No puedo creer que vaya a hacer esto.
No puedo creer que haya seguido a ese lobo hasta ese lugar, preocuparme por él luego de ver cómo ese animal lo mordía, y ahora volver al departamento después de ser testigo de cómo me ignoró allá.
¡Él me vio ahí entre la gente!
¡¿Cómo se atreve a llamarme tonto?! ¡A mí, que lo apoyé cuando se sentía como la reverenda mierda! ¡Qué lo escuché cuando se sentía agobiado por sus problemas!
Beck es un mal agradecido. Sabe que lo hice para ayudarlo.
Y aun así...
—¿Iki? —Golpeo a su puerta —¿Sigues molesto? —No responde.
De pronto, y para mi sorpresa, escucho pasos aproximarse a la puerta hasta que se abre, dejándome a mí y al hombre lobo con cara seria frente a frente.
—¿Que pasa?
—¿Cuánto tiempo más seguirás así? Ya te dije que lo siento varias veces. —Iki aparta la mirada de mí por un momento.
—¿Qué hacías allá? —No me esperaba esa pregunta.
—Bueno... —¿Cómo decirlo? —Supongo que...
Esto es tan incómodo.
Suspiro cansino y lo digo como salga.
—...Solo quería saber a dónde ibas...
—¿Me seguiste por mera curiosidad?
—Algo así, aunque... —Me mira atento —Sí me preocupé un poco cuando te vi ahí dentro y cuando ese lobo te mordió.
Un largo silencio se arma entre nosotros. No puedo creer que dijera eso. ¿Por qué tengo tanto calor?
—Estoy bien, descuida —Iki me enseña su mano y se quita el vendaje como si nada —No es para tanto, ¿ves?
—Sabía que los licántropos sanaban rápido; pero nunca lo había visto tan de cerca.
Sin pensarlo, sujeto la mano de Iki para ver mejor el lugar de la herida. Pero apenas soy consciente de su calidez, noto mi acción.
—Yo... —Suelto su mano y doy un paso atrás —Lo siento, ¿dejarás de hacerme la ley del hielo por lo que tu madre me pidió hacer ayer?
La expresion de Iki cambia radicalmente y vuelve a estar serio.
—Oh, vamos. No vas a enfadarte por eso otra vez ¿o sí? Digo, eres un adulto, deberías...
Cerró la puerta.
Carajo...
—¡Vamos Iki! ¡Solo...! Olvídalo. Te comportas como un cachorro.
Ahora sí me enojé.
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Simple casualidad
RomanceIki es un cuidador de zoológico que por cuestiones de dinero deberá mudarse a un piso compartido. James es el dueño del departamento, un elegante maestro de literatura en la universidad de Londres. Dos personalidades completamente opuestas, dos espe...