"¿Tu nombre es Chuuya, cierto? el mío es..."

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Para la suerte de todos los preocupados, Albatross estaba cerca del edificio del apartamento cuando recibió la llamada de Lippmann.

Decidió que no era buena idea ir por Chuuya en su motocicleta debido al estado del menor, por lo que la dejó aparcada en estacionamiento del edificio para así tomar un taxi hasta The Flags.

Se encontró al pelirrojo junto a Lippmann sentado en un sofá en la habitación exclusiva para empleados. Chuuya estaba terriblemente callado y con una taza entre sus manos de lo que parecía ser una infusión de hierbas.

—¿Vamos, cariño? —preguntó Albatross extendiendo una mano hacia el pelirrojo.

Chuuya asintió, y Lippmann le quitó la taza de las manos. En silencio el pelirrojo hizo una pequeña reverencia a su jefe, y este último le regaló una sonrisa despreocupada.

Chuuya tomó la mano de Albatross y se incorporó de su asiento.

—Recuerda que mañana es domingo, Chuuya-kun. Si quieres tómalo como un descanso ¿Está bien?

Chuuya asintió.

Lippmann sonrió y prosiguió a enviarle una mirada aguda al motociclista.

—Y tú no hagas nada que vaya a molestar a Chuuya-kun.

—¡¡Lippmann-san!! ¡¿Por qué dices esas cosas tan hirientes?! ¡¡Nunca molestaría a nuestro pastelito!!





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—Puedes decirme —habló finalmente Chuuya.

Sonaba tan decidido que no le dio a Albatross la opción de hacerse el desentendido. Él sabía perfectamente a qué se refería Chuuya.

Aún no sabía qué es lo que había ocurrido después de que se marchó de The Flags como para que un ataque de pánico se desatara en Chuuya. Pero lo más importante era qué había hecho que Chuuya cambiara de opinión en cuanto a saber el significado del estado de su hilo.

Albatross levantó la mirada después de poner los platos con comida sobre la mesa.

No hizo preguntas, y tampoco hizo alguna broma como generalmente lo haría. Simplemente soltó un suspiro.

—Primero almorzaremos. Necesitas comer algo sólido.

Y así fue cómo ambos comenzaron a comer en silencio.

En algún momento Albatross quiso comer con más lentitud en un esfuerzo por aplazar la conversación cada vez más. Sin embargo, supo que era inminente cuando escuchó la voz de Chuuya nuevamente.

—Conocí a mi alma gemela.

Bien, entonces eso había sido todo.

Inesperadamente para Albatross, resultó que Chuuya se había convertido en alguien muy querido para él (Aunque realmente dudaba que alguien no se encariñara con el pelirrojo). Era cuatro años mayor que él, y debido a lo tarde que había ingresado a la universidad, Albatross había tenido la suerte de conocer a Chuuya a pesar de su diferencia de edad.

Ambos tenían ciertas similitudes en sus gustos, partiendo por la literatura. Chuuya era alguien inteligente, interesante, pero sobre todo, era una de las personas mas nobles que Albatross había conocido en su vida.

Tal vez fuese por la diferencia de años (aunque no consideraba que fuese demasiado), o porque Albatross legítimamente creía que Chuuya era demasiado bueno para este mundo, que de un día para otro se vio a sí mismo con la necesidad de sobreproteger a su pequeño amigo.

Red Connection • Soukoku • FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora