere llegar.

—No lo sé. Veinte, treinta minutos —James me sujeta de la toalla y me hala hacia él juntando mi pelvis con la suya.

—¿Qué dices, Beck? —No sé qué responder pero supongo que mi sonrisa lo dice todo.

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