Matheo
Leo suspira y mira a alguna parte intentando organizar sus ideas, su expresión cambia viéndose preocupada.
—Viví en Francia con mis abuelos hasta los 10 años, mi mamá trabajaba mucho asi que prácticamente, me criaron mis abuelos. Luego de cumplir los 10, papá nos invitó a vivir en Italia, él era escritor, yo lo admiraba, no sé qué me pasaba —dice frunciendo el ceño—. Mis padres tenían un serio favoritismo por mi hermana mayor, Isabelle, especialmente mi padre, ellos tenían una relación extraña y poco sana. Cuando cumplí los 12 años —Leo hace una pausa tomando una respiración profunda— algo en la relación de ellos cambió. Pasó algo que cambió por completo mi vida y arruino mi infancia. Papá estaba muy enfadado con Isabelle, llovía, lo recuerdo muy bien. —sus ojos se cristalizan como si estuviera viviendo su recuerdo— Isabelle era todo lo que alguna vez quise ser, ella era hermosa e inteligente, yo la amaba más que cualquier otra cosa en el mundo, ella era una persona que lo tenía todo, era perfecta. Ése día papá entró en nuestra habitación gritándole algo a Isabelle, yo corrí a pararme en una esquina de la habitación, papá estaba tan cegado por la ira que no me notó. Le gritaba cosas a Isabelle, hablaba de que ella no quería darle algo —Leo comienza a temblar y sus labios pierden color.
—Leo, si no quieres seguir, podemos dejarlo así a mí no me... —ella no me deja terminar.
—Lo haré, yo puedo hacerlo —vuelve a tomar aire, pero su respiración se escucha entrecortada— La tomó del cabello y la golpeó, y lo peor de todo es que mis ojos seguían cegados de admiración por él, la golpeó tanto que ella no podía levantarse —se muerde el labio mientras suelta un sollozo todo su cuerpo se estremece— él la dejó en el suelo, ella temblaba, pero aún así logró arrastrarse hasta mí, la acurruqué entre mis brazos, ella lloraba, pero para papá no fue suficiente, volvió con un cuchillo carnicero, —dice con voz temblorosa, sus lagrimas caen por sus mejillas y mi piel se eriza por el frío repentino que cae en la habitación— la tomó del cabello, Isabelle se aferró tanto a mis brazos que me dejó cicatrices de los rasguños, —dice tomando sus brazos sus manos tiemblan y todo su cuerpo lo hace por los sollozos que suelta— Papa la apuñaló muchas veces, tantas que dudo que en el cuerpo de Isabelle haya quedado algo de sangre —dice y aprieta sus labio con fuerza— luego de que él se aburrió de enterrarle el cuchillo, se fue, luego de que estuvo muerta era una persona irreconocible no quedaba nada de la belleza que alguna vez conocí, lo único que quedó fue el amor que tenía, los recuerdos buenos —entonces de un momento para otro mira al frente y dice— La enterramos en el patio, no tuvo un funeral, ni siquiera compraron un ataúd.
—¿Qué pasó con tu padre? ¿Tu madre lo supo?
—Mamá era una persona muy sumisa, pienso que ella también sentía la misma admiración que yo sentí en ese momento, de hecho, aún lo ama. En cuanto a papá. Dos años después de la muerte de Isabelle me devolvió a mamá y a mí a Francia. Viví allí hasta los 18, luego decidí buscarlo, lo encontré aquí, en Ashville buscaba al menos una pizca de su arrepentimiento, pero él ya había muerto.
Procesar todo lo que me acaba de contar es difícil, pero le prometí algo, y lo voy a cumplir. La acurruco en mi pecho y puedo sentir su corazón latiendo con fuerza, los sollozos le estremecen el pecho y sus lagrimas mojan mi piel, acaricio su cabello en un intento de calmarle.
—Es algo que ya pasó, no es ni fue tu culpa, ni aunque hubieras querido habrías podido hacer algo, eras pequeña, estabas confundida y no había nada que pudiera cambiar algo —ella asiente y al fin siento que los sollozos cesan y su respiración se calma pero las lágrimas se escapan de sus ojos en silencio.
—Lo arruinó todo Matheo, mi infancia, mi felicidad, incluso arruinó la forma en la que me veo en el espejo, lo odio —dice en un susurro contra mi pecho y yo solo la acaricio y la abrazo ya que no hay nada que yo pueda hacer que cambie su dolor.
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Ángeles y Demonios
RomansaClaramente el dicho "No juzgues un libro por su portada" solo aplica a libros y no personas. Lo entendí el día que los conocí, tan bonito y agradable, por fuera, tan oscuro y misterioso por dentro. Definitivamente una cara de ángel puede ocultar a u...