Una de las cosas que amo del mes de diciembre es que en Barcelona todo se vuelve como si estuviésemos en un cuento de hadas, como por ejemplo aquí, en este momento me encuentro arreglando nuestro departamento con adornos navideños. La decoración es de color amarillo y verde. He trabajado muchísimo porque el departamento se vea de esta manera; mágico. Me ha llevado toda la mañana, pero ha valido la pena, no obstante, esto me ha servido para distraerme y dejar de pensar en estupideces.
Me tocó armar sola el gran árbol de navidad, y gracias a Dios, por lo menos tengo el sentido de la creatividad, y poco a poco va cogiendo forma, lo único que a mi parecer le falta es el lazo en la punta, es por eso que en este momento me encuentro subida en una silla tratando de colocarlo, pero es difícil, ya que soy pequeña y no llego correctamente a la punta. Resoplo con frustración e intento una última vez, pero en cambio de las anteriores me coloco en puntillas y me impulso con un saltito y el condenado lazo queda en su lugar.
— ¡SÏ! — celebro en la silla haciendo un bailecito, la cual se tambalea
— ¡Zahina! — cierro los ojos esperando el golpe, el cual, nunca llega.
Abro los ojos y miro hacia abajo dándome cuenta que no he caído y todo gracias a que Hugo sostuvo la silla a tiempo. Hago como si él no estuviese y me bajo con cuidado de la silla, así mismo, comienzo a recoger el restante de los adornos y los meto en las cajas. Siento la pesada mirada de Hugo, pero, no pienso ceder, no esta vez. Finjo estar muy entretenida en recoger todo para no hablarle, no mirarlo y no caer nuevamente. Al final, todo está en las cajas, solo falta limpiar el piso y todo está terminado, pero ya la espalda está comenzando a dar molestias y no puedo esforzarme mucho.
Por ende, decido que ya es suficiente y es necesario volver a encerrarme en el cuarto, por ello emprendo mi camino hasta la habitación.
— ¿va a ser siempre así? — no presto atención y sigo mi camino — amor... princesa
— Cállate por favor ¿sí? Te dije que necesitaba tiempo Hugo, respeta mi decisión.
— Amor, sé que fallé mi amor, pero ya no sé dormir sin ti. Ayer fue una maldita tortura, dime como repararlo, dime mi amor. Haré lo que sea, lo que me pidas con tal de tenerte nuevamente — me mira suplicante
Respiro con resignación y vuelvo mis pasos hasta llegar a estar frente a él — ¿lo que sea?
— Lo que sea mi amor— rectifica
— Vete, déjame unos días sola, dame mi espacio y tal vez pueda volver a perdonarte.
— ¿eso es lo que quieres?
— Es lo que necesito. No puedo pensar a tu lado porque me consumes, esta situación es adictiva, y como tal, tengo que alejarte o alejarme para sanar y pensar con claridad.
— Si eso es lo que "necesitas" te lo daré — dice derrotado— pero el que esté lejos no va a ser que me olvides — se acercó peligrosamente hasta que nuestras narices se tocaron— te prometo, que día que esté lejos, día que haré que me recuerdes, que nos recuerdes pequeña. Porque nosotros estamos destinados para algo grande.
— Si es así, te aseguro que todo se va a recuperar, pero déjame sola
— Quiero que escuches esto, y que jamás se te olvide Zahina — su mirada se vuelve peligrosa— tú y yo somos uno, tú eres luz y yo oscuridad, y luz no puede vivir nunca sin la oscuridad— toma mi rostro y me besa apasionadamente.
Termina el beso de forma abrupta y se da la vuelta dejándome estática en mi lugar. Al llegar al ascensor da una última mirada en mi dirección para luego enderezar la espalda y hacer como si no le importara la situación. Del mismo modo, sigo mi camino hacia la habitación, no voy a negar que al verlo marchar siento un pinchazo en el corazón y la fuerza que anteriormente tenia se ha desvanecido, pero, es lo mejor tanto para él como para mí.
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Zahina ©
Chick-LitDicen que a las mujeres ni con el pétalo de una rosa, él la lastimaba con sus espinas...