A pesar de que los problemas abundan en mi vida, todo se va ordenando. Hugo está enamorado de la idea de ser padres y poco a poco nos hemos adaptado a la vida como pareja. Hoy tendremos cita con el ginecólogo para verificar el estado del bebé, cosa que atrasamos dos semanas ya que, entre mis exámenes finales, los pendientes de Hugo, y mi estado de ánimo dejamos para después la cita.
Veo embelesada nuestras manos unidas sobre la palanca de cambio, él de vez en cuando me mira y me sonríe o acaricia con un dedo mis manos. Hoy puedo decir que estoy locamente enamorada de este hombre, que con todo y sus defectos me hace feliz, y amo esos pequeños detalles, que aunque sean pocos, hacen la diferencia, me hace sentir valorada y amada como nunca nadie me ha amado.
— ¿eres feliz? — pregunto de la nada
— ¿ahora? soy el hombre más feliz y afortunado del mundo— aparta la vista de la carretera para posarla en mí.
— Estoy nerviosa— se me escapa una risita nerviosa
— ¿por qué? — frunce el ceño
— Porque por primera vez vamos a ver a este pequeño— suelto su mano y llevo la mía al vientre — porque estoy aterrorizada, Hugo.
— No tienes nada que temer— sin quitar la vista de la carretera baja su mano y la coloca justo donde está la mía, en el vientre— yo estoy para cuidarlas, porque sé que será niña.
— No sabes nada, es muy temprano para saber el sexo, debo tener como mucho un mes de embarazo — me río
— Está bien, lo que tú digas —ironiza
Justo ahora estamos llegando al consultorio ginecológico muy nombrado en redes sociales, del cual, hice cita ayer por las noche mientras buscaba en internet. La infraestructura es moderna, nada que ver con los hospitales de la ciudad, ya que es un lugar fresco, moderno y por lo que se ve, costoso.
Hugo se baja y como el caballero que es, rodea el automóvil para abrirme la puerta, toma mi mano, cierra la puerta y camina conmigo a la entrada del lugar. Como dije anteriormente, todo es moderno, las puertas de la entrada se abren solo al acercarnos y la recepción es totalmente impoluta, solo una secretaria se encuentra en este lugar, más allá puedo distinguir seis puertas, las cuales, imagino son los consultorios de los doctores.
Hugo me indica que me siente en la sala de espera mientras él resuelve todo lo referente a la cita programada de hoy. Lo veo caminar y conversar con la secretaria. Mientras, para no aburrirme, veo mi teléfono, el cual, carece de notificaciones, ya que mis únicos amigos con lo que hablaba diariamente ni siquiera quieren saber de mí y es inevitable no sentirme triste y decepcionada, pensé que en esta etapa de mi vida, por lo menos Luci, que ha sido mi amiga desde que llegue a la ciudad iba a estar conmigo en este momento, pero la realidad es totalmente diferente.
— ¿Qué tienes? — levanto la vista dándome cuenta que Hugo se encuentra justo frente a mí.
— Nada, solo que extraño a Luci y a... — no completo la frase, ya que conociendo a Hugo, si menciono a Lucas, va a montar un escándalo — mis amigos
— Deja el drama, no los necesitas. Al fin y al cabo, me tienes a mí y eso debe bastar ¿cierto? — me mira interrogante
— Sí y no, Hugo. No puedes decidir quién entra en mi vida y quien no — espeto
— No voy a empezar con el temita de siempre. Haces lo que digo y punto.
Lo miro desafiante pero me abstengo de hacer cualquier comentario que vaya a desatar nuevamente una discusión entre nosotros cuando nuestros caminos se han ido acarreando de la mejor manera.
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Zahina ©
Chick-LitDicen que a las mujeres ni con el pétalo de una rosa, él la lastimaba con sus espinas...