Cap 12: Sol y Luna.

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Podía escuchar su respiración, el olor que emanaba su cuerpo junto a mí, abrí mis ojos, yo estaba acurrucada en su pecho, su mano descansaba sobre mi cintura, levanté mi mirada, era muy bonito, sus pestañas descansaban sobre sus pómulos de una manera perfecta, sus labios rosados me recordaban lo que había pasado la noche anterior.

—¿Ya puedo moverme? —preguntó Mike abriendo un ojo— es difícil verse perfecto mientras duermes.

Negué con la cabeza mientras sonreía, no pude evitar pensar en Matheo, eran tan diferentes uno era como el sol y el otro como la luna, si lo de anoche hubiera pasado con Matheo, probablemente ahora estaría protagonizando la ignorada del siglo.

—Buenos días —dije con una sonrisa— espero no tener mal aliento

El tomó aire por su nariz y dijo— Es soportable.

Nos quedamos mirando por unos segundos, entonces él plantó un beso en mis labios, a lo que sonreí y luego lo devolví, no sé por qué todo era más fácil con él, sin miedo a cometer errores, quizás era porque no lo conocía del todo o porque simplemente no era Matheo, los besos subieron la intensidad, me subí a horcajadas sobre él, claramente la falta de sexo anoche le estaba pasando factura ya que unos segundos después de que nos estuvimos besando él ya la tenía dura.

Comencé a mover mis caderas, sus manos estaban en mis muslos y me afirmaban con fuerza, paró el beso, me separé de sus labios para mirarlo.

—No podemos seguir haciendo esto —dijo Mike.

—¿Por qué? —pregunté, no lo entendía, por un momento pensé que había hecho algo mal.

—Matheo se va a enojar.

—¿Que importa Matheo? —dije destilando rabia.

Matheo aquí, Matheo allá, ya estoy harta.

—Creo que le gustas, no puedo hacerle esto, eres una constante tentación, hay que parar.

JA que equivocado estaba, no hay forma de que yo le guste a Matheo.

—No le gusto, si le gustara no se habría acostado con Nicky anoche, así que deja de hablar estupideces, además no puedes decirme esto ahora, después de lo de anoche.

Puse mis manos sobre su pecho y comencé a mover mis caderas otra vez, el cerró sus ojos y respiró hondo, tomó mis caderas con fuerza para parar mi movimiento.

—No me importa Matheo —dije con hastío.

—Pero a mí sí, es mi amigo, no puedo hacerle esto.

Le debía algo desde anoche, le voy a devolver el favor antes de que salga de esta habitación.

Lo miré a los ojos y fui a su cuello y comencé a esparcir besos por ahí mientras movía mis caderas— Anoche no te importó eso, que no te importe ahora —dije continuando con el camino de besos.

La gran parte de mi vida escuché decir a mi madre "la mejor arma es la seducción" ella me enseñó a hacer que un hombre caiga rápido, lo aplicaba en ciertas ocasiones, no sé si la mejor consejera fuera mi madre.

—Para por favor —dijo en un jadeo.

—Pídemelo de nuevo y lo haré —dije en un susurro.

Podía sentir como su respiración se agitaba y decía palabras incoherentes, entonces paré— ¿Quieres que pare? —pregunté, si volvía a decir que quería que parara, lo haría, no era una violadora.

—No...No sigue, por favor —sabía que estaba a punto, sabía que no quería que parara.

Continué moviéndome contra él pero más rápido, sabía que su orgasmo se acercaba asi que no paré de moverme hasta que un sexy gemido salió de sus labios, los músculos de su cuerpo se tensaron, estaba teniendo su orgasmo, no dejé de moverme, para prolongar su placer, sentí como intentaba calmar su respiración con los ojos cerrados y con su labio inferior entre sus dientes.

Ángeles y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora