Capítulo 4

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El día finalmente finalizó, por la noche nos habíamos puesto a jugar al Uno, Peter y yo los más competitivos, después de eso todos hicieron la suya, el grupo se fue disolviendo.
Tomé aire y lo solté, me metí en la cama matrimonial, al lado mío se recostó Benjamín, se durmió enseguida, seguro porque se había cansado al manejar.
Me levanté al cabo de un rato, me puse una bata y me preparé un té, salí al jardín a escuchar el sonido de la naturaleza.
-Hola...-Peter se apareció también con una taza en la mano- muy nuestro esto, ¿no?-elevó sus cejas, se acercó para terminar sentado a mi lado.
-Sí.. Solíamos tomar té y hablar hasta la madrugada.. Jugábamos todas las noches al Uno-me reí al recordarlo.
-Y nos poníamos prendas.. Eramos unos nenes-él también se rió- a veces me gustaría volver hacia atrás para volver a vivir momentos... ¿Eso te pasó alguna vez?
Sí, la verdad era que sí.
-Tal vez...-asentí con la cabeza aceptándolo a medias.
-¿Sos feliz ahora?-me preguntó, volteé mi cabeza para encontrarme con sus ojos verdes y expresivos.
-La verdad sí.. Encontré lo que amo, estoy rodeada de gente buena, no puedo pedir más-esbocé una pequeña sonrisa-¿vos? ¿Sos feliz?
Él se quedó pensativo.
-Sí.. En mi vida tengo una familia que me quiere, aún cuando no nos veamos mucho, una compañera de vida buena, un hijo que me dio la vida.. Yo tampoco debería quejarme-suspiró y se quedó tildado mirando algo.
-¿Pero?-elevé mis cejas.
-Ahora que te veo.. Siento que hay algo que aún nos debemos.. Una charla..-creí que no iba a decirme algo así, nunca lo vi venir- pasó tiempo, pero no me gusta tener cosas pendientes..
-Ya pasó Peter, el pasado es pasado-traté de sonar firme, claramente estaba escapándome de hablar de ese tema.
-La última noche, cuando estaban los fuegos artificiales en la playa.. Cuando empezó un año nuevo me pareció ver algo distintos en tus ojos.. Percibí que querías decirme algo..-Peter me hizo una caricia en la frente, eso hizo que se me acelere un poco la respiración.
-Cosas de adolescentes... Solamente fue un verano intenso, después volví a mi realidad y fui descubriendo mis pasiones, si hubiera tenido la charla que pretendes que tengamos ahora tal vez todo hubiese sido distinto, pero la realidad es esta, ambos tenemos vidas llenas de cosas buenas, ¿para que remover el pasado?-lo miré a los ojos, después aparté mi mirada, me puse de pie para irme pero Peter hizo lo mismo, me tomó del brazo y sentí una especie de carga eléctrica.
-Porque ya te lo dije, odio tener cosas pendientes-me lo repitió sin soltarme.
-Tal vez.. Tal vez este no es el momento de hablar de eso, menos acá, rodeados de todos..-la voz se me quebró.
-Entonces vamos-tiró de mi brazo, lo fui siguiendo sin saber porque estaba haciendo eso, ¿nuestro guía? La luz de la luna.
Una vez en la orilla del mar metí mis pies en el agua.
-Parece caliente-volteé para mirarlo a Peter, no lo veía completamente bien, pero algo sí.
Él me hizo una caricia en el pelo, después en mi cara, eso hizo que se me erizara la piel, el cuerpo definitivamente tiene memoria.
-Lali.. ¿Vos te enamoraste de mi? En el pasado..-se apresuró a decir eso último.
Mi respiración se acelero, no sabía con que palabras responder.
-Yo... Tal vez tuve un pequeño enamoramiento de verano..-terminé aceptándolo.
-Y no me lo dijiste porque iba a volver a Estados Unidos, ¿cierto?-elevó sus cejas, suspiré, terminé asintiendo con la cabeza.
-Nada hubiese cambiado...-me alejé un poco porque estábamos demasiado cerca.
-Yo... Yo también tuve un enamoramiento de verano-sus palabras me tomaron por sorpresa, ¿qué?
-Ya Peter, dejemos de remover el pasado-traté de cambiar de tema.
-Solo... Solo sentí que tenías que saberlo.. Ahora estamos liberados de cosas pendientes, ¿no?-me miró acercándose a mi nuevamente.
-Sí.. Listo, acabamos de enterrar a los adolescentes que éramos-suspiré-¿volvemos?
-Yo no lo enterré.. El adolescente que fui todavía vive en mi..-agregó Peter mirándome a los ojos, eso me puso aún más nerviosa.
-Solo.. Solo volvamos a dormir-le hice señas con la mano, de mala gana él me siguió y volvimos a la casa, una vez de nuevo en la cama no pude calmar a mi corazón.
Peter Lanzani me había confesado que le había pasado lo mismo que a mi hace años atrás.
A veces las cosas simplemente no tienen que ser, el destino nos dio una cachetada, nos alejó, ¿por algo es, no?

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