Cap 33: Mi Coraline

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Matheo

La veo acostada sobre la cama. Me da la espalda, su silueta se ve a la perfeccion en la penumbra de la habitación. Se me hace inevitable no tocarla, paso mis dedos desde sus hombros por la curva de su cintura hasta su cadera.

Veo como su cuerpo se estremece en un escalofrío involuntario, sonrío.

Me desperté con su trasero rosandome la polla y entonces me encontré admirando su anatomía. La erección me palpitaba contra su trasero.

Tomo su cintura, beso su hombro y bajo hasta la curva de su cintura, ella seguía dormida, la pongo boca arriba, abro sus piernas, viendo su rosado coño perfectamente lubricado esperándome, me pregunto con qué estaría soñando pra estar tan mojada.

Pongo la punta de mi miembro en su clítoris y lo froto con lentitud, ella suelta un jadeo que me hace sonreír denuevo. Vuelvo a frotar su clítoris con mi miembro y ella se estremece soltando otro jadeo y siento que la polla me va a estallar.

Me sorprende que aún no se despierte, sus mejillas se encuentras rojas y sus pechos me invitan a lamerlos, pero tengo que hacer algo con la erección antes de que explote.

Pongo mi mano a un lado de su cabeza, posiciono mi polla en su entrada y empujo, el jadeo que se escapa de mis labios es inevitable. Leo agarra mi muñeca que está junto a su cabeza enroscando sus bonitos dedos al rededor de ésta. De sus labios sale un gemido, abre los ojos, ve la unión de nuestros cuerpos y me sonríe, esa sonrisa que esconde tantas cosas, esa sonrisa que me muestra su inocencia y su perversión a la vez, me vuelve loco.

Le doy una embestida y de sus labios sale otro gemido mientras apoya su frente en mi muñeca, en donde aún está su mano.

Comienzo a embestirla una y otra vez, extasiado con sus suaves gemidos y el espectáculo que me dan sus pechos con cada rebote. Leo toma uno de sus pechos y lo apreta con fuerza perdida en el placer, con esa simple acción sé que ya está a punto.

No paro de embestirla como lo hago, ella sólo gime y ver como se aferra a mi muñeca con una mano y con la otra aprieta su pecho me vuelve loco, sus paredes me aprietan y mientras veo sus espasmos me dejo ir con ella, caigo sobre su cuerpo apoyando mi cabeza sobre su pecho.

Su corazón se encuentra acelerado y su respiración agitada igual a la mía. Pone su mano en mi nuca y acaricia esa parte, por mi cuello y mi cabello. Me encanta esa forma tan suave que tiene para calmarme porque funciona.

Sus dedos se mueven con suavidad en circulos, su corazón y respiración se calmann igual a los míos, aprieto su pequeño cuerpo contra el mío sin querer dejar esto.

Leo

Matheo se queda dormido en mi pecho y yo no paro las caricias, me encantó su forma de despertarme, ¿hay una mejor forma de despertarse?

A pesar de que son las 3 am me encantó despertar y verlo encima de mí jadeando desesperado por más.

Me vuelvo a dormir luego de un rato.

Pasan unas horas y Matheo se levanta y se va a trabajar dándome un beso en la frente mientras yo finjo estar dormida.

Todo parece más bonito por la forma en la que desperté, todo se siente más liviano, como que siento que ando flotando a todas partes.

Me visto y me alisto para salir de casa, bajo al subterraneo del edificio y tomo la moto de Matheo y salgo del edificio, ando por las calles y me estaciono fuera de la gran mansión, toco la puerta y la misma chica del otro día abre la puerta y me deja pasar.

—Mi señor está en su habitación —avisa la chica mientras cierra la puerta a mi espalda.

—Gracias.

Ángeles y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora