capítulo 31

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Gianluca

— Toma — tengo frente a mi rostro un vaso de plástico. Al alzar la mirada veo a una quebrada Lucia; y como no, si con hoy ya son dos días que hemos en vela... Tres días desde que Zahina está hospitalizada.

— Gracias.

— Lucas, tenemos que hacer algo — susurra sin poder aguantar las lágrimas — no puedo permitir que ella siga a su lado, no puedo ignorar lo que está pasando, y sé que tú como yo sabes que él fue quien hizo esto.

— No sabes lo que daría con tal de que ella estuviera fuera de ese ambiente tóxico. Esa familia no es buena, ninguna familia con tanto poder lo es, y lo sabes.

— Mi familia tiene poder, tiene dinero y no somos así — hace un puchero viéndose aniñada

— Uno en un millón. Lo importante es hablar con ella. Y, si ella nos confiesa que él fue el culpable de todo esto, te juro que yo mismo la saco de la ciudad, hasta del país.

— ¿Y si lo hacemos?

— ¿qué quieres decir? — inquiero

De un movimiento brusco se gira para quedar cara a cara — vamos a sacarla de aquí a escondidas. Vamos a secuestrarla

— No podemos hacer eso, nos podemos meter en un gran lío. Recuerda que ellos tienen poder

— Yo también tengo, Lucas — dice molesta —no quiero saber que mi hermana, que, aunque no es de sangre, es de alma esté muerta a manos de ese cabron.

En ese momento suena la alarma de mi iPhone. Ya no puedo retrasar más las clases. Tengo que volver a la universidad, pero antes, debo ir a casa a cambiarme y ver qué todo esté bien con Max.

— Hablaremos de esto en otro momento Luci, tengo que volver al trabajo, no puedo permitirme un despido.

— Sabes de sobra que estás ahí por gusto, tus padres les dejaron una buena cantidad, además, que lo que ganas en una carrera es muchísimo más que lo que ganas al mes.

— Tienes razón, garota. Pero amo mi profesión y aunque mi amor por los autos sea igual, sé que mi trabajo siempre me dará la estabilidad que necesito — doblo mi cuerpo a la altura de su cabeza besando su frente en el proceso — por favor, cualquier cosa que sepas, si despierta, si se agrava o cualquier cosa, no dudes en llamar. Estaré atento.

Dirijo mis pasos hacia la salida. Pero en el último momento me arrepiento. Necesito hacer algo antes de irme. Así que avanzo con paso firme hasta la quinta planta. Al llegar ahí todo es color pastel y dibujos de animales bebés. Frente a mí se puede leer exactamente lo que estaba buscando: "Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales"

Cojo aire hasta acercarme a la recepción, en dónde se encuentra un joven enfermera de cabellos rojos — buenos días — finjo una sonrisa perezosa

— Buenos días — veo sus mejillas teñirse — en que puedo ayudarlo

— Vengo a ver a mi sobrina, nació hace unos tres días

— Es difícil que pueda entrar allí, solo el padre o la madre pueden entra, y eso en contadas ocasiones

Muerdo el interior de mi mejilla frustrado.

— Déjame entrar, solo la veré y me iré, necesito saber que mi sobrina está bien — toco su rostro de forma seductora — por favor

— Está bien — está mucho más roja que hace unos momentos — solo unos segundos, puedo salir perjudicada por permitir esto. — dime el nombre de la madre

Zahina ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora