Ha pasado medio día y no he vuelto a saber de Hugo, después que le colgué el teléfono intente llamarlo varias veces pero me mandaba a buzón. Él habla de madurez y al final, termina siendo un inmaduro. Las clases van como siempre, no hay ni altos ni bajos.
Los exámenes que teníamos ya la mayoría los hemos hecho y de los trabajos faltan como tres para poder irnos de la universidad. Apenas estamos a dos días de haber iniciado la semana y ya quiero que sea viernes ¿seré la única? En fin. Me tiene mal no saber de Hugo, debe estar enojado, que digo enojado. Furioso, y no me gusta estar así con él
Intento nuevamente llamarlo pero me vuelve a enviar a buzón. Maldigo por lo bajo, ya que estoy en plena clase y lo último que necesito es que por su culpa me saquen de aquí.
Guardo el teléfono en la mochila y finjo que presto atención. A mi lado Luci se encuentra mordiendo la punta del lápiz concentrada en la clase. Miro a todos lados y todos están absortos a la clase, ni se inmutan de lo que está pasando a su alrededor, no puede ser posible que sea la única fuera de lugar, la única que no está prestando atención a la clase.
Vuelvo a sacar el teléfono a escondida y le envío un whatsapp a Hugo:
— No entiendo tu actitud, ayer pides perdón y hoy me ignoras. Así no vamos a parar a ningún lado. Cuando madures me vuelves a escribir, mientras. Feliz día —Escribo con rabia. ¿Quién se ha creído?
Me acomodo en el asiento y miro la pizarra fijamente, mis pensamientos se van al día de ayer y las palabras de Lucas se repiten constantemente en mi cabeza haciéndome preguntar varias veces si Hugo es quien dice ser, o si yo debería dejarlo.
No es normal lo que pasó y mucho menos como me dejó marcada, sin contar las veces que ha actuado raro conmigo.
— Pssss. Zina— susurra por lo bajo Luci
— Dime — digo de la misma forma
— Hoy salimos, quieras o no
— ¡no! Estamos apenas empezando la semana y sabes que detesto salir— le digo en voz baja
— No vamos a una fiesta petarda, vamos a las carreras. Lucas me acaba de escribir que hoy corre
— ¿Hoy corre? ¿qué corre? — pregunto. Luci se lleva una mano a la frente y me enfrenta
— Tonta de mí, como se ve que tocamos temas personales — se ríe— Lucas es corredor de autos
— ¿de verdad? No parece.
— Si, y es uno de los mejores, y tiene las mil y un facetas, eso te lo puedo asegurar. No puedes decir que no. También conoces a su hermano que es un soplo de aire fresco, ya veraz
— Está bien, lo que tú digas — acepto ir, ya que Hugo me ignora, una salida con mis amigos no me caerá para nada mal.
Afortunadamente la clase termina, Lucia y yo caminamos juntas con nuestros trabajos en las manos, solo entregaremos los trabajos a los profesores y podemos irnos. Amo cuando pasa esto, eso quiere decir que tendré tiempo de arreglarme para la noche.
Según la información en la cartelera, tenemos que entregar los trabajos en el aula 305, y 130, es por ello que tomamos rumbo a la más cercana que es la 305. La puerta está cerrada, toco varias veces pero nadie abre, vuelvo a tocar y la puerta es abierta por nada más y nada menos que por Hugo, quien me mira con superioridad
— Lo siento, no sé si es el aula indicada, pero en administración nos dijeron que teníamos que entregar los trabajos aquí
— Esa información es acertada, por favor pasen y colóquenlos en el escritorio — dice sin mirarme

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Zahina ©
ChickLitDicen que a las mujeres ni con el pétalo de una rosa, él la lastimaba con sus espinas...